"Título del libro: "Glosada de "Candente horror" de Juan Gil-Alberet" 102 páginas
Un ensayo ilustrado de "Candente horror" de Juan Gil-Albert, 102 págienas venta en LULU:
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Autor Ramón Fernández Palmeral
Candente horror contiene 18 láminas de Ramón Palmeral
..........................Parte del texto de libro..............
El valor de un ensayo ilustrado
Aprovechando el empuje del Congreso Internacional «Vibraciones de Juan Gil-Albert:
fascinación de la constancia» en Alicante y Alcoy los días 3 al 6 de abril de
2019, donde participé con una comunicación titulada «La amistad de Juan
Gil-Albert con Maria Zambrano y Miguel Hernández en tiempos de la República»,
he querido completar la información que encontré sobre Candente horror, uno de los poemarios –a mi entender–, más
escalofriante, valiente e innovador de los que he leído.
Me sorprendió tanto que ahora me he atrevido a
comentarlo e interpretarlo, subjetivamente, como no puede ser de otra forma, tratándose
de un poemario surrealista en la piel del tambor de las vanguardias de los años
treinta. He tomado un derivado de glosar
como «glosada» o comentarios –juicio valorativo breve–, hermenéutica profana
con el objeto de provocar una extrañeza en el lector, puesto que este vocablo
no se halla aceptado, sino que es una licencia que me he tomado: Glosada de “Candente horror”.
Mucho se ha escrito sobre un texto como Candente horror (febrero de 1936), que tan
solo contiene 18 poemas de vanguardia surrealista del poeta alcoyano Juan Gil
Albert (1904-1994), pero hasta ahora no
se había ilustrado, por eso lo hago para la presente edición, con el objeto de reforzar
la iconografía de los poemas, según mi criterio.
Candente horror –según Jaime Siles- “es el primer libro de poemas escrito por Juan Gil-Albert
y, como tal, hay que verlo. Se explica así en prosa –o poema en prosa– que lo
abre y que es un extracto de la “Confesiones a tres jóvenes comunistas” (Aunque
su primer libro fue La fascinación de lo
irreal, publicado en 1927). Si tomáramos este primer libro como generacionista,
Gil-Albert pertenecería por derecho propia a la Generación del 27.
Son poemas
en prosa, en clave surrealista, denuncias de la situación de penuria social en
que vivían los obreros, particularmente en la zona industrial de Alcoy, con una
importante industria textil, que bien conoció Gil-Albert, por ser hijo de un
empresario dedicado a la industria de la ferretería, es decir una familia
burguesa (leer Memorabilia), y por
vecindad conocía los problemas sociales
y económicos de la comarca, de la región levantina y española. El título
del poemario Candente horror lo toma
el poeta [VIII] «La Noche» verso 13 «un
candente horror para su vidas».
Para su
mejor estudio y fácil análisis he indicado con números romanos entre corchetes el
orden de los dieciocho poemas, porque el original no los lleva, ni títulos,
como era genuino en esta época de las vanguardias, como Perito en lunas, 1933, de Miguel Hernández.
Con
múltiples lecturas he elaborado una hermenéutica profana de los poemas, incluido el prólogo del propio
poeta, que muy bien pudo llamarse: «Dedicatoria a tres amigos comunistas»,
puesto que no aprecio prólogo, al menos, con el propósito en el que se escriben.
Mis comentarios nunca jamás podrán contener la totalidad del sentido de los
poemas, porque para ello habría que entrar en el pensamiento del poeta y sus
vivencias. Mis comentarios aportarán una especie, llamémosle andamio semántico,
para que el lector se apoye en ellos y le facilite su propia interpretación.
Aunque también, me he servido de otros andamios semánticos analíticos como los
trabajos de Manuel Aznar Soler, Pedro J.
de la Peña, José Carlos Rovira y Pedro García Cueto.
Para
acercarnos el sentido del horror poetizado hemos de situarnos en el contexto histórico la convulsa II República española y meses antes de la
guerra civil, que valiéndose de un lenguaje surrealista como instrumento de
expresión, destila, en algunos versos hermetismo y metáforas surrealistas, lo
cual le permiten al poeta ahondar en sus visiones, pensamientos y angustias, de
lo que percibe la voz poética como la insurrección socialista de la llamada
Revolución de Asturias del también
llamado «Octubre Rojo» de 1934, durante el denominado «bienio rectificador» (republicanos de derechas que pretendían revisar la
Constitución progresista de 1931), llamado también «bienio negro» por las izquierdas que perdieron las elecciones de
noviembre de 1933, que constituye el periodo comprendido entre las elecciones
generales de noviembre 1933 y las de febrero de 1936 durante el que gobernaron
los partidos de la derecha conservadora republicana encabezados por el PRR de Alejandro
Lerroux, aliado con la derecha católica de la CEDA y del Partido Agrario...
Continua en el libro "Glosada de Candente horror"
Por Ramón Fernández Palmeral