PRÓLOGO
LATIDOS
DE UNA TRAGEDIA
Debo empezar diciendo que anteriormente he
presentado dos libros de poemas de Consuelo Franco Gútiez: Dolor de un alma blanca y Biografía
lírica de una libertad cautiva, libros que han tenido gran éxito, y son reconocidos
por los especialistas. Quizás estos aciertos le han llevado a Consuelo a escribir
y publicar seguidamente, sin pausa Lorca. Biografía lírica de un mártir. Ahora, nuevamente, me honro en acompañar a
Consuelo desde el rincón de este prólogo, con este nuevo libro que es una biografía versada o una memoria vital sobre el
autor del Romancero Gitano.
En mis presentaciones anteriores ya dije
de Consuelo que era una poeta de inspiración y sentimientos, para quien no la
conozca, diré que es una consumada poeta lírica comprometida con la poesía de
la experiencia, que dice lo que piensa y tiene el valor del compromiso y la
fidelidad a sus ideas. Además es una magnífica y emotiva rapsoda que sabe muy
bien llegar al público con su voz y sus entonaciones. Como todo poeta, posee
un mundo interior propio, un territorio
garcilasiano y hernandiano a la vez, que le hace sentirse segura, y quien se
siente seguro y tiene amor propio es capaz de dar lo mejor se sí a través de sus pasiones
líricas. Ella aporta a la poesía un
valor novedoso como son las “biografías versadas”, ardua labor, a través de un
lenguaje sin retruécanos ni enredos, es decir, sin oscuridades tan de moda hoy en día en los poetas contemporáneos. Consuelo posee un lenguaje realista,
transparente, potente que nos comunica
su vitalidad interior a través de sus símbolos: pasión, amor y vida.
El
año pasado se cumplieron los 70 años del inicio de la guerra civil y del
asesinato de Federico Garcia Lorca en la madrugada del 19 de agosto de 1936 en
el barranco de Víznar (Granada), junto a otros granadinos más, por ello en ese
lugar de tragedia hay un monolito que dice «Lorca somos todos». Con motivo de
esta efeméride y en lo que a mí me tocaba como coordinador de la revista PERITO
(Literario-Artístico), que dirige Rosario Salinas, propusimos componer un
monográfico sobre Lorca, el número 9, un número emblemático y de
referencia lorquiana. Recuerdo que
teníamos que coordinar los temas de las
colaboraciones y contar, ineludiblemente, con Consuelo Franco, que acababa de
publicar su Biografía lírica de una libertad
cautiva, biografía versada sobre Miguel
Hernández, y le pedimos que compusiera algún poema sobre García Lorca, e
inmediatamente, como inspirada por un duende mágico ejercitado en el poema trágico, nos mandó el poema titulado
«Canto versado al poeta Federico García Lorca», que fue como el detonante de
este libro que tengo el placer de
prologar. El poema tuvo gran éxito entre nuestros lectores. Cuya estrofa final
nos recuerdan imágenes lorquianas:
¡Lorca,
Lorca, compañero!
Las
guitarras de Granada
rasgan
gimiendo su duelo.
Toda obra de arte tiene un destino, si la
obra no llega a culminar esa meta final,
la obra quedaría coja, en el caso de los poemas la meta es el lector, un
lector sensible, ávido de sentimientos que
los haga propios. Los versos en los
folios son el latir del corazón del poeta más que palabras, porque las palabras
como indica su etimología griega es comparar, y la poesía no es comparar,
sino emocionar, sugerir, estimular, sentir. Algunas veces he comentado que la
poesía no es literatura, sino sentimientos, por ello, grandes escritores no
llegan a ser grandes poetas, porque sus versos no llegan al destino final. En los versos de Consuelo: néctar de
sentimientos, rotundos, quedan limpios de toda falacia en un fluir del río de
las emociones, como tenemos la suerte de comprobar en este libro logradísimo,
que culmina un camino: llegar al lector sensible y receptivo a las distintas
etapas de la vida del universal poeta de
Fuente Vaqueros.
Este
libro Lorca. Biografía lírica de un
mártir, que tengo el placer de presentar es un homenaje al poeta granadino que llega al lector a través de varios bloques
temáticos organizados cronológicamente
de la vida del dramaturgo y poeta. Compuesto en su mayoría por octosílabos,
métrica en la que se desenvuelve muy bien Consuelo, a veces, con son coplas, romances, redondillas o cuartetas dedicadas
al autor de Romancero Gitano, es en
realidad un recorrido por los momentos vitales de la obra y tragedia de este malogrado poeta y
dramaturgo que nos arrancaron de la esperanza cuando contaba tan sólo 38 años
de edad. Un recorrido fugaz que como las gotas de un perfume de jazmines gitanos, y que como Consuelo sabe
expresar, nos irá llevando por los sentidos al son de los latidos del corazón
del poeta, como veremos en esta estrofa:
Un
19 de agoto de 1936
calorífico
de otra era,
al
astro ardiente inclinó
los rayos sobre una tierra.
En esta estrofa que percibimos una personificación del astro rey que se
inclina sobre la tierra para ver morir al Federico, para rematarlo con las entrañas de un planeta/ moribundas se
quedaron con un grito de tristeza. En estos dos versos consigue una
metáfora sublime e impactante, de cómo hasta «las entrañas de un planeta» (no
sabemos cual), agonizan de tristeza ante el asesinato premeditado y odioso de
Federico.
Nos hace un recorrido desde su nacimiento en
Fuente Vaqueros, «perla bella», como
llama Consuelo a este pueblo en la vega de Granada, un 5 de junio de 1898. Hijo de doña Vicenta
Lorca Romero, maestra, y de don Federico
García Rodríguez, hacendado agricultor, era el mayor de cuatro hermanos. Verso
a verso, Consuelo Franco nos lleva por la infancia y juventud, por la
Residencia de Estudiantes (1919-1928) donde no falta su amistad con Buñuel y
Dalí, además de que tuvo muchas otras amistades, había conocido a Antonio
Machado en Baeza, y a Juan Ramón Jiménez, a Maruja Mallo. Y su amistad más
cercana con Falla y Luis Rosales, a quien injustamente se le acusó de delator
cuando Lorca se encontraba refugiado en su casa de Granada. Su paso por Nueva
York y Cuba, por Buenos Aires donde conoció a Pablo Neruda en una
representación de Bodas de Sangre.
Consuelo
también nos recuerda, con sus rotundos poemas, que García Lorca estuvo en
Alicante con el teatro universitario de la «La Barraca», los últimos días del
año 1932, y nos muestra la fotografía que tiene con el pintor Gastón Castelló
en las playas del Postiguet (Sobre este viaje a Alicante podemos ver el
completo artículo de Gaspar Peral Baeza en PERITO núm. 9).
Consuelo
no se olvida de Bodas de Sangre, obra
inspirada en los sucesos de Níjar (Almería), que representaría la compañía de
Lola Membrives, ni de Yerma que
representó la compañía de Margarita Xirgu. Tampoco de la trágica muerte del
torero sevillano Ignacio Sánchez Mejías, cogido de muerte por un toro de Ayala
llamado Granadino el 11 de agosto de
1934 en la plaza de Manzanares. Para acabar con el dolorido sentir de su
fusilamiento en el llorado Barranco de Vínzar.
Encontramos en el libro numerosas
ilustraciones que de alguna forma son de agradecer, porque nos presenta una
colección de imágenes escogidas que nos hacen emocionarnos y sentir el paso del
tiempo, como diría Miguel Hernández Algún
día/ se pondrá el tiempo amarillo/ sobre mi fotografía.
Métricamente, la mayoría de estas composiciones son
octosílabos, algunos con formas de coplas con esta elección consigue el efecto
deseado: rotundidaz y precisión.
Son
diecisiete poemas, que se agrupan a su vez por épocas según los lugares donde
vivió o residió el poeta y dramaturgo. Destaca en este libro las fechas trascendentales
de la vida de Federico desde su nacimiento hasta su muerte. La autora posee una
gran capacidad al resumir una complicada vida en un libro de poemas, sin
olvidarse de los momentos vitales para cantarle al poeta y a la vez divulgar y
difundir su universal figura para las generaciones venideras, lo cual es ya
elogiable propósito.
Esta
biografía en verso ha salido del alma,
hija de su talento poético, que sin duda
alguna es digno de ser leída y será sentida por los lorquianos de corazón,
porque nada aquí enturbia su figura ni su memoria de la que tantos despropósitos
se han escrito. Debemos tener en cuenta que todo el poemario es de un
alto lirismo, puro, como un alma blanca, fiel reflejo de los que ella es: una
estrella brillante de la poesía.
Ramón Fernández “Palmeral”
Director de la
revista PERITO (Literario-Artístico)
Alicante, octubre
2008