POESIA PALMERIANA

Los poetas somos como los leones, después de que nos disparen podemos lanzar nuestras garras. Página administrada por el poeta Ramón Palmeral, Alicante (España). Publicamos gratis portadas de los libros que nos envían. El mejor portal de poetas hispanoamericanos seleccionados. Ramón Palmeral poeta de Ciudad Real, nacido en Piedrabuena.
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La mayor satifacción que tengo al escribir es saber que alguien me lea cuando yo esté muerto.

sábado, 20 de julio de 2019

Poema "Contra Ramón Fernández",

                                                  

         (Ramón Palmeral, recitando en el Real Liceo Casino de Alicante, 2001 Foto de Julio Escribano)



                                                                         V

                CONTRA RAMON FERNANDEZ    (2001)                              

Eres el más imbécil que la humanidad,
silenciosa y triste,
has parido, estás podrido, la incesante
gota de tu rodilla sin cerrrar.
Déjate de lamentos.
       de excusas,
       de llorar banderillas de acero,
       hipócritas, desconocida hierba humana,
       pedazos de cocho que no flota.
 ¿Quién crees que eres?, mierda de ser humano,
megalómano, desaliñado corazón taladrado,
atascado por el ancla del alcohol,
ruedan olas minerales en tu garganta,
manos que no soportan el peso del niquel.
Lengua larga ante la adulación
        que rozan tu pubis, vómitos últimos,
        masturbación sin límite,
        sin reposo del humano aliento, partículas sin riesgo.

Ramón Palmeral (2001)


                                                             XI
                     SIN TITULO  (2003)

 ...te acercas hacia mí, y con el látigo de tu boca,
arrancas las últimas prendas de mi coraza
sin luz ni lágrimas,  sin fuego,
a mordiscos de Licuantes deseos y
gélido queda al descubierto
                 [la Soledad del Sol hambriento.
La Imaginación se sumerge en lascivos recuerdos:   
flechas de Eros y burlas dalinianas, y, asombrado
veo cómo “El gran masturbador” me persigue
con su langosta y su anzuelo.
Cierro los ojos y no puedo..., órganos húmedos
que soplan metálicos instrumentos, boquillas
de flautas dulces en sinfonías de silencios,
caricias entre sábanas de cuero, y,
siempre, siempre, desnudo en Licuante deseo,
la memoria de mujeres desnudas en mi cerebro.

¿Acaso vemos el lirismo del amor como parte de la vida,
como algo natural del contacto humano,
contacto, siempre contacto, roces, caricias, juegos?
Oh, dioses del Olimpo, qué fulgor esconden los poemas homéridas,
por qué nos has castigado con el mercantilismo,
con la base imponible, con las tarifas del 906...,
con las Disposiciones Transitorias, las deducciones adicionales...)