Epistolario de Gil-Albert y Siles: Querido Juan, amigo Jaime
El tiempo y su espuma recoge 27 cartas inéditas entre los dos poetas, de 1970 a 1984, fruto de la investigación del profesor Manuel Valero. «La tolerancia y la independencia de criterio fueron su principal lección», asegura Siles
La casa de Juan Gil-Albert en la calle Taquígrafo Martí de Valencia se convirtió en centro neurálgico de la creación literaria desde finales de los 60. El autor alcoyano había vuelto del exilio físico en 1947 para encerrarse en un exilio personal y anímico que le había apartado de las letras. En enero de 1970, Fancisco Brines llevó a Guillermo Carnero y a Jaime Siles a ese reducto literario. Ese fue su primer encuentro.
«Para mí, conocerlo en su casa fue el descubrimiento de una gran prosa y poesía, de un excelente conversador de una persona tolerante que se convirtió en mi maestro», recuerda el poeta, filólogo, crítico literario y traductor Jaime Siles que tenía entonces 18 años y el escritor alcoyano, 66.
Las visitas se repitieron a los largo de ese 1970, pero después Siles se marchó a estudiar a Salamanca. Ahí se inició una relación epistolar que ha estado olvidada y que ahora se ha recuperado en El tiempo y su espuma. Correspondencia personal. Juan Gil-Albert y Jaime Siles (Pre-Textos) que ha localizado, comentado y analizado el profesor Manuel Valero.
Cartas inéditas
El proyecto comenzó a fraguarse en 2018, cuando el también poeta consiguió una ayuda a la investigación precisamente del Instituto de Cultura Juan Gil-Albert, a la que se unió el respaldo de la Fundación Gerardo Diego y el grupo I+D de la Universidad Autónoma de Madrid, a través del grupo Epistolarios inéditos en la cultura española desde 1936, liderado por José Teruel.
Este volumen reúne 27 cartas inéditas entre los dos poetas, intercambiadas entre 1970 y 1984, aunque su amistad perduró en el tiempo hasta el fallecimiento del alcoyano en 1994. Además de estas misivas transcritas, anotadas y estudiadas, también incluye varios apartados que documentan «valiosos testimonios se su amistad», como dedicatorias, una serie de textos y un álbum fotográfico.
Para ello, Valero ha buceado en la Biblioteca Valenciana, que es donde se encuentra el fondo de Gil-Albert. «Tenía que hacer el trabajo de localizar las cartas de Siles a Gil-Albert que estaban en ese fondo, pero también las de Gil-Albert a Siles, que están en el archivo particular del poeta valenciano». No obstante no están todas, ya que buena parte de esa documentación, asegura el poeta valenciano que está perdida, después de varias mudanzas.
Gil-Albert, según Valero, veía a Siles «más que como un discípulo, como un escritor en el que podía adivinar un igual».
Influencia moral
Para Siles, que asegura haberse «emocionado al volver a leer y ver las cartas», la influencia de Gil-Albert sobre él va más allá del plano literario. «Él tenía otra línea distinta a la mía, tenía un lirismo que yo he denominado lirismo narrativo. Me influyó menos literaria que moralmente. Era un moralista, era una persona ética y fue un ejemplo vital importante, al margen de modas, de ismos, de tendencias y de grupos. Era un ejemplo del escritor dedicado a su propia obra y esa fue la principal lección que me dio . Eso y la tolerancia y la independencia de criterio». Por eso cree que es aún «una figura por descubrir y por valorar».
Y ¿por qué recuperar esta correspondencia? «Porque el epistolario es casi el último apartado por descubrir en la trayectoria de Gil-Albert, «y hasta ahora se ha estudiado de forma irregular e incompleta. No se ha hecho justicia a la hora de atender esta relación, cuando Siles tiene unos textos fundamentales para investigar al alcoyano». Además, apunta Valero, «pone en contexto cómo se fraguó la recuperación de Gil-Albert a partir de los años 70».
El título del libro está sacado de una de las cartas de Siles, fechada en 1972. «Estoy pasando las pocas páginas escritas de mi vida, las ya inalterables por el tiempo y su espuma».