Este libro es pionero porque trata, por vez primera, que yo sepa, sobre la Escuela Modelo. Es serio porque está fundamentado en una amplia documentación. Es un libro honrado porque su autor lo es intelectualmente (y también en otros aspectos) y es un libro oportuno, pues quizá ahora más que nunca conviene reflexionar sobre las ideas de libertad, de tolerancia, de sinceridad intelectual que fueron características de la Escuela Modelo. Aparici nos ofrece, por tanto, una interesante aportación al conocimiento no sólo del Alicante del siglo XX sino, también, de esos otros españoles , los protestantes, que han trabajado arduamente por la libertad y la tolerancia y, por consiguiente, son merecedores de ocupar un lugar señero en nuestra memoria colectiva. (Emilio La Parra López, Universidad de Alicante)
ANTONIO APARICI DÍAZ
A
su manera el pequeño es hombre de fe: “Los libros escaseaban igual que
el pan, y del suelo recogió un trozo de periódico; en su afán de saber
empezó a leer unas palabras de alguien llamado Castelar: “Lo obsoleto y
lo mayor, lo mejor, lo más perfecto que hay en la creación, en los seres
de nosotros conocidos, es el alma humana, lo espiritual”.
En tanto esa fe llega a consolidar, Antonio Aparici pasa desde el asilo de beneficencia, los curas y la exigua experiencia de la escuela, a convertirse, merced a su propia curiosidad por todo lo que le rodea, en autodidacta.
Ocupa su lugar de aprendiz en la fábrica textil, trabaja de botones, camarero, droguero, venta de electrodomésticos, seguros, sin dejar de exhibir su bondad y rectitud, y esa extraordinaria fantasía que siempre le ha acompañado, siendo muy proclive a abanderar las causas nobles de la vida.
Apenas finalizada la guerra civil el único billete de 25 pts válido que su madre conservaba, fue dividido monetariamente para darle a una compañera de trabajo ese dinero que precisaba para volver a Madrid. Diecisiete años después, aquella mujer regresa a Alcoy acompañada de su hija Maruja Fernández y el joven marido de ésta, el pastor evangélico Adolfo Lahoz, iniciando desde la fe lo que hoy es una iglesia consolidada.
Antonio se casó con Marita (María) Pastor Soriano en Alcoi el 25 de julio de 1955.
En 1958 Antonio Aparici da testimonio de su fe, alcanzando ser uno de los seis primeros miembros de la Iglesia Bautista de Alcoy siendo bautizado un 20 de septiembre de 1959. En unión de su madre y de su esposa, el 8 de diciembre de 1960 forma parte de los 26 miembros constituyentes de dicha iglesia.
El 9 de Enero de 1967 fallece su esposa después de atravesar una largísima enfermedad de corazón y dejar huérfanos a tres niños muy pequeños, que inauguraron el internado Betel de la iglesia de Alicante. Al año siguiente fallece su madre y unos meses más tarde un hermano suyo. En vez de desfallecer, puso su confianza en el Señor y seguía tirando del carro de la familia, y de su incipiente iglesia, predicando, punto de misión y llevando las finanzas desde la diaconía.
El 26 de Enero de 1968 se volvió a casar con la intención de tener nuevamente unida a toda la familia con Amparo Roig Sancho de la iglesia de Turís (Valencia).
Desde 1974 se traslada con toda la familia, por motivos de trabajo, a Alicante, donde reside en la actualidad.
En las iglesias en las que ha asentado su membresía, ha demostrado su generosa entrega; las causas nobles de la vida merecen ser vividas con intensidad. En la Asociación del Sureste laboró desde sus inicios alcanzando la secretaría de la misma en la década de los ochenta. Escribió un libro “El derecho a Asociarnos” y siempre mostró la idea de “unidad del pueblo bautista” delante de los conciudadanos y de las distintas autoridades. Está orgulloso de defender y transmitir el Evangelio de su Señor.
Cuando le llega el momento de su jubilación laboral, piensa en dedicarse a sus aficiones favoritas, pescar y leer. Pero el desarrollo de acontecimientos en el seno de la iglesia de Alicante, motivaría el que abandonase para siempre sus merecidas pretensiones de descanso, aceptando ser nombrado administrador de aquella iglesia durante varios años.
Hoy,
a sus 78 años de edad Antonio Aparici Díaz es un consumado escritor de
investigación histórica, que ha sabido granjearse una merecida
reputación como escritor y persona, alcanzando calladamente la
publicación de seis libros: “Asociación o el derecho a conocernos mejor”
(1987); “Historia y raíces de los bautistas en Alicante” (1992);
“Úbeda, recuerdos biográficos de inestimable valor” (1996); “La Escuela Modelo de Alicante 1987-1997” (1997); “Origen y desarrollo de la Primera Iglesia
Evangélica Bautista de Elche” (1998); “El Alicante de su Hijo
Predilecto: Salvador Sellés Gosálbez” (2002) editado por el Instituto
Alicantino de Cultura Juan Gil-Albert. Actualmente ha culminado el
manuscrito de su nuevo libro sobre las Reliquias, y está en marcha la
reedición del libro sobre la Escuela Modelo de Alicante.
En la tranquilidad de la vejez, sigue defendiendo aquellos “principios” de fidelidad a su Señor, a su iglesia, y a los bautistas. Es un ejemplo de entrega, tesón, esfuerzo y de fe, para nosotros. También, como figura pública, ha dicho y mantenido su palabra y su fe en donde estuviese, lo cual le ha acarreado duras críticas. En la actualidad, en momentos que” todo vale “, hace falta recordar a muchas personas como Antonio Aparici Díaz, personas que han perdido su trabajo en varias ocasiones, que han perdido su dinero, que han sido señalados por los vecinos, que han pasado distintas vicisitudes por ser “evangélico protestante”.
.....................Lema: "Libertad y tolerancia"
Hijo del fundador de la Escuela Modelo:
Franklin Albricias: una vida, un busto y un ejemplo, 7 de junio de 2014
Por Ricardofernandez
Ayer fue un buen día en Alicante (Fardines de Albricia en Babel-La Florida).
Un gran día sería mejor decir. Llegó con unas cuantas jornadas de
retraso para anunciar un evento que ya ha pasado pero que es de esos que
dejan a buen seguro una huella indeleble en la memoria de quienes lo
han protagonizado. Desde tan lejos comparto la felicidad de los
promotores de esta iniciativa, la Logia Constante Alona, que no hace
sino poner de relieve el buen hacer del Gran Oriente de Francia en
España.
Yo no sabía quién era Franklin Albricias hasta que el taller alicantino convocó los premios que llevan el nombre de este insigne pedagogo republicano. La iniciativa va por su VII edición y sigue centrada en destacar determinada forma de entender la labor educativa, más ocupada en edificar ciudadanos que en el culto memorístico o en la domesticación del alumnado. El certamen animado por este taller me llevó a acercarme en un primer momento de manera superficial a la figura de Franklin Albricias. Posteriormente, la inauguración de una plaza con su nombre primero, y la colocación de un busto en el día de ayer en el mismo lugar, me permitieron acercarme al trabajo de Vicent Sampedro Ramo, de cuyo trabajo "Una vida dedicada al humanismo: Franklin Albricias Goetz", he extractado las notas que siguen:
Franklin
Albricias Goetz nació en Alicante el día 31 de mayo de 1891. Marcado en
su formación por la influencia de su padre, Francisco Albricias Bacás,
fue un destacado pedagogo y un activo militante republicano. De nombre
simbólico Teófilo, ingresó en la Francmasonería en la logia alicantina
Numancia nº3 el 9 de noviembre de 1921, manteniendo su militancia
incluso durante el exilio en Argel que siguió a la Guerra Civil.
La
relación de Franklin Albricias con el mundo educativo vino dada por su
intervención en la Escuela Modelo, fundada por su padre en 1897, y que
constituyó todo un novedoso proyecto educativo mixto desarrollado en la
ciudad levantina, inspirado entre otros en las ideas de Francisco Giner de los
Ríos.
Igualmente
militó en el campo republicano, promoviendo en 1930 la creación de la
Acción Republicana de Alicante y, posteriormente, en 1934, colaborando
en la fundación de Izquierda Republicana en la ciudad. Su participación
en la actividad política le llevó a ser elegido concejal primero y luego
a ser Teniente Alcalde y diputado provincial, llegando a ser detenido
en 1934 a raíz de la represión que siguió al proceso revolucionario de
Asturias, en Octubre de ese año.
Abandona Alicante el 29 de marzo de 1939, exiliándose primero a Argel y posteriormente a Suiza, donde fallecerá en el año 1972.
Como
decimos, en el día de ayer, 7 de junio, bajo un sol que a un asturiano a
buen seguro le resultaría de justicia, se descubría ante diversas
autoridades y miembros de la Logia Constante Alona, del Gran Oriente de
Francia, un busto en bronce de Franklin Albricias, obra del escultor Luís Gámez Lomeña.
Desde Memoria Masónica un fraternal y agradecido abrazo.
Et si omnes, ego non.
(Aunque todos lo consientan, yo no)