NUEVA YORK ME MATA Y ME DA VIDA ILUSORIA
Nunca me dejaron ir Nueva York
y la vi alta y hostil en fotografías.
en cine y en García Lorca, poeta.
Simbolo evasivo del capitalismo
con rascacielos de risa y burla:
vertigo de las palablas metafóricas,
maravilla gradiosa y bella en la alturas,
en los atardeceres sobre la bahía del Hudson
al atravesar el punte de Brooklyn en bicicleta
con Antonio Muñoz Molina en brazos.
Nunca me dejaron ir a Nueva York
criatura de vertical y desvergonzasa y cruel
donde la limusinas son taxis
con conductor indios, italianos o afromaericanos.
Nueva Yor me mata antes de ir, me repugna su soledad
me acaricia la tarde con sus colores magenta y oro
como los amarillos taxis que conduce un poeta
del trafico, un poeta que memoriza miles de nombres:
-calles, avenidas, plazas, jadines y protúbulos góticos-.
Me encontré con Molina y tomamos el metro,
un barco, una helicptéro y vi maravillas,
y ricos y pobles todos juntos Times Square.
Nueva York es muy dura
con oara desheredados ni con lo que no saben inglés
Nueva Yor me mata y me da vida ilusoria.
El coco del coronavirus se ceba
de dolor y de angustia con los débiles.
Algún día iré a Nueva York a exponer mis cuadros.
Ramón Palmera, 18-09-2020
Año del coronavirus