A JULIA HIDALGO (mi mujer)
Cuando me miras se me asfixia el alma
Oh, mi Julia te llamaré arte de mirar
tus párpados son orillas de un mar de ojos pardos
un mar de mercurio persistente.
Deja que te mire en el hondo límite sin temor
a quedarme desnudo de defensas pues
quiero vivir y respirar a tu lado,
sin que te des cuenta
de que te quiero
de que existo, en la victoria,
de que existo solo por que tu lo deseas,
agradecido con que me mires, de vez en cuando,
existir sin darme cuenta de que soy tuyo,
y que tú eres yo,
ligera
imán
epicentro de la imperceptible existencia..
Las yemas de tus dedos recorren suavemente
el final de mis pétalos, el final de las caricias sin dunas,
investigan tus manos mi espejo de carne amante,
besas cada final de mis iris de nervios, sabes,
siempre, hacer un descanso en la tormenta,
luego sigues uniéndote a mi césped sin cortar,
entro en ti y al mover tu perfume,
tu epicentro me impregna de lo espiritual, y,
en un disparo me sacas todo el conocimiento.
Despierto: estoy vivo: sufro,
siguen llamando a la puerta, me levanto, me visto y
me voy por la niebla hasta desaparecer.
Por Pamón Palmeral (en el día de la mujer trabajadora)