Francisco Caro, en el lugar de los poetas
Locus poetarum, un lenguaje «secreto,
privado, solo suyo», el precio que se paga por la «autenticidad»
Acaba de publicarse el poemario «Locus Poetarum» (Editorial Polibea, 2017. Número 64 de el levitador), del poeta de Piedrabuena (Ciudad Real) Francisco Caro. Tras su éxito con «Plural de sed», el poeta se expresa ahora como si los poemas comenzaran el curso en la academia, para el que hay una Prueba de ingreso:
En el horno,/sin un temblor quemaba/celayas de carbón enfurecido,/
metáforas del norte, limpias brasas,/hogares de aleixandre/contagiado de rojos irascibles.
Con el examen aprobado, Francisco Caro comienza el curso, con sus tres trimestres, todos ellos en memoria de Nicolás del Hierro, «poeta con quien fui».
Dice el prologuista, José Creijo, que «con ese presente inagotable que el dolor construye a su medida es el tiempo en que está escrito (respirado, vivido) este libro». «Los ‘apuntes y ejercicios de clase’ que aquí se nos proponen no sabemos si evocan una experiencia real, si ese Maestro que aparece en no pocos poemas es trasunto de alguien efectivamente existente, pero eso tampoco importa: como suelen decir los médicos hablando del ‘dolor fantasma’ que se siente por ejemplo en un miembro amputado, o de los llamados ‘dolores psicosomáticos’, el dolor nunca es falso para el que lo sufre».
Añade que el lenguaje de Caro puede parecernos «lenguaje secreto, privado, solo suyo...pero ese es el precio que ha de pagarse por su autenticidad».
En definitiva, de la falsedad o autenticidad de lo poético como forma no sólo de escritura, sino también de vida, es de lo que habla este libro; del lugar de los poetas, «el lugar que les es propio, el lugar de la poesía, que quiere ser también el de la vida en su radical desnudez y autenticidad», subraya Creijo.
Francisco Caro aprueba con nota su ingreso en la academia.
Natural de Piedrabuena (Ciudad Real). 1947
En el horno,/sin un temblor quemaba/celayas de carbón enfurecido,/
metáforas del norte, limpias brasas,/hogares de aleixandre/contagiado de rojos irascibles.
Con el examen aprobado, Francisco Caro comienza el curso, con sus tres trimestres, todos ellos en memoria de Nicolás del Hierro, «poeta con quien fui».
Dice el prologuista, José Creijo, que «con ese presente inagotable que el dolor construye a su medida es el tiempo en que está escrito (respirado, vivido) este libro». «Los ‘apuntes y ejercicios de clase’ que aquí se nos proponen no sabemos si evocan una experiencia real, si ese Maestro que aparece en no pocos poemas es trasunto de alguien efectivamente existente, pero eso tampoco importa: como suelen decir los médicos hablando del ‘dolor fantasma’ que se siente por ejemplo en un miembro amputado, o de los llamados ‘dolores psicosomáticos’, el dolor nunca es falso para el que lo sufre».
Añade que el lenguaje de Caro puede parecernos «lenguaje secreto, privado, solo suyo...pero ese es el precio que ha de pagarse por su autenticidad».
En definitiva, de la falsedad o autenticidad de lo poético como forma no sólo de escritura, sino también de vida, es de lo que habla este libro; del lugar de los poetas, «el lugar que les es propio, el lugar de la poesía, que quiere ser también el de la vida en su radical desnudez y autenticidad», subraya Creijo.
Francisco Caro aprueba con nota su ingreso en la academia.
Natural de Piedrabuena (Ciudad Real). 1947