La editorial Visor publicó este año en edición bilingüe gallego-castellano los poemas del libro 'Materia' de la poeta Yolanda Castaño. En portada se señalaba como "una de las voces más internacionales de la poesía gallega actual". Casi toda su obra ha sido traducida al español, incluso para el mercado latinoamericano. Gran parte de los premios de poesía más importantes han recaído en su creación. Pero a esta embajadora del mundo de la literatura gallega le faltaba algo. El miércoles amanecío en Chiapas, México, con la buena noticia: había ganado el Premio Nacional de Poesía que otorga la Secretaría de Cultura.

En la información proporcionada por este departamento señalaron que el jurado destacó 'Materia' por su "potente propuesta poética", el vanguardismo, la fuerza evocadora y sensorial, así como la "poesía metafórica que dialoga con la memoria personal y colectiva, directa, radical y feminista".

Eran las seis de la mañana en Chiapas. A las 14.45 de aquí, la autora coruñesa hablaba por teléfono agradeciendo las felicitaciones y decía a Faro de Vigo, del grupo Prensa Ibérica: "Ganar el Premio Nacional de Poesía es la segunda cosa más difícil de mi vida. La primera, dedicarme a la poesía".

'Materia' se publicó por primera vez en gallego en junio de 2022 con Xerais. Pronto llamó la atención por su "enfoque diferente" de la maternidad "desde un punto de vista más cuestionador y desde una perspectiva crítica", señalaba meses atrás la propia poeta a Faro de Vigo.

El miércoles por la tarde, la escritora gallega explicaba que “sólo quería visibilizar una opción que tienen todas las mujeres, si son verdaderamente libres, y es la opción de no ser madre. La libertad auténtica es aquella en la que cualquiera de las opciones es igualmente legítima, visible y con el mismo prestigio social. No deberíamos aplaudir sólo una de las opciones".

Sin embargo, aclaró que no defiende que “una de las opciones sea mejor que la otra; ni siquiera que uno reciba apoyo en un determinado espacio y no en otro".

Para cuestionar la maternidad, Yolanda Castaño desenmaraña los poemas tirando de un hilo metafórico que repasa los tres estados de la materia como si fueran capítulos con nombre propio. Al inicio del libro de poemas con 'Un río subterráneo' (líquido) recordó a sus abuelos; para pasar al sólido con 'Iceberg' -donde habla de sus padres y su hermano, el núcleo familiar más cercano- y para terminar con el gas, el futuro de Yolanda, en 'Nube ou o o peso da irgrávida'.

Allí, en poemas como 'Suspendida', escribe: "Hija, hija mía: no puedo llevarte en mi regazo.

/ Quédate donde estás, quédate tranquila.

/ Descendiendo los escalones de los versos de este poema/ apenas en la voz de este verso,

/ todavía te hablaré muerto a un tú no nacido".

Preguntada por el vanguardismo en su creación, respondió que “siempre hay que intentar dar un paso más, esforzarse al límite y ser exigente consigo mismo como creador. Hay que intentar ser el mejor poeta posible y no repetir fórmulas que ya se han hecho, incluidas las que nos han funcionado en el pasado, porque eso nos mata como creadores".

Yolanda Castaño explicó que estuvo en Chiapas (México), en San Cristóbal de las Casas, con motivo de un festival de poesía allí en el que ella es la única representante del Estado español junto al asturiano Miguel Rodríguez Monteavaro. 

“Estoy lejos de mi familia pero fueron los primeros en llamar y estaban muy emocionados. De alguna manera, aunque sea cómico, es un premio para la familia. Contar a las familias a través de la literatura siempre se ha hecho y esta es una forma de recordar una historia familiar. Todos tenemos vínculos familiares con el pasado y con el futuro. Lo que yo quería era unir esa línea de mis ancestros a esas proyecciones familiares de futuro”, reflexionó.