El alma no es lo mismo que el espíritu. El cuerpo necesita el espíritu
para funcionar, de manera muy parecida a como un aparato de radio
necesita la electricidad. Pensemos en un aparato de radio portátil.
Cuando le ponemos pilas, la electricidad almacenada en ellas pone en
marcha el aparato. Sin pilas, sencillamente no funciona.
Y ese es también el caso de los aparatos de radio que se conectan a un
enchufe. Pues bien, ocurre algo parecido con el espíritu: es la fuerza
que imparte vida al cuerpo. Lo mismo que la electricidad, no tiene
sentimientos ni puede pensar. En efecto, el espíritu es una fuerza
impersonal. Sin embargo, cuando nuestros cuerpos dejan de tener este
espíritu, o fuerza vital, ocurre como dijo el salmista: “Expiran, y a su
polvo vuelven”. (Testigos de Jehova).
Creo que tanto el alma como el espiruto de los seres vivos, en las teorias de Platón como de Aristóles o Santo Tomas de Aquino, no son más que retórica de la Metafisica.