Filósofo, Escritor
Ensayista, Poeta… AMIGO
Hola José Antonio
Han pasado casi doce días
desde que nos dejaste José Antonio. Te añoramos, te añoro mucho, porque,
aunque, últimamente, no decías apenas nada, estabas ahí en tu sillón, y yo te
miraba y pensaba: ahí esta la filosofía, ahí está la ciencia, la poesía más
bella que ahora se pueda escribir…, ahí está, sentado, el saber.
De poeta, de amigo,
pasabas a ser el “amor platónico” de quienes te leíamos, de quienes te
escuchábamos. Lo hacías tan bien, que no podía ser menos…, siempre, claro, con
permiso de tu esposa, Carmen, que asistía a las tertulias complacida.
Pongo en mi “blog”, uno de
tus sonetos a “Chito”, ese perro callejero, que arrancó después de una feliz,
larga y fiel convivencia, el más emotivo libro jamás escrito, a un animalito de
compañía después de la muerte…, curativo (doy fe), perfecto en contenido y rima.
Ya estás con Chito, el
perrito de lanas, que encontrasteis Carmen y tú, por “la Bola de Oro”, que significó
para vosotros dos, todavía, más unión.
Para él fue, encontrar la
gloria en la tierra. Os siguió, detrás, porque sabía, que no podía estar mejor,
en ningún otro sitio, que con vosotros.
Le quisisteis mucho tú y Carmen, y le seguíais recordando siempre.
A mí, la lectura de “Dios y Chito”, que Chito te inspiró, me cura las depresiones…
Bueno…, ahora que te has
reunido con él, déjanos un ratito más a Carmen. No te la lleves, ni pidas que
suba ya contigo. Aquí, como ya sabes, tiene los mismos amigos-as, que tenías tú
y vamos a hacer que se sienta acompañada.
Me alegraría que te
cansaras un poco de esperarnos, al fin y al cabo, es la única tarea que creo
que se os da por “toda la
Eternidad”: esperar, esperar, esperar…, aunque tú allí harás
algún que otro soneto, de eso estoy segura.
Te repito, cánsate un poco
de esperarnos (por mi parte, no tengo ninguna prisa), y estate seguro de que
siempre vas a tener nuestro recuerdo.
Te quiere
María Jesús
COMPAÑERO
A nuestro lado, amor, Chito
ha crecido
mientras en el jardín
hemos soñado
un tranquilo vivir
ilusionado
y un fuego de pasión nunca
extinguido.
Nuestra pena y ausencia ha
compartido
y de nuestra alegría ha
disfrutado.
Con la aurora, a los dos
nos ha llamado
y, en la noche, a los dos
ha respondido.
Amistad, corazón, dulce
alegría
encarnan en su gracia y su
figura.
¡Tu nombre, Chito, es
nuestra ventura!
Y quiero que en la eterna
muerte un día
--fidelidad, amor o
compañía—
nos guardes en la triste
sepultura.
José
Antonio Suárez García
“Dios y Chito”
Alicante
17 de Febrero de 2013
María Jesús Ortega Torres