POESIA PALMERIANA

Los poetas somos como los leones, después de que nos disparen podemos lanzar nuestras garras. Página administrada por el poeta Ramón Palmeral, Alicante (España). Publicamos gratis portadas de los libros que nos envían. El mejor portal de poetas hispanoamericanos seleccionados. Ramón Palmeral poeta de Ciudad Real, nacido en Piedrabuena.
Contacto: ramon.palmeral@gmail.com.
La mayor satifacción que tengo al escribir es saber que alguien me lea cuando yo esté muerto.

jueves, 30 de agosto de 2012

Portal de Jesús Poveda en su centenario




ENTRAR EN EL BLOG ABIERTO CON MOTIVO DEL CENTENARIO DEL JESUS POVEDA MELLADO
Escritor, poeta y violinista. Después de la guerra civil se exilió a México.


Es autor de una Elegia a Ramón Sijé, inedita en Internet, que tiene algunas connotaciones con la Elegía de Miguel Hernández, y donde hace referencia a que su mujer Josefina Fenoll Felices fue novia de Ramón Sijé.



Elegía a Ramón Sijé


Espérame en la muerte; deténme aquí llorando,
en la firme columna del tiempo que apresara,
que estática en la mente me tiene suspirando.

El hombre apenas sabe: Ignora su bravura
porque lentas serpientes se arrastran y no embisten
y son convulsas fieras de espasmo y sepultara,

Hermano tufo en la muerte: los trigos se desvisten
y están sobre las eras los hombres trabajando,
están sobre la tierra del pan por el que existen.

Se cansa el hortelano de ir su vida entregando,
se cansan los poetas de vestir sementeras
y de ver que tú callas pudiendo estar hablando.

Se apresura el silencio; no da tiempo a las eras
florecer con su trigo el aliento de los panes
y así se ve tu España sumida entre trincheras.

El pulso está propenso a realizar desmanes
porque todo termina, porque sólo hay ausencia
y un hueco donde habitan exasperados canes.

A nadie le pregunto si estás en la existencia,
si sigues sobre el suelo pisado cada día
por hombres que caminan sin alma y sin conciencia.

Te llevo tan presente en mi alma de elegía
que nada se me importa con tal de aquí llorarte.
Me hiciste tú poeta; yo canto tu poesía,

y canto porque pienso que un día he de besarte
la noble y pura alma que guardas en tu fosa
entre el polvo del tiempo que tiene que elevarte.

Me quedo aquí llorando; me quedo con mi esposa
que fué tu novia en vida y es tuya eternamente,
aunque el tiempo y la muerte separen cada cosa.

Hay días que te tengo tan fijo, tan presente!
Mentira me parece que seas un elemento
de delicadas aves que fluyen en mi mente

y en cenizas de nada se mezcan (sic) en el viento.
Compañero de todos, hermano fallecido:
el alma tiene espinas y dice su lamento
aunque sepa y comprenda que nada ha conseguido!

Publicado en “Sobre la misma tierra”, 1940, pág 51-53,


Nota.-
Hemos respetado la acentuación del original.