Sus labios rompen el silencio de la mañana
sus palabras me susurran al oído melodías infinitas
incorporándome con suavidad con su aliento calido
alzándome sin temor con las letras de su canción divina
que suena una y otra vez levantándome el animo errante
dirigiéndose sin remedio al amor sin miramientos por ella,
canciones que suenan como si de música arpas se tratara
con sonidos mágicos que de su boca emanan
mezclándose con sus besos encontrados en mi mejilla,
algunos de ellos perdidos en mis labios ansiados de su cariño
que alimentan mi corazón y mi pasión por tenerla.
Diosa al amanecer,
princesa del sol de mi atardecer y al anochecer reina de mi alma
que con impaciencia espero su presencia
en este lar de alegría infinita
cubriendo con su cuerpo nacarado el lecho de pasión en compañía de mis manos
que se impacientan cada segundo de su vida por tenerla en sus palmas.
El tiempo pasa y yo admiro su escultura
reflejo de belleza que mis ojos entretiene llenando de color mis pupilas
imagen difícil de borrar de mi mente perezosa
que despierta del letargo con su generosa dulzura.
Poesía de Santiago Medina Carrillo