La lengua española en la ciencia y la técnica. Una conversación con el profesor Pedro García Barreno
Daniel Martín Mayorga
En vísperas del tercer centenario de la fundación de la Real Academia Española (RAE), funcionando a pleno rendimiento la Asociación de Academias de la Lengua Española (que engloba a todas las instituciones que cuidan de nuestro idioma en el mundo, incluida la Academia Mexicana); siendo el español la segunda lengua global por capacidad de comunicación y la más demandada para nuevos estudiantes, bien se puede decir que la situación actual es harto halagüeña. Sin embargo, un aspecto falla: en un mundo interconectado, nuestra lengua está mal representada en Internet y en los medios de comunicación donde se dirime el conocimiento científico y tecnológico. Este es el objeto del diálogo entre Pedro García Barreno, académico de la Real Academia Española y Daniel Martín Mayorga, quien coordinó el Área Temática de Nuevas Tecnologías en el Primer y Segundo Congreso Internacional de la Lengua Española celebrados respectivamente en Zacatecas (México) y Valladolid (España), donde se abordaron por primera vez estas cuestiones.
Pedro Garcia Barredo: Creo que ha quedado claro que, en mi opinión, la cuestión del español en la ciencia y la tecnología trasciende al ámbito puramente especializado, léase Academias, o Facultades de Filología. Si nuestros países fueran potencias científicas, el problema no existiría. Ahora bien, no por ello la responsabilidad de las instituciones que se ocupan de la lengua es menor. Tienen la obligación de, en primer lugar, mantener vivo el debate. Y, después, proponer a las instancias que corresponda las acciones adecuadas, y responsabilizarse de liderarlas.
Hasta ahora se ha estado lastrado por aquellos prejuicios que al principio comentábamos: el ámbito de la lengua no era el de la economía ni el de la innovación; las Academias estaban –y en muchos aspectos siguen estando- estructuradas de una manera que dificulta salirse de los viejos guiones. Pero estamos todos cambiando, quizá lentamente, pero vamos en la buena dirección. El hecho de que reflexionemos públicamente sobre todo esto como ahora estamos haciendo; la cantidad de libros que han aparecido en los últimos años –como aquel que promovió el Instituto Cervantes y en el que tú participaste, El español, lengua para la ciencia y la tecnología-; todas son excelentes señales. Precisamente en 2013 celebraremos el tercer centenario de la Real Academia Española, y, en conjunto con el resto de Academias hermanas de América, con seguridad será una espléndida ocasión para plantear estas cuestiones.
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