SED DE TI
Al Cabo Caballero Legionario
Jorge Fernández Jiménez
IN MEMORIAM
I
El agua tenía sed
y a nuestro amigo se bebió.
Nuestro corazón se revela
contra quien tanto nos quitó.
Si no hubiese sido el agua
quizás el abrazo del viento,
o el calor de fuego,
una zancadilla en la carretera
o un simple virus que te hiriera,
te irías de alguna manera.
Pero,
ni el agua, ni el viento,
ni el fuego, ni un virus,
se llevarían tus recuerdos,
tu cariño, ni tu compañerismo
que como persona y legionario
en la tierra has cultivado.
Tantos desvelos pasados,
tantos baches superados,
se resumen en eterna espera
por unos padres destrozados.
El agua tenía sed
y no se pudo contener.
No miró tus ilusiones
ni tu sana juventud.
Sabemos que Dios te tiene
a su lado por muchas razones,
y nosotros tus recuerdos guardamos
en la taquilla de nuestros corazones.
No pensamos que tu ausencia
nos hiriera.
No pensamos que tu muerte
nos uniera.
No pensamos,
amigo Jorge,
¡que la piña se rompiera!.
Siempre serás, eterno legionario.
II
Gallardos caballeros
caminaban silenciosos
“abrigando la caja”.
No tragaban la saliva.
Un nudo de impotencia
atoraba sus garganta,
pero ellos seguían
“abrigando la caja”.
Era ocupada por un noble legionario
su fiel amigo y compañero.
El paso era lento.
-No tengáis prisa, decía el sargento.
Sobre aquella losa fría
pusieron “la caja” mientras oscurecía,
y quitándose la boina
miraban al cielo
pidiéndole a Dios
que les diera consuelo.
Esa caja oscura y fría
que acaparaba sus miradas,
acaban de introducirla
entre cuatro paredes blancas,
y cuadrándose ante la tumba
del caballero legionario
sus voces gritan al viento
entre sollozos cortantes,
la canción que bien explica
el adiós a esta vida errante.
Y volviendo tras sus pasos
mirándose entre sí,
aún no comprendían
por qué Jorge
dejó de existir.
Allí hará la eterna guardia
que el alto mando le ordenó,
y él sin querer,
como buen cristiano obedeció.
Los cipreses serán
centinelas de su sueño,
y el lucero iluminará
noche tras noche su lecho.
Allí
donde viven
los que no viven,
porque mueren
los que no mueren.
Allí se quedó enterrado
un caballero gallardo,
allí se quedó el legionario
que nunca será olvidado.
Sed de ti, publicada en:
GENTE EN CARTAGENA. 2003
A beneficio de la Casa Cuna
IMPRIME: GALINDO ARTES GRÁFICAS
DEPÓSITO LEGAL: MU-2749-2003
Antología poética, página 123
ROSA GARCÍA OLIVER