La otra realidad en un mundo competitivo
Poco puede prosperar un país occidental con una juventud dedicada a la religión. Ningún fanatismo religioso aporta avances sociales, ejemplo los países islámicos. Ellos están ahora en su Renacimiento.
En el catolicismo se reconocen diversas vocaciones en el ámbito de la espiritualidad que pueden agruparse en tres principales:
* 1 Vocación de seglar
* 2 Vocación religiosa
* 3 Vocación sacerdotal
* 4 Espiritualidad
Para los católicos todas las vocaciones llevan a la santidad. Es decir la meta es estar en los hornacinas de una iglesia y ser adorados por otros fieles. Dios llama al hombre a la Felicidad, cuando la felicidad nadie te la puede dar porque es un estado de gracia interior. Quienes buscan estar siempre felices viven en un error, porque la realidad es otra distinta y hay que estar preparados para superar los momentos de infelicidad. Es lo que llama el estado de gracia.
Estos días del JMJ el Sr. Razinger propone a la juventud vivir imitando a Cristo, lo cual supone quedarse solteros /ras -como los sacerdotes y monjas-, no tener un oficio determinado, dedicarse a predicar la bofetada en la otra mejilla, vivir de lo que te den como los budistas, sin Internet y nada de mujeres, porque estas son impuras.
Cuando en realidad el verdadero santo-social es el que se levanta a las 5 de la mañana, regresa a las 8 de la tarde y tiene tres o cuatro bocas que alimentar.
Le cristianismo tuvo una escisión o reforma que es el protestantismo, que son más prácticos y más avanzados, no tienen imágenes, santos y vírgenes. reconocen la igualdad de la mujer, y tienen mujeres sacerdotes, y se casan. El catolicismo se quedó atrás en el Concilio de Trento y el Vaticano II, están más atrasados en sus dogmas, desde el punto de vista social-real. Tienen un punto fuerte que es apostar por la familia y por la vida.
¿QUÉ ES LA FE?
Para la Iglesia católica la fe es muy importante, es decir, creer en algo abstracto o imposible con todos tus fuerzas rechazando a la vez tu voluntad racional.
Dudar de la existencia de Dios es tan sólo un razonamiento legítimo del hombre informatizado.
Por Ramón Fernández Palmeral