POESIA PALMERIANA

Los poetas somos como los leones, después de que nos disparen podemos lanzar nuestras garras. Página administrada por el poeta Ramón Palmeral, Alicante (España). Publicamos gratis portadas de los libros que nos envían. El mejor portal de poetas hispanoamericanos seleccionados. Ramón Palmeral poeta de Ciudad Real, nacido en Piedrabuena.
Contacto: ramon.palmeral@gmail.com.
La mayor satifacción que tengo al escribir es saber que alguien me lea cuando yo esté muerto.

sábado, 11 de mayo de 2013

CAMPOS DE SORIA




(Dibujo a lápiz de Antonio Machado por Ramón Palmeral, 2013. Homenaje)



                    1
 Soñé que tú me llevabas
por una blanca vereda,
en medio del campo verde,
hacia el azul de las sierras,
hacia los montes azules,
una mañana serena. 


  Sentí tu mano en la mía,
tu mano de compañera,
tu voz de niña en mi oído
como una campana nueva,
como una campana virgen
de un alba de primavera.
¡Eran tu voz y tu mano,
en sueños, tan verdaderas!...
Vive, esperanza, ¡quién sabe
lo que se traga la tierra!

                2
  Allá, en las tierras altas,
por donde traza el Duero 
su curva de ballesta en torno a Soria, 
entre plomizos cerros
y manchas de raídos encinares,
mi corazón está vagando, en sueños...

  ¿No ves, Leonor, los álamos del río
 con sus ramajes yertos?
Mira el Moncayo azul y blanco;
dame tu mano y paseemos
por estos campos de la tierra mía,
bordados de olivares polvorientos,
voy caminando solo, triste, cansado, pensativo y viejo.




                     3
    Una noche de verano
—estaba abierto el balcón y la puerta de  casa—
la muerte en mi casa entró.
Se fue acercando a su lecho
—ni siquiera me miró—,
con unos dedos muy finos,
algo muy tenue rompió.

  Silenciosa y sin mirarme,
la muerte otra vez pasó
delante de mí. ¿Qué has hecho?
La muerte no respondió.
Mi niña quedó tranquila,
dolido mi corazón,
¡Ay, lo que la muerte ha roto
era un hilo entre los dos!

                4
 He vuelto a ver los álamos dorados,
 álamos del camino en la ribera del Duero, 
entre San Polo y San Saturio,
tras las murallas viejas de Soria
 —barbacana hacia Aragón, en castellana tierra—.
  Estos chopos del río, que acompañan 
con el sonido de sus hojas secas 
el son del agua, cuando el viento sopla,
tienen en sus cortezas
grabadas iniciales que son nombres de enamorados,

 cifras que son fechas.

ANTONIO MACHADO EN SORIA