PASIÓN DE AMANECER
Despunta el día sobre dos sábanas de raso blanqueado y
despierto, carraspeo y froto mis ojos con las dos manos.
Los párpados se abren y buscan el entorno de la alcoba,
donde perciben tu templanza en suavidad de piel tostada.
El instinto y la pasión invaden mis sentidos y
adentran en conquista de unos labios deseados.
Mis ojos sedientos y felinos depositan la mirada
sobre la prominencia de tus cumbres onduladas.
Calores inexistentes abrasan sobre un deseo
que me imbuye en placer que nutre y volatiza.
Mis pupilas encandilan, chispean y contemplan
tus delicias en pre-degustación de enamorados.
Te contemplo en ensoñamiento que vuela sobre
mi mente y aterriza en el suspenso del ensueño.
Como partículas de polvo al trasluz: atrapadas
entre rayos de un sol naciente que al despertar
de alba penetran por el hueco de la ventana.
El corazón se me agita y golpea con saña.
La saliva me inunda, atraganta y percibo
soledad en quietud de mujer adormilada.
Mis ojos recorren cada poro de tu cuerpo y
el deseo no amaina, sino acrecienta, martiriza
e inunda hasta el último rincón de mi alma.
Agustín Conchilla