AL PINO DE MI CORTIJO
Eres un pobre arbolillo
que no
te se ve crecer,
entre
la grieta metido,
sostienes
a la pared.
Todo el año soportando
las
inclemencias del tiempo,
te
azotan todos los aires,
más te
estruja el pavimento.
La limpieza
llega tarde:
cada dos años
una vez.
Sin que te
pueda guiar:
¡No tienes
derecho ni revés!
Estás tan
chico, tan ruin,
tan torcido y
tan nudoso,
que no puedo
conseguír
el darte
estirón lustroso.
Tu fruto estéril
y escaso,
que solo he
visto una vez,
un chotillo
muy pequeño,
que cabra no
llegó a ser.
¿Para qué
quiero pensar
que
daras sombra en verano?
Cuando
te vas a estirar,
la
cabra se come el tallo.
Los impulsos
que te doy
no te
valen para nada,
jamás
llegasrás a ver
ni el terrao
ni la cuadra.
Todo el que
pasa te mira
con pena y
con aflicción,
sabe que tu
vida es corta,
sin valer
para un jorcón.
Cuando te
miro en la foto,
la que guardo
en mi cartera,
pienso que
tus dos ramitas
no
llegaran a ser viejas.
Sólo has
tenido una dicha,
para mi la
mas perfecta,
que
nacistes en el cortiio
donde creció
mi Carmela.
Por esto te
añoro tanto,
guardando
recuerdos de ella,
junto al
terreno que ocupas,
oí palabras
verdaderas.
Un conseio te
he de dar,
que no
agrites el cortijo,
que si el tío
Antonio
lo nota irás
a freír chorizo.