Tangata Manu, el hombre pájaro
La elección del Tangata Manu u Hombre-Pájaro Rapa Nui se realizaba mediante una competencia extrema entre Orongo y Motu Nui. Descubre la leyenda.
INDICE
- El culto al manutara
- Manutara, el pájaro de la suerte
- El camino del Ao, de Mataveri a Orongo
- La aldea ceremonial de Orongo
- Los tres motu o islotes
- La carrera por el huevo sagrado
- ¡Afeita tu cabeza, ya tienes el huevo!
- El ritual del Tangata Manu
- El aislamiento del vencedor
- Declive y últimas competencias
- El recuerdo del hombre pájaro aún vive
El culto al manutara
La importancia que tienen los pájaros en la cultura rapanui se manifiesta a través de las numerosas alusiones a las aves que se encuentran en grabados, pinturas, esculturas y leyendas a lo largo de su historia.Esta gran relevancia tiene sentido por la insólita ubicación de Rapa Nui, una isla remota y aislada en la que no existían grandes mamíferos ni reptiles, y en la que las aves eran los únicos seres vivos cercanos a los humanos, que suministraban además una interesante fuente de proteínas en forma de carne y huevos.
Más información sobre la fauna de Isla de PascuaNo es extraño por tanto, que surgiera un culto religioso en torno a los pájaros. Existía la creencia de que las aves tenían una relación mística con los dioses, y especialmente, las aves marinas que unían la tierra, el mar y el cielo.
Manutara, el pájaro de la suerte
No se conoce exactamente cómo surgió el culto al manutara y la competencia del hombre pájaro. Esta creencia giraba en torno al manutara, que podría traducirse como el “pájaro de la suerte” y que se ha identificado con el gaviotín apizarrado (Sterna fuscata) , un ave marina migratoria que llegaba a la isla cada primavera para poner sus huevos. Actualmente ya no es posible ver el gaviotín, porque no anida en la isla desde hace años.En algún momento de la historia, que algunos estudios sitúan a principios del siglo XVIII, se abandona el culto a unos ancestros divinizados, representados por los moai, debido a una pérdida de prestigio del antiguo orden político y religioso.
Una excelente muestra de esta transición entre las antiguas y nuevas creencias es el moai Hoa Hakananaia. En la espalda del antiguo ídolo se observan relieves que expresan el nuevo culto del hombre pájaro.
Paulatinamente las antiguas creencias se sustituyen por nuevos ritos relacionados con la fertilidad y vinculados a una única divinidad, el dios creador Make Make.
En un principio, la celebración de la competencia del hombre pájaro tuvo un carácter religioso en honor a Make Make. Según la tradición, el dios creador había traído los pájaros marinos desde Motu Motiro Hiva (el actual islote Sala y Gómez) a la isla, donde anidan durante los meses de primavera y verano.
Más tarde, debido al ascenso de los nuevos clanes dirigidos por los matato’a o líderes guerreros, la ceremonia fue tomando un perfil más político, convirtiéndose en un sistema que permitía a la clase guerrera justificar su poder.
Ahora, los líderes serían elegidos entre los ganadores de una competición anual, y no por motivos hereditarios o bélicos, lo que era más justo para todas las partes. Con el nuevo método se alternaba el liderazgo entre los diferentes grupos, en base a una carrera ritual por un huevo. El ganador de esta original prueba era consagrado como el hombre pájaro o tangata manu, convirtiéndose en el representante de Make Make en la tierra durante un año, tiempo durante el cual su grupo recibía privilegios especiales.
El camino del Ao, de Mataveri a Orongo
El ritual comenzaba en la aldea de Mataveri, a los pies del volcán Rano Kau. Allí residían, en grandes casas-bote comunales, los jefes de los clanes más importantes acompañados de sus familias. Durante los meses que pasaban allí, se organizaban celebraciones con festines y danzas, durante los cuales, según cuenta la tradición, se sacrificaban varias víctimas de los clanes rivales para luego ser devoradas. Parece que la cercana cueva de Ana Kai Tangata pudo ser uno de los escenarios elegidos para estas terribles prácticas.Lee más sobre Ana Kai TangataLlegado el momento, los grupos más poderosos liderados por los matato’a, aspirantes al título de hombre pájaro, se organizaban para participar en la competencia. Unos sacerdotes, llamados “ivi atua”, profetizaban quien sería el elegido y se designaban a los hopu manu o jóvenes servidores de los líderes, quienes competirían en representación de su clan.
A primeros de Julio, todos los participantes, únicamente masculinos, ascendían por la ladera del volcán Rano Kau hasta la aldea de Orongo, por un sendero conocido como Te Ara o Te Ao, o “el camino del Ao”.
Posiblemente el nombre proceda del Ao, un tipo de cetro o bastón de mando que se utilizaba en los ritos relacionados con el manutara. El Ao tiene la forma de un remo de unos dos metros de longitud con una pala en cada extremo. Algunos eran adornados con pinturas de caras esquemáticas, cuyo diseño también se ha encontrado en las losas interiores de las casas de Orongo.
Por extensión, parece que también se denominaba por ese nombre a los miembros dominantes que tenían el privilegio de participar.
La aldea ceremonial de Orongo
El antiguo culto a los ancestros, que tenía lugar en los centros religiosos de cada familia, se desplaza ahora a un nuevo centro de competencia anual por el poder instalado en la aldea ceremonial de Orongo.Aquí vivían temporalmente los contendientes, en una serie de 54 casas de piedra laja construidas en el impresionante borde del cráter del Rano Kau.
Lee más sobre la aldea ceremonial de OrongoEn el extremo suroeste de la aldea existe aún un conjunto de casas, llamado Mata Ngarau utilizado por los sabios maorí rongonrongo que recitaban las tablillas y cantaban durante todo el día invocando a Make Make.
Los tres motu o islotes
Desde este lugar se tiene la mejor vista de los islotes donde se realizaba la etapa fundamental de la competencia: la búsqueda del huevo del manutara.A unos mil metros de la base del acantilado, se observan los tres islotes Motu Kao Kao (“islote agudo”) , Motu Iti (“islote pequeño”) y Motu Nui (“islote grande”). Aquí llegaban a anidar cada primavera una gran variedad de aves marinas, de las cuales sólo algunas se pueden observar en la actualidad. Entre las más importantes destaca el pájaro fragata (makohe), que puede ser visto planeando en solitario y cuya cabeza y pico se asemeja más a los relieves del tangata manu que el propio manutara o gaviotín en el que se basaba el rito.
La carrera por el huevo sagrado
Los hopu manu, verdaderos participantes de la prueba, permanecían en Orongo con sus jefes y demás asistentes hasta que llegaba la visita del Ariki Henua o gobernante supremo, que les daba la orden de salida.Entonces, los hopu manu descendían por un acantilado casi vertical de 300 metros hasta llegar a la orilla. Los que llegaban aquí sanos y salvos, nadaban hasta Motu Nui, el islote más grande y lejano, con ayuda de una pora o flotador realizado con fibras de totora. El trayecto de más de un kilómetro se realizaba en un mar agitado por fuertes corrientes y concurrido por tiburones.
Una vez superado el primer tramo de la carrera, los contendientes debían esperar durante varios días o incluso semanas la llegada de los pájaros, que solía ocurrir a primeros de Septiembre.
En Motu Nui se han encontrado grabados y pinturas en ocho de las más de veinte cavernas que los jóvenes utilizaron para refugiarse, entre las que destaca un imponente rostro de Make Make pintado de rojo.
Lee más sobre las cuevas de Isla de PascuaAlgunas cuevas fueron acondicionadas como sepulturas y en otra se halló un pequeño moai de basalto que marcaba la división de la isla por el centro, y que ahora se expone en el Museo Pitt Rivers de Oxford.
Después de una tensa espera, en la que tenían lugar fricciones y escaramuzas por robar los víveres de los rivales, los pájaros llegaban al islote entre sonoros graznidos para anidar.
¡Afeita tu cabeza, ya tienes el huevo!
Cuando un hopu manu tenía la suerte de conseguir el primer huevo del manutara, se dirigía a un extremo de Motu Nui donde se encuentra un peñón llamado Puku Rangi Manu. Desde allí, el poseedor del huevo anunciaba su éxito gritando con fuerza el nombre de su líder y la expresión “Ka varu te puoko” que significa “afeita tu cabeza”.El emocionante y esperado grito era escuchado por un vigilante que se disponía en una cueva situada en la parte inferior de la pared del acantilado, conocida como “Haka hongo manu” o “el escuchar de los pájaros”.
El ganador, ponía el huevo sagrado en una banda que amarraba a su frente y se lanzaba al mar para nadar de vuelta a Orongo. Todavía tenía que esforzarse para presentar el huevo intacto, librarse de los embistes de olas contra las rocas y evitar despeñarse durante su ascenso. En ocasiones, casi todos los competidores morían durante la prueba.
El ritual del Tangata Manu
Cuando el hopu manu llegaba por fin a Orongo, entregaba el huevo a su líder convirtiéndose así en el elegido por Make Make para ser el tangata manu de esa temporada, hasta la siguiente primavera. A modo de “fumata blanca” se anunciaba el nombramiento encendiéndose una hoguera en el borde opuesto del volcán.El receptor de ese poder místico o mana, era ungido con los símbolos de su nuevo status. Debía afeitarse completamente la cabeza, se ponía una peluca de cabello humano y era pintado con los colores rituales, blanco y rojo. Recibía el Ao, símbolo del poder, y finalmente iniciaba la procesión por el camino del Ao, bajando a Mataveri para continuar su marcha triunfal por buena parte de la isla.
No se sabe con certeza pero parece que, como recuerdo de cada investidura del hombre pájaro, se tallaba un relieve de una figura con cuerpo de humano y cabeza de pájaro en las rocas de Orongo y especialmente en las cercanías de las casas de Mata Ngarau.
Podría ser un gesto de agradecimiento a Make Make por otorgarles su protección y concederles su fortuna, tal como se sigue haciendo actualmente por parte de los fieles que reciben los dones solicitados a sus santos. Se han contado más de 100 petroglifos del tangata manu esculpidos en las rocas y según esa interpretación indicarían el número de ganadores de la competencia.
El aislamiento del vencedor
Aunque no se conocen los detalles exactos de los rituales, la tradición cuenta que el tangata manu era considerado “tapu” o tabú, es decir, persona sagrada durante un año, y nadie podía acercarse o tocarle, ni siquiera su mujer o sus hijos. Por ese motivo era recluido por al menos seis meses, en Anakena o más frecuentemente en la falda del volcán Rano Raraku dependiendo del clan al que perteneciese.Se alojaba en una casa preparada para él, donde se colgaba el huevo vaciado y seco, que compartía únicamente con un ivi atua. un tipo de sacerdote dedicado exclusivamente a su servicio. El elegido no se bañaba y se pasaba el día durmiendo durante un encierro bastante monótono que era interrumpido únicamente por las ofrendas de comida que recibía.
Transcurrido el período de un año, el tangata manu dejaba de serlo y regresaba a su vida normal, aunque ya le acompañaría para siempre el respeto y la consideración de los demás.
El hopu manu también se retiraba de la vida social aunque podía residir en su propia casa, donde se le suministraba comida que tenía prohibido tocar con la mano que había recogido el huevo sagrado.
A primera vista, parece que el premio para los ganadores no era muy envidiable, pero lo importante era que el poder otorgado aseguraba los privilegios de su grupo y el control de la producción de alimentos.
Declive y últimas competencias
A pesar de que el sistema creado para repartir el poder representaba una buena solución política, con el tiempo fracasó ya que el clan vencedor no quería perder los privilegios alcanzados. Para evitarlo, no permitía participar en la competencia a los otros grupos de los clanes rivales, con lo que se mantenían en el poder durante muchos años.Lógicamente, esto desencadenó muchos conflictos tribales reflejados en la tradición oral a través de terroríficas leyendas, en las que no faltan referencias al canibalismo.
En ese contexto, el culto del tangata manu degeneró con los años, introduciendo cambios como el hecho de tener más de un hombre pájaro por temporada y otras novedades dispuestas a favorecer al clan gobernante. Así fue evolucionando hasta la llegada de los primeros misioneros que consideraron esta práctica contraria a la fe cristiana y terminaron prohibiéndola.
No existen datos exactos de cuántos años duró este rito. Si se toma por buena la hipótesis de que los relieves de Orongo representan a los ganadores de cada año, se podría estimar que comenzó a mediados del siglo XVIII.
También se conservan algunos nombres de esos ganadores, recogidos por la investigadora Katherine Roultedge durante su estancia en la isla, que habrían dado su nombre al año de su “reinado”.
El último tangata manu registrado se llamaba Rokunga, quien habría sido el ganador en el año 1866 o 1867. Con él termina definitivamente la época antigua, cuando las influencias externas ya habían provocado un tremendo impacto en la población, el orden social y la cultura.
El recuerdo del hombre pájaro aún vive
A pesar del largo tiempo transcurrido desde la elección del último tangata manu, el espíritu del hombre pájaro aún sigue muy presente en Isla de Pascua. El recuerdo de esta original ceremonia se puede sentir durante la caminata de ascenso hasta el volcán Rano Kau por el sendero Te Ara o Te Ao, visitando la impresionante aldea de Orongo o cuando se realiza un paseo en barca hasta los motu.Pero la mejor ocasión para revivir la emoción que sentían los participantes de esta competencia extrema, es durante la Tapati Rapa Nui, que se celebra la primera quincena de Febrero. Varias de las pruebas culturales y deportivas que se realizan durante el festival más importante de la isla, están inspiradas en la fortaleza y valentía de los antiguos hopu manu.
Más información del Festival Tapati Rapa NuiEn Noviembre, también se puede apreciar un reflejo de la antigua ceremonia ancestral. Se trata del Koro Nui Tupuna, un torneo en el que los estudiantes de los colegios pascuenses han de mostrar su destreza en diversas pruebas físicas y culturales.
Así mismo, la imagen icónica que representa al tangata manu y el manutara impregna muchas de los recuerdos y souvenirs que se pueden conseguir en Isla de Pascua. Desde preciosas joyas en forma de anillos, colgantes o pendientes hasta pareos, polos o camisas. Incluso la marca chilena de vinos Manutara se ha inspirado en el antiguo ritual para nombrar y diseñar las botellas de sus diferentes variedades.
Por último la figura del hombre pájaro volvió a cobrar vida en la película Rapa Nui producida por Kevin Kostner en 1994, donde en la mejor escena del film, se narra de forma trepidante lo que pudo haber sido esta arriesgada competición.
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