Quizás nuestra vanidad, entusiasmo o autoestima
nos hacen creer que somos importantes
en el ejercicio de nuestras artes.
Después, en la realidad, en los tiempos de la vigilia
te das cuenta de que no eres más que paja,
heno seco en boca de las vacas.
Cuando el jurado dictamina el fallo
Tu siempre está fuera de su boca,
tu nombre esta sobrevalorado.
Y no hay más remedio que vuelta a empezar,
para no volverte loco en el silencio
en tu propio silencio y autodestrucción.
No somos más que un puñado de ilusiones.
débile almas frente al no de los demás
frente a todo aquello que se nos niega.
Ramón Palmeral del Grupo Numen
finales de agosto de 2011