(Tablas de Daimiel. fotyo de Jorge)
VI
DESOLLANDO HORAS *
Aquí, en ninguna parte, en la nada,
estoy aquí, ¿no me ves?
soy la ausencia, quebrado de pies, suelto de manos,
en el aire, en medio del aire, sobre el aire valiente,
y un olvido certero y airado,
bajo el cuchillo caníbal rápido y caliente.
La música se desnuda de cuerdas
y las llorosas trompetas, nauseas de metal,
pusieron los corazones a secar, allí, junto al mío,
en la misma cuerda de un roto violín sin horas.
Aun recuerdo la humedad de tu herida
el eco de un sabor a clavos,
el graznido del cisne tigre sin rayas de cebra
la caricia de tu lengua desollada de horas,
olvidadas horas,
de trapecios besos en la fragua caliente de tu boca
y raíces de dientes derrotados en geografía...
...mi recuerdo se derrama hasta desaparecer
...mi recuerdo despojo de deseos, moneda transeúnte.
Llanto a la puerta de la vida que se va,
se me va entre clima de dolor,
se me va entre héroes y heridas.
VII
ESPEJISMO *
Soy el espíritu de la quintaesencia encontrada
la fantasía no es, siquiera, evasión
conmigo comparada
Soy la adulación incansable
y el círculo más perfecto
en alta estima me tengo
jardín de los espejos
donde mirarse está prohibido
el jardín es la imagen y el espejo no existe
Soy espejismo sin materia en la que arden
soy todo y no soy todo
yo soy tú: jamás abandono
Jardín donde se detiene la hierba
y el trébol cuenta sus hojas
en la esperaza de su equívoca realidad
y el mugir del corazón ante el espejo
de ese puñado cielo sin nubes que,
piernas ligeras sobre la sierra,
azul y angustiada, los pinos rezan.
Soy relámpago entre las manos que moldean
la forma del cuerpo, sin esquinas, labrador,
holgazán en tu regazo, sutil manifestación feliz.
VIII
CONÓCEME POR EL ÁRBOL *
Somos hijos del sol
con rayos de ramas y frutos de luz verde,
con sabiduría de savia, memoria vegetal,
entre raíces lloramos cárceles y condenación,
¿pero qué soy yo?, nada de nada,
la metafísica de la nada
la negación torpe de todo lo negro.
Ellos saben para qué viven,
yo no sé por qué estoy aquí,
mudo y desarmado y... enamorado del azul
de cada lágrima: hoja seca
el con corazón sin latidos.
¿Tengo razones para pensar que no soy
un árbol ni un gran fruto?
pero tampoco, razones tengo, para creer lo contrario,
¿a lo mejor soy un árbol retorcido en sí mismo?
Sabemos que el hombre existe porque ha sido
capaz de definirse a sí mismo ¿y a los demás?
quién nos define, sino el mismo hombre,
por ello ¿no puedo ser un árbol sin saberlo?
pues tengo savia y no me puedo definir.
La definición es el camino más corto hacia el error.
Yo soy la idea que tenga de mí mismo
y eso me destruye y me pudre
siento lo que pienso y sufro por pensar
me da miedo poner siempre en juego mi prestigio
de ser la encina más vieja de este valle,
de ser única cuna de miles de estorninos,
que cada tarde hoguera en vela tristes
es una pelea a muerte contra ellos,
y temo al viento leñador de sus alas
contra el incendio y las cenizas podridas.
Lucho por sobrevivir sin miedo a comprometerme
miedo al ridículo, miedo al hacha, miedo a la risa
feliz quien no tenga miedo.
los hombres no tienen miedo,
los pájaros no tiene miedo,
los árboles sí lo tenemos.
Seré la madera de tu traje
que el sastre de los pinos, tus
espaldas medirá con la longitud de una rosa,
y bajarás al subterráneo foso
que los habitantes del lodo amasarán.
Ramón Palmeral, poeta nacido de Piedrabuena (Ciudad Real) 1947. Autor de los libros; "Desolación sin nombre". "Antologia abierta". "Homero en Tarsis". "Hombres bestias y máquinas", “Todas la flores han muerto”. Premio Colegio Enfermería de Poesía en Alicante. 2014.
(Don Quijote obra de Ramón Palmeral,pintor) |