El soberbio y engreido escritor vasco Miguel de Unamuno respondió de esta forma a una invitación de un recital en Yecla (Murcia).
A lo largo de los años he ido obervando a los prepotentes y a aquellos escritores o poetas que se creen en la cumbre de su famia, y rechazan contestar a cartas o mensajes de otras persona comunes, con excusan de que tienen mucho trabajo; sin embargo, todo depende..., depende de quienes les inviten, de cuanto les paguen o de donde proceda la invitación. Si a Unamuno le hubiera concedido el Premio Nobel, ho hubiera dicho tales sandeces al Rey sueco. (Ramón Palmeral)
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La carta que hoy doy a la luz está fechada en Salamanca el 21 de septiembre de 1935, casi un año antes de la muerte de Unamuno. Su destinatario es Antonio Azorín Polo (125), natural de Yecla y hombre destacado de la cultura local. La carta de Unamuno responde a una invitación del Sr. Polo para que el rector salmantino visite Yecla como mantenedor de los Juegos Florales a celebrar en octubre de 1935. La importancia de esta carta es mínima si excluimos el valor que puede tener como documento inédito. No obstante, para nuestro trabajo interesa por, una de sus afirmaciones: el rechazo de los Juegos Florales. Dentro del apartado de los viajes, Unamuno recorre España llevado por conferencias, discursos, etc. Uno de los motivos de sus desplazamientos es el de servir de mantenedor de los Juegos Florales (126). Pues bien, en esta carta Unamuno critica dichos juegos, lo que resulta poco sorprendente. [94]
Procedamos a transcribir la carta.
Sr. D. Antonio Azorín Polo
Yecla Yo no tengo la culpa, señor mío, de que usted haya tenido que volver a escribirme por no haberle contestado a su primera. Es el caso que siempre fui adverso a eso de los Juegos Florales o certámenes literarios y más organizados por comisiones de festejos. Es cierto que tomé parte -alguna vez ruidosa- en alguno de ellos pero tomándolos de pretexto para manifestaciones que poco o nada tenían que ver con la poesía ni con el arte. Que creo que nada ganan con semejantes certámenes ni en ellos se revelan poetas. La última vez que me llevaron a uno de esos espectáculos fue en Albacete (127). Me resistí pero tales presiones ejercieron sobre mí que me ablandé y rendí, pero fui tan amargado que estallé contra la fiesta y me propuse no volver a recaer. He leído los temas y me creo en el deber de decirle que nada de eso tiene que ver con la literatura y el arte, que no se cría así en estufas. Es triste cosa, créame, que la juventud que siente vocación a la literatura, la poesía y el arte se entretenga en esas diversiones que están bien para una tertulia casera, con asistencia de muchachas, algunas de las cuales pueden ir para recitadoras. Oficio peor que el de Miss. Dirá usted que soy puro. Perdóneme pero en su primera carta adiviné un modo de conceptuar y sentir la competencia entre jóvenes aficionados que me alarmó. Bien, muy bien está cultivar la poesía y el arte pero es peligroso para su más alto empleo rebajarlos a festejo. De todos modos le quedo agradecido a haberse acordado de mí, pero -se lo repito- mi estado de ánimo me impide distraerme en eso. Serán acaso los años... Y cuente con la consideración de
Miguel de Unamuno
Salamanca 21-IX-35 [95]Los libros de viajes de Miguel de Unamuno © Ramón F. Llorens García. Rn la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes de Alicante |