LOS POETAS ROMÁNTICOS ESPAÑOLES
Quienes escriben poemas sin haber leído un solo verso
de Espronceda o de los poetas de romanticismos, pioneros en el arte del
expresar sentimientos y emociones lo
tienen muy crudo. Un ejemplo de perfección lírica en el componer y en el decir
lo que el alma siente es el sublime y mayestático «Canto a Teresa».
Aprovechando el rescoldo que me ha dejado el artículo
de César Rubio Aracil titulado: «El romanticismo de hoy» de 3 de agosto 2005,
publicado en Mundo Cultural Hispano,
siempre tan polémico con sus reflexivas opiniones llevadas al campo de la
realidad contemporánea, me pongo «al loro» y he de atrochar por lo de
romanticismo como liberalismo, que lo expone muy acertadamente cuando escribe:
«De considerar las principales características que mal definen el romanticismo
como: predominio del individualismo, del sentimiento y la pasión; del idealismo
y del amor a la libertad sobre la razón y las normas, ¿dónde están los
románticos de hoy?».
Efectivamente,
la definición de Romanticismo literario no significaba enamoramiento cuando
nació en el primer tercio del siglo XIX, sino revolución, cambio, liberalismo y
nacionalismo de lo propio. Ramón Sijé, lo sitúa en España en 1833, cuando salió
Hernani, la obra de Víctor Hugo, con
inauditas libertades artísticas, más el famoso prefacio para Cromwell tomado como manifiesto inicial
del romanticismo, o "El moro expósito" de Alcalá Galiano. El oriolano
Ramón Sijé era uno de los que estaba en contra del romanticismo, y lo expuso en
su crudo y áspero libro/ensayo La
decadencia de la flauta y reinado de los fantasmas, escrito en 1935 para el
Premio Nacional de Literatura, aunque no se publicó hasta 1973, gracias al
Instituto de Estudios Alicantinos (hoy Instituto de Cultura Juan Gil-Albert), uno
de los libros más difíciles de leer de los
que he tenido entre mis manos. Ramón Sijé era muy cercano a los jesuitas
de Orihuela, amigo también del profesor Jesús Manuel Alda Tesán y capuchino de Fray Buenaventura de
Puzol (mártir de la guerra civil), según Alonso Cecilio, Sijé era falangista
joseantoniano, porque también José Antonio que, por cierto lo fusilaron en
Alicante en el 20 de noviembre de 1936, estaba en contra del romanticismo como
entelequia de la libertad individual, porque había sido fuente o despertar de
revoluciones, caída de la monarquía de Isabel II, y se culpaba de las
reivindicación del nacionalismo separatista vasco de Sabino Arana, y también
del separatismo catalán, ya expuesta por Ortega y Gasset, que es una de las
consecuencias de las ideas liberales del romanticismo del S. XIX, y,
evidentemente, en contra del desmoronamiento de la Unidad de España.
Evidentemente, hablamos de otros tiempos, en un contexto histórico que no
prosperó por la intransigencia de todos los políticos de la II República.
El romanticismo no tiene reglas, de aquí surge la
polémica contra el clasicismo que define un sistema de orden, exactitud,
reglas, es decir, inmutable. El éxito del romanticismo sueña «con la
perfectibilidad del hombre y su espiritualidad». En las artes interesa el genio
individual. Nacen los pronunciamientos, las barricadas, la exaltación de lo
nacional (desemboca en la idea de nacionalismo o recuperar la memoria nacional)
y de lo tradicional y lo revolucionario. La triple embriaguez romántica: el
amor, la libertad y la patria. Reaparecen los temas medievales, heroicos,
leyendas con milagros de José Zorrilla Un
testigo de Bronce, los temas luctuosos y espirituales Don Juan Tenorio, el gusto el gótico, las cruzadas, lo que Mariano
José de Larra intenta en sus Artículos de
costumbres es la regeneración nacional. Espronceda ama a Teresa Mancha
Arrayal, casada con Gregorio Bayo y un hijo llamado Ricardito, y esta abandona
al marido e hijos y se marcha con él, regresan indultados a España en 1833. A
la muerte de Teresa con 28 ó 29 años de edad escribe «Canto a Teresa» compuesto
por 44 octavas reales. En un banquete pronunció un discurso satírico en verso,
que hizo hablar a toda la Corte, y fue desterrado a Cuéllar (Segovia), donde
compuso El Estudiante de Salamanca.
Fue una regeneración que sacaría a las bellas artes de su letargo clasicista.
Como también apuntó Guillermo Díaz Plaja en su libro Introducción al estado del romanticismo
español, con el que ganó el Concurso Nacional de Literatura de 1935. El
clasicismo en contraposición del romanticismo, porque aquéllos mostraban una
fuerte resistencia a los cambios y seguía los cánones de la rigidez inmovilista
del Antiguo Régimen, hubo una polémica entre el romanticismo y el clasicismo.
Las ideas de Schlegel fueron difundidas en España por Juan Nicolás Böhl de
Faber, padre de la poetisa que firmaba Fernán Caballero. (Recodemos que Juan
Nicolás Böhl de Faber, fue cónsul alemán de Federico Guillermo III de Prusia en
Cádiz, delegado de la firma comercial Duff Gordon y Cía se casó Francisca
Larrea, gaditana con sangre irlandesa, traductora de Byron y de Mary. Böhl
defendió el clasicismo del romancero y el teatro español, prácticamente
menospreciado en beneficio del teatro francés modernizante, y es famosa su
polémica con el gaditano José Joaquín. de Mora.
Antecedentes
del Romanticismo
El primer movimiento romántico surge después de la Revolución
Francesa de 1789, y en Inglaterra y Alemania tras la Reforma (transformación
que sufre la Iglesia Católica) y surgimiento de protestantes, anglicanos,
hugonotes, luteranos, clavinistas... En España nos aplicaron la Contra Reforma.
Las nuevas ideas del romanticismo nos llegaron desde Francia, por diversos
caminos: los viajeros románticos, los exiliados fernandistas, libros y noticias
que se filtraban sobre lo que pasaba fuera. Y las traducciones al castellano de
obras románticas importantes que realizó la generación anterior. Se tradujeron
las obras importantes de Rousseau, Chateaubriand, Víctor Hugo, Voltaire, Dumas,
Sand entre otros franceses; Young, Ossian, Richardson, Lord Byron y Scoutt entre
los ingleses; y entre los alemanes, Böhl de Faber difundió las ideas románticas
de Schlegel sobre el teatro. Se tradujo a Goethe (Werther, Fausto), a Schiller,
Hoffmann; Cooper e Washintong Irving entre los norteamericanos autor de Cuentos de la Alhambra. Carolina
Coronado
nació en Almendralejo (como Espronceda) el 12 de diciembre de 1820. Es
considerada como la equivalente extremeña de otras autoras románticas de la
época, como Rosalía de Castro. Llegó a ser calificada con el título
de Bécquer femenino.
Lad ideas de Schlegel fueron difundidas en España por
el alemán Böhl de Faber, el colector de la Floresta
de rimas antiguas españolas (1822-25). En el primer periodo constitucional
se declaró la libertad de imprenta en Cádiz.
Los temas románticos denotan un anhelo de libertad de
expresión, la aversión a la autoridad (liberación del Antiguo Régimen),
libertad de pensamiento, pensamiento psicológico por encima de lo ético de
revolución. Supone un cambio, una rebelión contra el mundo ordenado del
racionalismo: la razón, caminos para renovar el arte, la política, la
educación, la filosofía y la religión de la época.
Uno se puede hacer médico, ingeniero, pintor, pero no
se puede hacer poeta, y, menos aún sin leer a los clásicos como referencia,
esto es lo que muchos tristes poetas modernos pretenden, que sin estudiar la
técnica, la historia de la poesía se meten a remendones de versos de cuarta
fila, recitándole a la luna y a las marchitas margaritas. ¿Entonces para qué
sirvió tanto riesgo en el absolutismo, tanto peligro en las dictaduras, tanto
sortear a la censura franquista?, y ahora que no tenemos obstáculos, nos
ponemos a recitar rosarios, letanías ya machacadas, a rimar versos como si solo
la música importara. Hay poeta que se vuelven locos por buscar una rima cuando
en realidad se deberían volver locos para buscar una asonancia, un versículo,
un adjetivo que concentre y resuma el sentir del poema, un adjetivo que te
puede tardar años en llegarte. Horacio consagrada a la teoría literaria, la
"Epistula ad Pisones", Donde nos dice que cada verso es una
arquitectura independiente del poema.
Como dice Diccionario Abreviado de Seco: «Corriente
literaria, cultural e ideológica de la primera mitad del s. XIX, caracterizada
por su oposición al clasicismo y por su exaltación del sentimiento y la
libertada», pero es algo más, además de estilo literario lo es también
político. El romanticismo no tiene reglas, de aquí surge la polémica contra del
clasicismo que define un sistema de orden, exactitud, reglas, es decir,
inmutable, la academia. El éxito del romanticismo es que sueña «con la
perfectibilidad del hombre y su espiritualidad». En las artes interesa el genio
individual. Nacen los pronunciamiento, las barricadas, la exaltación de lo
nacional (desemboca en la idea de nacionalismo o recuperar la memoria nacional)
y de lo tradicional y lo revolucionario. Acaban en la Revolución de 1869 y la
salida de Isabel II, y proclaman la I República. Con el romanticismo reaparecen
los temas medievales, heroicos, leyendas de Zorrilla y los milagros, los temas
luctuosos, el gusto el gótico, las cruzadas, lo que Marinao José Larra,
"Fígaro", autor de "Cánticas", lo que intenta en sus
Artículos de Costumbres es la regeneración nacionala través de una crítica
directa a los puntos flacos de la sociedad, siedo el Romanticismo una
regeneración que sacaría a las bellas artes de su letargo inmovilista.
El
Romanticismos español
Nuestro romanticismo comienza tras la muerte del Rey
Fernando VII, el Deseado o el Rey Felón el
29 de septiembre de 1833, con tumultuosa la regencia de su esposa María
Cristina de Borbón-Dos Sicilias que, obligada, abre un periodo de resurgimiento
de la libertad creadora y la libertad de expresión o como nos expone Vicente
Ramos en su libro Literatura Alicantina:
«El Romanticismo, más que himno a la libertad y sin dejar de serlo, implicó una
total y renacida concepción humana y estética, basada en el mundo del
sentimiento, en la legendaria y casi mística atracción del Medievo, en el
libérrimo despliegue de la fantasía creadora...».
Unos años anteriores a la muerte de Fernando VII
empiezan a regresan los exiliados, intelectuales, escritores y poetas e
importan este movimiento desde Francia e Inglaterra. Regresan importante
personajes como Mariano José de Larra, José de Espronceda, Martínez de la Rosa. Las
nuevas tendencias se materializan en su "Blanca Flor" (1828) de
Gallardo, en "El moro expósito" de Antonio Alcalá Galiano, el drama
de Macías de Larra, "Don Álvaro
o la fuerza del sino" en verso del Duque de Rivas en 1835. Los temas
románticos denotan un anhelo libertad de expresión, la aversión a la autoridad
(liberación del Antiguo Régimen), libertad de pensamiento, pensamiento psicológico
por encima de lo ético de revolución. Supone un cambio, una rebelión contra el
mundo ordenado del racionalismo: la razón, caminos para renovar el arte, la
política, la educación, la filosofía y la religión de la época.
Una revista muy del romanticismo fue "El
Artista" (1835-36) son sesenta y cinco números, colaboraron unos setenta
escritores. La contribución de Ochoa fue la más extensa. El segundo en el orden
de importancia fue Pedro de Madrazo. Por lo que se refiere a la parte ilustrada
de la revista, el principal colaborador fue Federico de Madrazo. Entre los
colaboradores más ocasionales merecen destacarse Cecilia Böhl de Faber, Bretón
de los Herreros, Patricio de Escosura, Bartolomé José Gallardo, Juan Nicasio
Gallego, García de Tassara, Alberto Lista, José de Madrazo (padre de los
hermanos Federico y Pedro), Juan María Maury, Nicomedes Pastor Díaz, Roca de
Tagores, Julián Romea y Ventura de la Vega, es decir, muchos de los nombres que
iban a componer la plana mayor del romanticismo español. En El Artista publicó
también Espronceda su Canción del pirata y algunos fragmentos del Pelayo,
además de su famosa sátira El Pastor Clasiquino, y Zorrilla cinco poesías y un
relato en prosa con anterioridad a su “revelación” ante el cadáver de Mariano José
de Larra y Sánchez de Castro (El Gran Fígaro).
A Alicante también llegó el romanticismo, el cual
conocemos al encomiable trabajo de Vicente Ramos, por su libro "Literatura
Alicantina" (Alfaguara, 1966) que ganó el premio Azorín en 1965. Gracias a
la creación del Liceo Artístico y Literario de Alicante inaugurado la noche del
8 de agosto de 1839: «pues bien podemos afirmar que no hay literatura
alicantina propiamente dicha hasta al apertura de aquel centro». Si primer
presidente fue el Sr. Barón de Petrés. Nos habla Vicente Ramos de la generación
del 1850. Guillermo Carnero, poeta considerado de Los Novísimo, es catedrático
de Filología española en la Universidad de Alicante, y es además un gran
especialista en el romanticismo español, autor entre otros libros de "Los
orígenes del romanticismo reaccionario español: El matrimonio Böhl de
Faber".
Retomando el artículo de César Rubio Aracil, escribe:
«A lo que hoy aspiran numerosos poetastros y escritores de cuarta fila, no es,
al avance literario en función del divorcio de las letras con el academicismo
que no conocen y que sí entendieron los románticos, ansiosos de liberalidad y
del idealismo e individualidad que necesitaban para sentirse personas».
Indudablemente los poetas de hoy en día entienden el romanticismo en su
acepción errónea de enamoramiento, luna de miel poética y amores eróticos, y no
entienden la verdadera razón de la poesía romántica como libertad del
individuo, riesgo y provocación, porque no leen a los maestros, no se enteran
de la historia de la poesía, no saben que son las Vanguardias, el Ultraísmos,
la poesía de la experiencia y se ponen a rimar lo primero que les viene a la
cabeza. Siguen con los clásicos sonetos, siguen sin escuchar a nadie que les
plante cara, que no le aplaude y que les dice la verdad de su poesía.
Uno se puede hacerse médico, ingeniero, pintor, pero
no se puede hacer poeta, y, menos aún sin leer a los románticos como referente
diferencial, esto es lo que muchos tristes y lacios poetas modernos pretenden,
que sin estudiar la técnica, la historia de la poesía se meten a remendones de
versos de cuarta fila, recitándole a la luna lunera y a las marchitas
margaritas... ¿Entonces para qué sirvió tanto riesgo contra el absolutismo
fernandino, tanto peligro en los pronunciamientos, en las dictaduras, tanto
sortear a la censura franquista, las barricadas...?, y ahora que no tenemos
obstáculos de pensamiento, nos ponemos a recitar rosarios, letanías ya
machacadas de la luna lunera, a rimar versos como si sólo la música importara.
Hay poeta que se vuelven locos por buscar una rima cuando en realidad se
deberían volver locos para buscar una asonancia, un versículo, un adjetivo que
concentre y resuma el sentir del poema, un adjetivo que te puede tardar años en
llegarte. El poeta latino Horacio consagrado a la teoría literaria, es en la Epistula ad Pisones (Epístola a los
Pisones), donde nos dice que cada verso es una arquitectura independiente del
poema. Y se pueden tardar años en dar por acabado un poema, pero claro hablo de
poema no de letrillas para canciones.
No puedo olvidarme del título de mi artículo, sin
recordar a los poetas románticos españoles: Juan María Maury, Bartolomé José
Gallardo, Francisco Martínez de la Rosa, Ángel de Saavedra o Duque de Rivas,
Mariano José de Larra, José de Espronceda, Patricio de la Escosura, Nicomedes
Pastor Díaz, Pedro de Madrazo, Salvador Bermúdez de Castro, Jacinto de Salas y
Quiroga, Luis de Usoz y Río, Eugenio de Ochoa, José Zorrilla, Juan Eugenio
Hartzenbush, Enrique Gil y Carrasco, Juan Arolas, Ventura de la Vega y Tomás
Aquiló, Carolina Coronado, Fernán Caballero, Rosalía de Castro, Gustavo Adolfo
Bécquer. Quedan otros poetas, que son autores de apenas uno o dos poemas.
Por ello, los que se mienten a poetas sin haber leído
un sólo poema de estos pioneros del Romanticismo español lo tienen muy crudo.
Ramón
Fernández Palmeral
Este artículo tiene © del autor.
Publicado en la revista Mundo Cultural Hispano
54693 /2003
Texto no inétito y publicado en su libro:
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