EL OFICIO DE POETA
He
dejado en otras partes
los
motivos de estos versos,
he
olvidado en otros lares
precipicios
de recuerdos.
Siento
influencias disímiles
de
robustos literatos
y
me quedo con la música
que
despiertan los vocablos.
Rectifico
algunas páginas,
retransmito
lo que veo
disfrazando
con astucia
algo
que es inerte y feo.
Ensalzamos
algo fútil,
algo
que es perecedero
transformándolo
en historia
y
llevándolo hacia el cielo.
Barruntamos
sobre épocas,
nos
distanciamos de los muertos
y
con nuevas escrituras
nos
seducen los silencios.
Somos
uno y todos los porqués
que
se fraguan bajo el flexo,
no
sabemos lo que hacer
ante
la imagen del espejo.
Este
oficio es duro y noble,
es
difícil de encontrar,
pero
cuando lo descubres
sólo
cabe ya volar.
JUEGO DE PALABRAS
I
Golpean
las palabras en la mente,
piden
paso con gran algarabía,
las
vomito a empellones de tristeza
mientras
sucumbe la filantropía.
Las
palabras se reordenan indisciplinadamente,
piden
un hueco en el papel ensimismado,
piden
protagonismo encarecidamente
mientras
erupcionan volcanes de vocablos.
Me
pierdo en diccionarios,
en
gramáticas y pasivas reflejas,
es
constante la avaricia
que
demuestran estas letras:
unas
quieren ir rimadas,
otras
sueltas en romances,
originan
mis demonios
cuando
piden ir delante.
Soy
su preso y carcelero,
es
un juego de amor-odio,
especulo
con sus cuerpos
y
si se dejan las adopto.
Las
moldeo a mi manera,
las
ordeno en mis renglones,
pero
alguna travesura
se
les escapa por los faldones.
Me
suplican cada día
que
no escatime en tinta
porque
si no su existencia
se
diluye en letanías.
Yo
soy bueno y decoroso
con
quienes me hacen tanto bien
y
por eso cuando escribo
finjo
estar en un harén.
II
Sólo
asusto cuando salgo con corbata
a
lanzar versos tristes por el ruedo
y
me sirvo de capote y de espada
para
lidiar a este toro que es la vida.
Temo
aquello que no se soluciona,
que
perdura en la mente y se hace eterno
y
que quema sin remedio la alegría
dejando
las cenizas de un recuerdo.
Necesito
responder a las preguntas,
preguntarme
las respuestas que me ofrecen,
ando
solo meditando lo que pienso
y
no noto un alivio en la escritura.
Me
atormenta la lista de la compra,
las
noticias que recibo de las décadas.
No
me queda más remedio que temblar
ante
tanto regocijo en las quimeras.
Desde
ahora ya no salgo sin chistera,
prefiero
ser un mago de la rima
y
enmascarar los pesares de la vida
con
los juegos que me brindan las palabras.
ETERNO ASPIRANTE
Una
voz que ya no vuelve
es
un eco solitario,
deja
lejos de la vida
un
rosal de abecedarios.
Una
voz que se corrompe
es
un pan enmohecido,
distorsiona
los silencios
en
jardines sin sentido.
Unos
versos que no llegan
son
viajeros sin destino,
son
luciérnagas sin brillo
en
los túneles del ruido.
Yo
le imploro a la almohada
un
descanso acelerado
que
reactive mi mente
para
asir el bolígrafo.
Yo
le pido a la vida
que
me otorgue silabarios,
que
origine melodías
recogidas
en tus labios.
Una
mano que escribe
es
un dios que está creando,
que
separa cielo y tierra
y
las junta en un recuadro.
Un
poeta es el primero
que
descubre el sentimiento
que
guardan las letras sueltas
antes
de fundirlas en versos.
Yo
aspiro a ser herrero,
a
trabajar en el carbón
pero
al final llevo a casa
las
migajas de mi producción.
CURRICULUM COMENTADO
Fernando
Mañogil Martínez, nace en Almoradí (Alicante), en el seno de una familia
humilde, el 26 de agosto de 1982, realizó estudios de Enseñanza General Básica
en el C.P. Manuel de Torres de Almoradí, destacando ya en algunos concursos de
poesía. En 1996 obtiene el Graduado Escolar y poco después comienza a escribir
sus primeros poemas.
Realizó el bachillerato en el
Instituto Antonio Sequeros de la misma localidad, donde conoce a los clásicos:
Gustavo Adolfo Bécquer, Garcilaso de la
Vega, Federico García Lorca, Miguel Hernández o Antonio
Machado entre otros.
Tras
aprobar selectividad en el año 2000 se matricula en la Universidad de
Alicante para realizar la
Licenciatura en Filología Hispánica, que consigue en 2005.
Durante esta etapa descubre la poesía de todos los autores del 27, de Rubén
Darío, y especialmente la de César Vallejo y otros autores hispanoamericanos
como Gonzalo Rojas o Juan Gelman.
Continúa
escribiendo multitud de poemas sobre diversos momentos de su vida. Además comienza a mostrar su compromiso con
algunos problemas de la sociedad, como podemos ver en muchos de sus poemas.
Posteriormente trabajó como docente
en el sector privado, hasta que oposita y pasa al sector público como profesor
de Lengua Castellana y Literatura en el Instituto de Alpuente (Valencia) en
calidad de interino, en el año 2009, últimamente ha recopilado todos sus poemas
escritos desde 1997 hasta 2010 en un libro titulado Del yo al nosotros (Ed. Círculo rojo).
Tras
su paso por varios institutos de la provincia de Alicante acaba en noviembre de
2012 su Trabajo de Investigación que muestra las relaciones existentes entre el
poeta peruano César Vallejo y los poetas contemporáneos Gonzalo Rojas y Juan
Gelman, trabajo supervisado por la doctora Carmen Alemany Bay.