EL CAZADOR DEL ARCO IRIS
Por Ramón Fernández Palmeral
El cazador del arco iris es una de mis obras narrativa de 468 páginas editada en AMAZON en 2015 con elementos poéticos y cierto realismo mágico, es la saga de familia de “Los Simontes”, unos vecinos de Acebumeya (Málaga), la aldea donde suceden cosas extrañas, rodeadas de un mundo mágico y supersticiones, alcanza cotas de un lirismo inusual en estos tiempos de literatura de consumo. Combina curiosas anécdotas con reflexiones filosóficas y análisis subjetivos de un tiempo pasado, donde no existían medios de comunicación como los teléfonos móviles, ni electricidad, ni otras comodidades actuales.
El
narrador es un vecino que ha vuelto a la vida de los sentidos y al recuerdo de
su biografía desde su nacimiento hasta su vejez, poeta de la palabra, pero
también es un historiador ocasional que nos aproxima a los moriscos que
vivieron en Acebumeya y Frigiliana del S. XVI, repasando la Guerra del
Norte de África en el Rif y Melilla, la II República, la dictadura de Franco y
la dura posguerra vivida por un Guardia Civil, el maquis, y la democracia de
las luces en color al final de terribles años en blanco y negro.
Con un estilo ameno y prosa de
fácil lectura, el narrador nos va sorprendiendo continuamente en un mundo
propio donde nada es lo que parece, ni parece lo que es. Dilata al máximo su
capacidad de percepción de la realidad y de la observación llevando a cabo un
análisis de su entorno familiar y mental con una investigación profunda de las
posibilidades del lenguaje y los giros narrativos donde aparecen otros
narradores, lo que da a la obra una segunda perspectiva.
SINOPSIS DE LA OBRAS
Un guardia civil despierta de la muerte y recuerda a través de varios narradores su vida. Había nacido en 1920 y falleció en 2004, a los 84 años. Utilizando el recurso de la leyenda del arco iris, por cuyas bases de luz se podía ir o regresar de los cielos, y a su vez del otro mundo. El guardia civil José Ramón Fernández ha regresado y despertado del más allá, y con ayuda de 4 ó 5 narradores, el destinatario de la narración (el narratario) es su hijo Ramoberto que recibe el mensaje de esta obra narrativa, más que biografía o novela de ficción, y es quien escribe lo que le cuentan los diversos narradores.
Se inicia la narración cuando el guardia civil despierta en su aldea de nacimiento en Acebumeya (Málaga) en 2015, aldea de ficción que al modo de Yoknapatawapha de Faulkner o la Región de Juan Benet, se utiliza como lugar mítico narrativo, para evitar implicar a los vecinos reales de su verdadera aldea. La aldea de Acebumeya fue desalojada por la Guardia Civil en tiempo de maquis en 1948, luego regresaron algunos vecinos hasta 1965 en que la abandonaron hasta que quedó hecha escombros, y en 2003 vuelta a reconstruir hasta nuestros días, dedicada al turismo rural.
Con apoyos del realismo mágico, la prosa-poética del narrador, investigaciones narrativas novedosas, más las leyendas del lugar, las supersticiones y el mundo de los espíritus que habitan allí se consigue un interés y un suspense, que hace que el lector se interese constantemente por lo que va a suceder en los 90 apartados en que se divide la obra narrativa de 430 páginas.
Con el trasfondo de los miembros de la familia de los Simontes, se consigue una distraída saga por donde aparecen extraños personajes con anécdotas sorprendentes, propias de gentes ingenuas y en, cierto modo, ignorantes. Unos tiempos sin luz, eléctrica, teléfonos y otras comodidades que chocan brutalmente con la mentalidad del lector actual. Los Fernández es que es mezcla de reprobadores castellanos y moriscos andaluces.
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El final se cierra con una revelación sorprendente y la marcha del espíritu, fantasma o como se le quiera llamar del guardia civil, que regresa otra vez al más allá por donde se había colado, por un sector del arco del tiempo y del espacio.
Ramón Fernández Palmeral
Alicante, 17 de octubre de 2015
PRÓLOGO PARA EL CAZADOR DEL ARCO IRIS
No hace falta rescatar del olvido, ni
hacer revivir de los rescoldos y de las cenizas de la selva amazónica a
Macondo, la aldea perdida de Gabriel García Márquez.
Mucho más cerca, donde habita el arco iris, se
encuentra la aldea de Acebumeya que aparece como por arte de magia y con todo
lujo de detalles en el fondo de un profundo valle, al lado de un arroyo, en el
cruce de caminos hacia la ruta de la miel, al Este cardinal de Málaga, Reconstruida
piedra a piedra con los latidos del corazón y los retazos de la memoria de
Ramón Fernández Palmeral.
Generaciones enteras de gentes trabajadoras y
honradas, hombres y mujeres que vivieron en este lugar, irán apareciendo ante
nuestros ojos, tomando forma individual, con sus rostros curtidos, con sus
pasiones y sueños, con sus penas y alegrías, con sus increíbles historias y
destinos de la pluma de Ramón Fernández Palmeral.
Al igual que el coronel
Aureliano Buendía recordó frente al pelotón de fusilamiento toda su vida y la
historia de sus antepasados, como iluminado por un relámpago vertiginoso de una
luz azulada y fantasmagórica que hizo aparecer ante él a su querida aldea
de Macondo, y su memoria quedó arrasada por una desbandada de
metáforas turbulentas, que arrastraron su alma hasta llevarlo a un abismo
insondable de amores imperecederos, y de emociones incontrolables, que le
sumergieron en la noche de los tiempos más aciagos y remotos .
Un siglo después el guardia civil José Ramón
Fernández (que había dio de la Quinta del Biberón), aparece como por hechizo,
como la proyección de un sueño fantástico, que servirá para hacer revivir a su
aldea de Acebumeya, para que de nuevo, ese glorioso tiempo en que sus
antepasados habitaron en ese mágico lugar vuelva a ser recordado por
todos.
Fue en esa época en que la aldea tuvo más de
doscientos vecinos, una escuela, una alberca, un manantial llamado de la Sirena
y muchos bancales, cuando vivió allí la familia de los Simontes, toda una
honorable saga de gente buena, una generación en que los padres inculcaban a
los hijos, el respeto y la obediencia a los mayores, la humildad, el temor de
Dios y el amor a la Naturaleza.
Un tiempo en que los hombres tenían
honor y palabra, en los que tenía más validez un apretón de manos para cerrar
un trato, que la firma de un notario y en el que la honra y la fama de las
personas era más importante que la todas las riquezas juntas.
En esta fascinante historia creada por Ramón Fernández Palmeral,
aparecen personajes inolvidables que no nos dejarán indiferentes, anécdotas
entrañables, reflexiones sobre la vida. En definitiva un magistral retrato de
una saga familiar, reconstruido con toda la fuerza vital de una prosa pujante y
de una desbordante creatividad, que hacen del autor uno de los más interesantes
y amenos narradores de la actualidad.
Pilar Galán García
Escritora y poeta. Profesora de Literatura Castellana.
16 de septiembre 2015