En los trigos de hierro sueño cuando pienso resulto en penas, la vida del poeta que nace este años con 100 años a la espalda, resurgido de un vaporoso sueño, el sueño prestado de la historia de la literatura y del polvo del olvido, juntos para siempre con el amigo cabrero, el más íntimo del genio y perito en lunas y lunastes, que se fue con tu sonata pastoril.
Tu memoria, Carlos viene a mi memoria desdentada, a mis viejas de lecturas y el recuerdo encadenado de “Tu rosa fue abismo más fatal”.
Y es la tahona al refugio cálido de la leña menguando en el horno os reuníais, no en tertulia, sino en coro de lecturas, algunos amigos de la generación oriolana del 30 y del 36 con "Silbo".
Al ardiente calor del alcabor recitas con el cabrero, le trovas y cantas mientra con tu pala de marinero en tierra bogas por los mares de la fantasía y de los deseos de libertad y de salir volando por la ventana envuelto en hojas del ABC y montado en “Silbo”. Mientras el misterio de la levadura de los panes y los versos fermentan al son secreto más antiguo de mundo: le pan nuestro de cada día.
Y es en la ferocidad del león del 36 cuando decides, casado y ya con tu Antoñito de meses, marchar a la guerra de España de parte de la republica constitucional en Madrid y en Toledo, haciendo la guerra con fusiles y remos de pan.
Y es en el 47 cuando, cansado de tu Orihuela natal, cuando decides marchar a la Ciudad no Condal sino territorio de emigrantes, por los mares de Colón, que siempre tiene el mismo y embalsamando y broncíneo dedo apuntado a America.
Y es allí, Fenoll, sin quererlo vuelves al misterio de los trigo y las horas de vigilia nocturna, otra vez perseguido por el honro y el pan.
Tu “Canto encadenado” queda encerrado en la historia de las cadenas del papel imprenta, y eres hombre de nuevo en el recuerdo, que sin olvidar el pasado vienes a esta páginas de Internet.
Y ahora queda que tu centenario sea centelleante, explosivo y voluntarioso por los oriolanos, no tirado por un carrito de pan por un asno, sino por el león alado de san Marcos o mejor sería por el pájaro Oriol.
Ramón Fernández Palmeral, 29 de enero 2012. Año del centenario de su nacimiento.
POESIA PALMERIANA
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La mayor satifacción que tengo al escribir es saber que alguien me lea cuando yo esté muerto.