POESIA PALMERIANA

Los poetas somos como los leones, después de que nos disparen podemos lanzar nuestras garras. Página administrada por el poeta Ramón Palmeral, Alicante (España). Publicamos gratis portadas de los libros que nos envían. El mejor portal de poetas hispanoamericanos seleccionados. Ramón Palmeral poeta de Ciudad Real, nacido en Piedrabuena.
Contacto: ramon.palmeral@gmail.com.
La mayor satifacción que tengo al escribir es saber que alguien me lea cuando yo esté muerto.

miércoles, 30 de marzo de 2016

Convocado el IX Premio Internacional de Poesía "Gastón Baquero" 2016

IX Premio Internacional de Poesía “Gastón Baquero” 2016

Redacción

Martes 29 de marzo de 2016
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IX Premio Internacional de Poesía “Gastón Baquero” 2016Fecha: 25/5/2016. Premio: publicación, invitación a eventos y otros premios. Ámbito: autores españoles e hispanoamericanos. Admite envíos por Internet. Género: poesía. Organizador: Editorial Verbum y Sociedad de Estudios Literarios y Humanísticos de Salamanca, Selih (España).

Bases

  1. La Editorial Verbum y la Sociedad de Estudios Literarios y Humanísticos de Salamanca (SELIH) convocan al Premio Internacional de Poesía “Gastón Baquero”, en el que podrán participar autores españoles e hispanoamericanos, cuyas obras, escritas en castellano, sean inéditas y no hayan sido premiadas en otros certámenes.
  2. Los libros, con absoluta libertad temática y formal, tendrán una extensión comprendida entre los 400 y 1000 versos o líneas, bien entendido que el texto impreso no tendrá menos de 60 ni más de 100 páginas, en folio A4, a doble espacio y por una sola cara, cuartillas de 30 líneas y 60 caracteres por línea. Las obras se presentarán por correo electrónico en un mismo archivo la ficha del autor y el poemario.
  3. No se admitirán libros presentados bajo seudónimo.
  4. El premio consistirá en:
  • La publicación del libro en la Editorial Verbum de Madrid.
  • La entrega al ganador de 25 ejemplares del libro publicado.
  • Tres obras de arte de prestigiosos pintores españoles: Un retrato de Miguel Elías (“El pintor de los poetas” y profesor de la Universidad de Salamanca) y dos obras de José Carralero (catedrático jubilado de la Complutense y premio Castilla y León de las Artes) y Florencio Maíllo (profesor de la Usal), ambos reconocidos con el Premio BMW de Pintura, entre otros.
  • Invitación a participar en el III Festival Internacional de Poesía de Madrid (Madrid, octubre de 2017) y en el XX Encuentro de Poetas Iberoamericanos (Salamanca, octubre de 2017). La invitación incluye los gastos de estancia y la inclusión en la antología del encuentro salmantino.
  1. El plazo de presentación de los trabajos comenzará el 23 de abril del año en curso y finalizará el día 25 de mayo de 2016. Las obras serán enviadas al correo electrónico: editorialverbum@gmail.com, consignando en el asunto: Premio Internacional de Poesía “Gastón Baquero” 2016.
  2. El Jurado estará integrado por cuatro autores de reconocido prestigio y un representante de Editorial Verbum, quienes podrán declarar desierto el Premio y otorgar tantas menciones como estimen conveniente otorgar.
  3. El fallo se hará público en Salamanca, en octubre de 2016, durante la celebración del XVIIII Encuentro de Poetas Iberoamericanos. La entrega del Premio se efectuará a finales de febrero de 2017, durante un acto en el que se presentará el libro editado y al que habrá de asistir el autor si reside en España.
  4. Los originales no premiados serán destruidos. Solo en caso de interesar a la Editorial para su publicación, los finalistas serán contactados y consultados al respecto.
  5. Los poetas que hayan obtenido el Premio Internacional de Poesía “Gastón Baquero” en anteriores convocatorias no podrán volver a presentarse.
  6. El hecho de concurrir a este Premio implica la total aceptación de sus bases.

miércoles, 23 de marzo de 2016

GANAR DINERO. Escribe novelas y publicalas en portales digitales como AMAZON, LULU, Kindle, ebook.

Aprender a escribir novelas es fácil, y GANAR DINERO extra.


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Autor Ramón Fernandez Palmeral


Las editoriales: un modelo obsoleto

La puerta al mundo de los libros, como pasaba en tantos negocios, estaba controlada por un portero alto y fuerte: las editoriales. Si querías publicar algo, tenías que hacerlo a través de ellas, porque eran las únicas que podían conseguir que tu libro llegase a las estanterías de las tiendas. El problema era doble: por un lado, era el editor el que decidía si lo que habías escrito era lo suficientemente bueno, no tus lectores; por otro lado, en caso de que tu libro pasase el corte, tú como autor sólo recibías un 10-15% de las ganancias.
Pero con la llegada de Internet, todo este modelo se está viniendo abajo. Ahora, cualquier persona (y eso te incluye a ti) puede publicar su libro en las estanterías de Amazon, la librería con más clientes del mundo, en menos de 48h, gratis y recibiendo un 70% de los beneficios.
Por si no te has dado cuenta, estás ante una oportunidad de negocio inmejorable, y AHORA es el mejor momento para aprovecharla.

NO SOLAMENTE NO DEBEMOS ADAPTAR A LAS NUEVAS TEcNOLOGÍAS, SINO QUE DEBEMOS ANTICIPARNOS A ELLAS EN TODO LO POSIBLE.


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Si quieres ganar dinero escribe una novela erótica con muchas mamadas. Bikinis en California. Mucho disparo. Coches de lujo. Mi próxima novela se va a llamar: "Chumpamela, guarra". Mi poema "No le cabía en la boca" tiene unas 20.000 entradas.
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domingo, 20 de marzo de 2016

GLOSAS, APOSTILLAS Y COMENTARIOS A LA ILÍADA DE HOMERO. Metarrelatos. Por Famón Fernández Palmeral












            GLOSAS, APOSTILLAS Y COMENTARIOS A LA "ILÍADA" DE HOMERO

                                                     Por Ramón Fernández Palmeral



COMENTARIO DE PARIS Y HELENA

    ¿Quién puede dormir mientras arde Troya?  ¿Quién en su sano juicio de espanto y  espumas de olas húmedas que revuelven los remos al revés, y asaltan sus murallas puede dormir? Helena abandonó su patria y a su esposo Menelao (hermano de Agamenón rey de los aqueos), por el amor del troyano Paris, y provocó la guerra con Troya contra los aqueos que vinieron en agudas naves a rescatarla. No habíamos conseguido ahuyentar las imágenes de las noches de horror, mientras a través de la lejanía tu amor y el mío se fortalecían quizás al abandono, lo cierto tangible, de quien abandona su eje y sus vértices, cuales brazos vencidos, o no a tu amor Helena, mujer creada a semejanza de los dioses, hija de los dioses adúlteros, hija de un dios menor, hija de Marte, hija de los confines inconmovibles  pero un amor como el nuestro está destinado a prevalecer.   Quizás sea verdad que nada hay más fuerte que el amor, y tú Helena, sin gran violencia me seguiste por mares y tormentas.  Y tú lo sabes, como sabes que son ciertas las amenazas de los griegos que vienen con sus penetrantes naves  a rodear esta ciudad asediada, este espanto de murallas en furia de danzas que son  más que la fuerza del músculo que lo habita. Helena de cuyo nombre hace referencia a "luz que brilla en la oscuridad", mujer destacada entre las Afroditas. Helena se enamorase de Paris, y los amantes huyeron juntos de Esparta con un tesoro hurtado, mientras Menelao, su esposo,  se encontraba aún en Creta. Se unieron por vez primera en una isla de localización Cránae. El dios Hera les envió una tempestad hasta alcanzar las costas de Troya, cerca ya de Dardanelos como quien empuja a dos enamorados a una isla desierta, a una isla en guerra.

    Paris y Helena envueltos en el deseo carnal y la atracción más poderosa que las fuerzas gravitatorias, contemplados su propio placer y egocentrismo, bellos cuales poderosos Apolos y Afroditas, espejo uno del otro, en amor que pude traicionar la lealtad, provocó una guerra histórica entre aqueos y troyanos, que guardaban tras sí uno intereses económicos ocultos. Ellos cambiaron como el aleto de una mariposa el curso de la historia antigua y por ende el descarrilamiento sucesivo de otros hechos bélicos.   Toda estética es  estéril, toda belleza es estética que no se recubre de metafísica posible, cercana ya al mítico. La filosofía de la poesía épica, donde se narran las proezas y hazañas de un héroe ideal y a su vez engrandecer a una región. El amor y el deseo que le inspiraba quizás los más terribles instintos, pensó Paris en dejar las armas contra las murallas y tratar de negociar con Aquiles una rendición honrosa de Ilión, devolviendo a Helena y los tesoros:  "No, no iré a suplicarle; que sin tenerme consideración ni respeto, me matará inerme, como a una mujer”. Lucharé por ti Helena pues tengo las bendiciones de Zeus aunque el escudo de Aquiles brillaba  como el  sol naciente,  les cegó y le hizo retroceder. A veces, es mejor una retirada a tiempo y esperar a reorganizarte que a lanzarse a una victoria incierta por el simple prestigio del orgullo en juego que  agoniza. Helena y Paris se quedaron en la muralla altiva, recientemente reparada por uno de los torreones,  viendo cómo ardía Troya, la ciudad  Ilión. Mientras el rey Príamo, padre de Héctor y Paris, dudaba de la acción de sus hijos.

  






COMENTARIO DE AQUILES


       Secuestrada Criseida, hija del sacerdote Crises, por el rey de los aqueos Agamenón,  acude el sacerdote ante el héroe Aquiles, el de los pies ligero, el hombre invulnerable, salvo en su talón, a pesar de ello Agamenón  se niega a entregarle la esclava, y el pelida Aquiles (hijo de Peleo rey de los mirmidones) entra en cólera de tal magnitud que se enfurece  e ingresa en batalla contra los aqueos, favoreciendo, a su vez, a los teucros o troyanos. Saltando por encima de la muralla, por encima de los guerreros muertos, por encima  de los carros de combate, por encima de las columnas de sus templos, saltando sus capiteles dóricos, deshechas sus torres, reventado el brillo de los escudos enemigos, y si este alarde de fuerza, no era suficiente, y si esto no era grandeza con lo que se avecinaba; entró por los inconmensurables campos de batalla, y el cielo ensangrentado de los bosques heridos sobre el ocaso del Monte Olimpo, y a los ojos de Zeus, con los oráculos contarios, grandes y pequeños, sacerdotes sobornados en un buen augurio de Aquiles, el más veloz de todos los mortales, lanzó su venablo envenado contra el rey Téfelo, de cuyas herida no sanaba, hasta que un fuego con las astillas del propio venablo de Aquiles le sanó y se puso de su lado. Se regalaron mutuamente todas las esperanzas del sueño, del hermanamiento, de esa cornisa que peligrosamente se balancea sobre los yelmos fulgurante de los héroes.

       Ante una aplastante gravidez e igual­dad de los sentidos más agudizados, Aquiles no entró en batalla contra los troyanos hasta después de enterarse de la muerte de su amigo íntimo, intimísimo Patroclo a manos del Héctor –hijo del rey Prímao y hermano de Paris, el raptor de Helena–, el domador de caballos.  Cual si la sombra de las frondas de una  higuera cubriera su entendimiento, su mente, y su conocimiento cual si fuera una nube preñada de odio, humillado en su honor de guerrero temido y temible, apenas insensible, cuya misma intangibilidad no le podía retener, entró en batalla, esta vez, contra los troyanos. Vengó a Patroclo, lanceando a Héctor de muerte cuando éste iba  subido en su carro de combate tirado por dos caballos de crines blancas,  posteriormente, aunque el ensañamiento no era necesario,  Héctor fue  atado por los tobillos al carro de Aquiles, pero  en un acto de furia lo arrastró por los extramuros de Troya. El cadáver permaneció expuesto al despiadado sol y al olor de los buitres, hasta que su dolido padre, el rey Príamo, suplicó a Aquiles su devolución. Troya estaba sentenciada  a ser destruida, puesto que los lobos ya venteaban las presas de los futuros teucros muertos.  Con sus garras abiertas en jubilosa furia  y en los corazones picoteados de cuervos, grajos y grajillas, tras una procesión de mariposas también negras, las orillas de los ríos  se juntaron en el más terrible de los desconsuelos. ¿Qué volcanes de odio y muerte debían de abrirse todavía? ¿Qué nuevo monstruo de hijos de Marte eran necesarios? ¿No habitaban sino los flacos caballos del Apocalipsis? Hasta que una tarde  gris sobre las colinas con malezas y serrijones, una flecha envenenada lanzada desde la muralla alcanzó el blanco fácil del talón de Aquiles, y cuentas algunas crónicas que murió a causa del veneno, quizás de cobra, quizás de  cianuro, o quizás…, es mejor no saberlo.



      
    


COMENTARIO DE HÉCTOR


      Disipado por la luna yacía Héctor, el domador de caballos, en su alcoba antes de entrar en una batalla no deseada entre aqueos y troyanos, ahora el horror de la guerra se desplegado ante él,  refugiado en un sueño hundido en el más profundo paisaje de sí mismo, separado de las estrellas titilantes entre Júpiter y Marte, en el eje elíptico del espacio infinito. Su esposa Andrómaca  le despertó, había regresado a la realidad de las murallas y de la guerra de Troya, esa ciudad asediada, engañada, acometida por intereses bastardos. Héctor se levantó ese día muy de madrugada llamó a un esclavo para que le ayudara a ponerse las armaduras, Adrómaca lo detuvo: “No vayas esposo mío a la batalla pues los oráculos no te son favorables,  te lo pido por nuestro hijo, que no salgas”. Héctor sabía que Troya estaba condena a sucumbir, pero era mejor luchar y morir que ser esclavos en un país extranjero.  “Esposa mía no puedo renunciar, rehuir a un encuentro con Aquiles, después que él me ha retado tras la muerte de Patroclo, usando la armadura de  Aquiles”.  Uno de los esclavos estaba sacando brillo al yelmo de bronce de Héctor, brilla tal cual los propios rayos del amanecer, su hijo Astianacte  se asustó de tal brillo y lloró. Su familia tenía el rostro implorante de los que presagian el cansancio de unos pies después de la mordedura de un camino infinito, de un camino que carece de la urgencia del regreso y del abrazo, de un camino sin retorno.

       “Mi destino está en manos de Apolo y Zeus, será de mí lo que ellos hayan  decidido toda ola del mar vuelve a su lugar después de haber cumplido su misión de tamborear las playas o de romper las rocas”. Nada se percibirá cuando el fuego ascendente vuelva al lugar de las cenizas de donde salieron, la centinela aguardaba patrullando la muralla como si fueran lebreles al acecho de un guerrero dispuesto a luchar, aunque tuviera que seguir la misma senda del propio Patroclo y de otros héroes que se habían marchado por la laguna Estigia, esa  senda oscilante que te puede conducir al bestiario del Orco o por el contrario al propio Olimpo.  Dos alazanes inquietos golpeaban con sus pezuñas la arena donde iban a ser aparejados al carro Hitita, apenas el sol había hecho su presentación de rayos y  pulverizadas luces que se reflejaban ya tímidamente en la muralla de Troya, y acercándose a la barbacana  pé­trea de la ciudad, salió;  y salió a buscar la gloria, y salió a enfrentamiento con le pelida Aquiles, el de los pies ligeros.   Terrenalmente presen­tes, peregrinamente unidos los tres elementos: guerrero, caballos y máquinas de guerra, en una esfera perfecta y a la vez frágil de lucha, se iniciaron la primera escaramuza fallida de una toma de contacto. Los héroes se miraron a los ojos buscando quizás un eco de miradas, olfateando el invisible miedo de los odios retraídos. El alma humana es como una incitación al viaje  de ida y vuelta. Venía volando la lanza  de Aquiles hasta alcanzar el cuello de Héctor, que cayó muerto tras una hemorragia de sangre, se había cumplido la vengan de Patroclo, no satisfecho aún  Aquiles ató el tobillo de Héctor a su carro y lo arrastró vilmente por los extramuros, impropio de un héroe mirmidón, y en esta cobarde acción fue muy desagradable a los dioses que, impasibles,  sentenciaron en el Monte Olimpo el destino mortal de Aquiles, revelando a los troyano su debilidad del talón.




                          

COMENTARIO A ULISES Y PENÉLOPE

     Tras la guerra de Troya, Ulises (Odiseo en griego), navegó durante diez años por los mares del mar Egeo, hasta naufragar  en la isla de la ninfa Calipso. Mientras tanto Telémaco, el hijo de Ulises viajó por mares en busca de su padre sin hallarlo, dejando sola a su madre Penélope en el palacio de Ítaca acosada por los pretendientes que quería casarse con ella, y a la vez tomar posesión de su reino. Soplaban sobre el bosque de olivos y los viñedos un único hálito de la noche, se presagió por los dioses una salida apresurada a pesar de los cantos de sirenas impedían a los argonautas mover los remos. Sin embargo, como quien huye de sí mismo y de la desesperación de las obligaciones, se ató al mástil de la nave para soportar la atracción fatal de la ninfa Calipso.  Sobre los ondulados cerros de las olas cual manos húmedas mecidas en manos saladas, las cuadernas de cedro de la nave aguantaron el poder de los remos y consiguió salir del laberinto de olas y remolinos centrífugos hacia el fondo de los mares. Al fin, resistiendo el dulce abanico de las venosas voces y cantos llenos de almíbar y ambrosía, las velas convertidas en un ejército de alas de mariposas, Ulises y los argonautas emprendieron rumbo a la isla de Ítaca en el mar Jónico.  Las aventuras de la guerra son siempre arriesgadas acontecimientos con finales impredecibles, porque la voluntad de los dioses es tan razonablemente incomprensible como los intereses de los mercaderes que son quienes  mueven el mundo.

      La nave arribó en un pequeño puerto o bahía de las playas  al norte de Ítaca y Ulises desembarcó hecho un mendigo, mientras la luna bebía en la paz de la noche, saboreando mutuamente la oscuridad y atravesando el pulso de la sombra como esposo y es­posa unidos por la juventud de un deseo irrefrenable de amor  oscuro. Las ruinas de unos encinares  reflejaban el lomo de unos puercos que se revolcaban en el sudor de unos chacos.  Había que burlar la vigilancia de la costa por los guerreros, puesto que Ulises vestía como un mendigo y lo podían matar por ser un intruso espía. Eumeo, el cuidador de los puercos, fiel servidor de Ulises en los antiguos años de los fueros y de su poder, le dio cobijo junto a otro amigo,  Filetio, cuidador de bueyes. Pasado un tiempo razonablemente prudente, los tres se acercaron al palacio de Penélope  se iba a celebrar la prueba de tensar el arco de su marido ausente y dado ya por desaparecido en Troya. Quien pueda tensar el arco debía luego lanzar doce flechas meterlas por unos aros, y quien lo logara se casaría con Penélope y sería el rey Ítaca.  Ulises mendigo logró no solo tensar  el rígido arco que conocía a la perfección sino meter las flechas en los aros de doce hachas alineadas. Fue la  prueba para que Penélope y Telémaco reconocieran  a su esposo y padre. Luego vino la venganza de asesinar a los pretendientes que habían abusado de la hospitalidad de una mujer indefensa. Hay razones que el corazón no razona, y corazones abiertos que ofrecen profundas razones para comprenden lo incomprensibles, pues el valor de un hombre se conoce por sus acciones y no por sus palabras terrenales y a veces falaces, inextinguible al fuego, porque el amor cada día estrena rayos, cada día estrena amaneceres, cada día se presenta con nuevas esperanzas para logar esa unión que el destino de la guerra de Troya y otras guerras domésticas del amor que cada día se ofrecen, o se diluyen en una terquedad cercana al olvido. Un mundo lírico como si fuera un regreso al Parnaso, a los inframundo de la literatura y de la seudohistoria

                      (Ramón Fernández Palmeral, Alicante 12 de octubre de 2015 día del Pilar)

















viernes, 18 de marzo de 2016

Eduardo Mendoza sobre la necesidad de impartir talleres literarios

Mendoza en Puerto Rico

EFE
Ruiz Mantilla se hace eco en una crónica para El País enviada desde el VII Congreso Internacional de la Lengua Española de unas provocadoras reflexiones sobre "los dos molinos" a los que, según Eduardo Mendoza, todo escritor ha de enfrentarse en una reunión de esas características: "El de la necesidad de fomentar la lectura entre los jóvenes y el de impartir talleres".
"Al primero -dice el autor de La ciudad de los prodigios- siempre me niego por varias razones: primero porque es una actitud un poco mendicante. A mí me da lo mismo que la gente lea o no lea y si no lo han hecho hasta ahora no van a empezar porque yo se lo recomiende. Además, la mayoría de libros que nos rodean no sirve para nada. Son una birria".
"El de los talleres. Este es un fenómeno reciente que cobra importancia capital en el terreno de la literatura"."Sustituye en muchos casos al libro mismo. Porque el tiempo que las personas que acuden emplean para leer, lo sustituyen en ese caso por escribir su propio libro". "Producen -añade- un efecto perjudicial, equivocado". Y cuenta: "Propuse en un taller que los alumnos me escribieran una composición libre, pero en endecasílabos. Tuve que salir escoltado por la policía. A mi juicio, perdieron una experiencia única". "Yo no he escrito jamás poesía, pero la he traducido. El ejercicio complicado de enfrentarte a versos endecasílabos o alejandrinos, una vez lo vences, se convierte en una tarea mecánica y puedes acabar en el supermercado haciendo la compra en ese registro".

Nada mejor para complementar esta crónica que otra, ésta hilarante, de Fernando Aramburu, también en tierras americanas, en la que relata, entre otras historias, la divertida sesión mendocina. 
 
Link
de Ramón Fernández Palmera 

Seminario Permanente de Estudios de Género de 2016 Educar con perspectiva de género en todas las disciplinas y profesiones


El Centro Cultural Isidro Fabela, la Dirección de Etnología y Antropología Social del INAH y la Universidad Autónoma Metropolitana Azcapotzalco, tienen el honor de invitarlas a las sesiones del

Seminario Permanente de Estudios de Género de 2016
Educar con perspectiva de género en todas las disciplinas y profesiones

Que se celebrarán todos los jueves últimos de cada mes en el Centro Cultural Isidro Fabela, Casa del Risco, Jardín de San Jacinto # 5, San Ángel, a las 11 de la mañana. 


María J. Rodríguez-Shadow (DEAS-INAH) y Lilia Granillo Vázquez (UAMA), organizadoras

Marzo 31
Cómo los museos pueden ser espacios para educar con perspectiva de género
Cristina Corona Jamaica, Universitá Pompeu Fabra.  


Por favor pido su apoyo para difundirlo en todos los medios posibles para que haya una mayor audiencia en el auditorio

para así estar enterada de que les ha llegado

Les mando un abrazo cariñoso y que tengan una linda tarde



María J. Rodríguez-Shadow
Dirección de Etnología y Antropología Social-INAH
Instituto Nacional de Antropología e Historia
Av. San Jerónimo No. 880
San Jerónimo Lídice, CP 10200
Delegación Magdalena Contreras
México, D.F. 
VISITA LA PAG. WEB: www.ceam.mx 

miércoles, 9 de marzo de 2016

Comentario al libro “Miscelánea en el Otoño” de Julio Calvet. Libro recomendado



               
 




    Los escritores al escribir ejercitamos el legítimo derecho a escribir y exponer nuestras opiniones y experiencias de todo tipo,  como una necesidad de ayudar a secar el barro del Génesis de los jóvenes a que se solidifique y se convierta en cerámica refractaria y provechosa.

   Como bien dices en la página 119 de tu libro,  miscelánea es una mezcla de cosas diversas, y en literatura “obra en que se tratan muchas materias inconexas y mezcladas”. Escribir bien no quiere decir escribir bonito, sino escribir con resultados eficaces, para conseguir en el lector el efecto y la impresión deseada, la que pensamos nosotros.
 
   Amigo Julio, acabo de leer tu libro y conforme lo iba leyendo, me daba cuenta que iba avanzando y que se me iba acabando las 123 página de tu libro, y de vez en cuando volvía atrás para que no se me acabara el pastel de letras y de verbos en acción de ilusionista de la palabra y el encantamiento.  Sabes que de siempre me ha gustado tu prosa que tiene mucho de mironiana y de azoriniana a la vez, propia de los lecturas que has hecho y que por rebote, también son las mías, quizás porque como quintos  hemos vivido o dado los mismos pasos literarios.  Además tus recuerdos son a la vez mis recuerdos, y tu escritos me evocan aquellos años parecidos a la felicidad cuando empezó la moda de las minifaldas, un invento feliz de Mary Quant, y las chicas empezaron a enseñar las columnas dóricas de sus larga y hermosas piernas, y los chicos como tú dices estábamos “Casi como el padre Adán en el Paraíso”. Sí es cierto estábamos en la Gloria y los ojos se nos ponían estrábicos de tantos mirar, sin disimulo.
    
    Tu prosa es amena, muy bien construida sintácticamente, sin abusar de las oraciones subordinadas adjetivas, de esas largas que acaban en una diana en blanco y, a veces, ni uno mismo sabe lo que ha dicho. Creo que escribir bien no consiste en saber mucho, como lo demuestra tu sobrada erudición en el que te has solazado en buenos libros de maestros de la pluma, sino en tener casta, en tener talento y estilo y a la vez, eres un soñador sentimental y romántico.

    
    No te olvidas de la buena literatura, ni de la música y de aquella época en que triunfaban las canciones románticas de los italianos de ojos negros, y la minifalderas como Gigliola Cinquetti, y cómo olvidarte de los “escarabajos” de los The Beatles, y su “Submarino amarillo”, y las tardes de los sábados sonando en el Picú de un patio de casa, donde bailábamos y bebíamos una especie de botellón de cubatas y escupiendo pipas de girasol. Fiestas que llamábamos “guateques”.
 
      Son los recuerdos de tu Oleza natal y mental un lugar de tu infancia parecido a paraíso, donde recuperas los datos históricos con gran precisión y el paso de los viajeros románticos como Hans Christina Andersen o Josep Townsend, que dejaron esa frase que repites “Llueva o no llueva, trigo en Orihuela”, refiriéndose a su fertilidad natural de la Vega Baja alicantina, casi murciana por pocos kilómetros. Y es que, evidentemente teníamos una Vega invisible, que no se hizo visible hasta que los escritores nos la hicieron ver como Gabriel Miró en su “El Obispo leproso” y “Nuestro Padre San Daniel” (Novela de capellanes y devotos), recuerdo aquellos párrafos  en el capítulo  I: “En casa de Don Daniel Egea”, cuando escribe “En lo más hondo de la vega holgaban las vacas paridas. Se sumergían hasta la cuerna en la delicia del herbazal, azotándolo pausadamente con sus colas empastadas de estiércol…”    Tu escritos, más que relatos, los llamaría “estampas e impresiones” como las que escribiera nuestro admirado Gabriel Miró como en “Años y Leguas” o en “El caracol del faro”.  Tu prosa tiene mucho de poesía como ese: “Y no pasaban coches con su polvoriento latido y sucio olor, ni oían música estridentes ni gritos maleducados”, en la página  70. Y este “estridente” me recuerda irremediablemente a la “Elegía a Ramón Sijé” de Miguel Hernández, cuando escribe: “En mis manos levanto una tormenta/ de piedras, rayos y hachas estridentes…”

   No te olvidas de los grandes temas de la literatura como tu trabajo último  sobre la segunda parte del Ingenioso caballero don Quijote de la Mancha de 1615, que me parece simpática, gracioso y muy bien llevado con abundantes citas del Libro, y al decir Libro me refiera a nuestras Biblia-Quijote, de donde debemos beber todos los escritores de lengua española, mejor que decir castellana. Comentas la gran novela  “El gatopardo” de Lampedusa, que además de una gran novela es un gran película de Luchino Visconti con un excepcional reparto como Bur Lancaster, Alain Delón y la bella italiana Claudia Cardinale, ambientado en el “Risorgimiento” (Resurgimiento de la unificación de Italia 1860-1870),  y de fondo Giuseppe Garibaldi con su expedición de los Mil, de su camisas rojas y la aniquilación del poder de los Borbones en el reino de las Dos Sicilias.  Sin dejar de nombrar a Nietzsche, a Azorín, a Dante, Ovidio el de “La Eneida”, a Odiseo y su regreso a Ítaca, que no es el “Ulises” infumable de Joyce. Como tú muy bien escribes  en la pág. 37: “El eterno retorno como visión lineal del tiempo…y vuelta a empezar en el mismo principio y el mismo fin.” Porque efectivamente “vivir es volver”.

    Luego vas y nos comentas tu  viaje a la ciudad Imperial de Praga, y nos metes en el barrio judío, y vemos por tu pluma los bares donde hacían sus  tertulias los escritores contemporáneo del inigualable Franz Kafka con sus amigos, y ese personaje como  Gregor Samsa que en la “La metamorfosis” se convirtió en un gran insecto,  además de dejarnos estupefactos con “El Proceso”, con una acusación incompresible. Y te haces una foto en la puerta del "Centrum Franze Kafky Praha", donde detrás podemos reconocer en el reflejo del cristal del escaparate un retrato de Kafka. Y así es como se demuestra ser un viajero literario, haciéndose fotos en los lugares que se nombran. También hablas del viaje a Sintra (Portugal) donde perdiste una gafas de ver de cerca que llevabas en el bolsillo de la camina, y es que Sintra es uno de los pueblos más visitados de Portugal.
 
   También nos cuentad tu viaje a Asturias y tu visita a la Cueva de Covadonga, donde don Pelayo inició su reconquista con su Cruz de la Victoria y su espada de doble filo cristiana. Recuerdo el verde inglés de las montañas asturianas y la iglesia o basílica que allí arriba hicieron y no pudo ser de otra forma que con entrega y mucha fe cristina.

   No te olvidadas de las habaneras de Torrevieja, del arte de la pintura y del simpático cuadro del barbero y Sancho, sentado dejándose esquilar por una tijeras de esquilador de lanas de ovejas, que es, lo que tiene en la mano el barbero.   Tampoco te olvidad de nuestra Orihuela más cercana, o que incluso ilustras la portada de tu libro con una fotografía del convento de San Juan de la Penitencia de estilo renacentista barroco, que es la calle donde nacieron Miguel Hernández y Carlos Fenoll. Si la memoria de mi paladar no me engaña allí hacen las mojas de clausura la famosa “Yemas de Santa Clara”. Y es que si hay algo de Orihuela que no podemos dejar de hacer es la ruta de los pasteles y comprar “almojábenas”  en el Horno del Obispo, cerca de la calle Mayor donde tú naciste, en la misma calle de nuestro recordado Ramón Sijé.

     Y tampoco te olvidas  de tus amigos el sastre y marinero Pina, que coincidió otra ilustre y marinero Mayor con el Príncipe de Asturias, que luego sería SS.MM. Don Juan Carlos I, Rey.

      También desciende hasta las cosas mínimas y entrañables en tus “Adagios” como lo del gatito debajo del coche, o del pajarillo en viento, “gurripato”,  despistado  que por lo general en los primeros días de su partida del nido, sigue la impronta de quien primero les dan de comer.

     Empiezas tu libro con “El Bolinche”  referido al juego de las bolas, yo también jugaba a las bolas o canicas, tenía unas de mármol y otras de vidrios que eran como una vidriera pero redondas, cuando rodaban como tu muy bien dices:  “Se mezclaban los colores como en un gran carrusel, y si hacía sol y se reflejaba en el boliche, parecía como el desfile de una gentil carroza”.  Efectivamente eran como chispas de luz que se movieran. El  juego consistía es golpear una bola de un contrario y luego hacer hoyo (un hueco como un puño en la tierra). Si después  de golpear una bola hacías hoyo, ganabas la bola golpeada. Y también al trompo y las trompas eran más grandes, tenían una punta de acero y cuando la lanzaba algún bestia te podía romper tu trompo por la mitad. Pero lo que nos divertía en Málaga era las guerras de piedras entre bandas de chiscos en el lecho del río Guadalmedina, que muy bien podría ser el Segura.

     En fin, y para no cansarte más, que tu  libro al que yo llamaría en jerga pirotécnica una “voladura controlada”, pero de palabras y verbos que nos conduces por el recuerdo y el conocimiento. Y es me ha gustado mucho.

    En definitiva, te felicito por la empresa de escribir sobre lo nuestro, y te aliento que nos sigas deleitando con libros como este: "Miscelánea en el Otoño".

¡Un abrazo!

Ramón Fernández Palmeral
Alicante, 9 de marzo 2016