Porfirio Barba Jacob
(Seudónimo de Miguel Ángel Osorio Benítez; Santa
Rosa de Osos (Antioquia (Colomia), 1883 - México, 1942) Poeta y periodista colombiano
polémico e influyente, cuya obra suele clasificarse dentro de un
modernismo ecléctico. En su primera juventud fue un sencillo maestro de
escuela rural en Antioquia, donde fundó la campesina Escuela de la
Iniciación. A los 23 años, habiéndose trasladado de Antioquia a
Barranquilla, comenzó a publicar sus primeros poemas, entre ellos la Parábola del retorno, muy conocida en Colombia. Después, con algunos amigos trovadores colombianos, se trasladó a México.
Porfirio Barba Jacob
Comienza así una vida de incesante recorrido por
varios países de América, siempre alternando su tarea de periodista con
su vocación de poeta. Establecido en Monterrey, fundó en esa ciudad la
Revista "Contemporánea" y fue jefe de redacción del periódico "El
Espectador". Por sus ataques al régimen porfirista pasó seis meses en la
cárcel, de la cual fue sacado por los revolucionarios. Posteriormente
colaboró en México capital con El imparcial y El independiente, así como
en la revista El Porvenir. De México se vio obligado a huir al publicar
el reportaje periodístico titulado "El combate de la ciudadela narrado
por un extranjero", que relata los sucesos que siguieron al asesinato
del ex presidente Francisco Madero.
Pasó entonces a Guatemala en 1914, donde dejó
honda huella literaria. Ese año su amigo el poeta y cuentista
guatemalteco Rafael Arévalo escribió su mejor cuento, titulado El hombre que parecía un caballo,
relato que se refiere a Barba-Jacob y que, al mismo tiempo que dio
notoriedad al autor, señaló el inicio del forjamiento de la leyenda del
poeta colombiano. También de Guatemala tuvo que huir, dejando a medio
publicar su obra Tierras de Canaán.
En 1915 viaja por segunda vez a Cuba (ya había visitado la isla en su primer viaje hacia México), donde compone sus poemas Canción innominada, Elegía de septiembre, Lamentación de octubre, Soberbia y Canción de la vida profunda,
que es su poema más célebre. Tras pasar algunos meses en Nueva York, se
trasladó a Honduras, donde fundó el diario Ideas y Noticias en un
pueblito del norte, La Ceiba. De Honduras pasó a El Salvador el 7 de
junio de 1917, día en que ocurrió el terremoto que destruyó la ciudad.
Porfirio Barba Jacob escribió como homenaje su folleto El terremoto de San Salvador, narración de un sobreviviente. Regresado a Monterrey, fundó el periódico El Porvenir, que llegaría a convertirse en un gran diario del norte de México.
En 1920 se encontraba de nuevo en México
capital, escribiendo crónicas espantosas y sensacionalistas, como la
serie de cinco reportajes titulada Los fenómenos espíritas en el palacio de la Nunciatura.
Los relatos se desarrollaban en el palacio que había sido destinado
para residencia del Nuncio. El gobierno prohibió la entrada del
representante papal, por lo cual el edificio quedó vacío y se convirtió
más bien en sede de las orgías del poeta colombiano, quien, entre otros
excesos y extravagancias, se dedicaba por aquel entonces al consumo y
exaltación de la marihuana. En esta época escribió poemas como "El son
del viento", "Balada de la loca alegría", "Canción de la soledad" y
otros.
Durante el año 1921 dirigió la Biblioteca Pública del
Estado de Jalisco, adonde fue a visitarlo el escritor español Ramón del
Valle Inclán. Tuvo que dejar ese cargo debido a sus escándalos. El año
siguiente fue expulsado igualmente de México a causa de las diatribas
lanzadas contra el gobierno de turno. Volvió de nuevo a Guatemala, y
logró hacer del periódico El Imparcial el más importante de toda
Centroamérica. Viéndose expulsado de este país y luego también de El
Salvador, se disfrazó de cura y se dedicó a la predicación a lo largo de
las plantaciones bananeras de Honduras.
En 1925 regresó por tercera vez a Cuba, donde simpatizó
con los fundadores del partido comunista, pero un año más tarde estaba
dirigiendo el periódico La Prensa de Lima. Caído en desgracia ante el
gobierno de Perú, después de vagar largo tiempo en ambientes de miseria,
el embajador de Colombia lo repatrió a su país. Habían transcurrido 20
años desde su salida. Durante tres años recorrió diversos pueblos y
ciudades de Colombia dando recitales de sus poemas. También se desempeñó
como jefe de redacción de El Espectador de Bogotá. Más tarde viajó de
nuevo a Cuba, donde se encontró con el poeta español Federico García
Lorca.
Finalmente, en 1930 se le abrieron de nuevo las puertas
de México, y allí publicó durante varios años, en el periódico
Excélsior, su columna "Perifonemas", en una prosa magistral, no igualada
por ningún otro periodista contemporáneo de América. Lastimosamente,
sus artículos no han sido recogidos en un volumen. Por otra parte, el
propio Barba Jacob no estimaba mucho su producción, dado que entendía su
profesión de periodista como una mera forma de ganarse la vida. Nunca
se preocupó de publicar sus propios versos, pues jamás se sentía
satisfecho con sus escritos, sino que los pulía continuamente, pero sus
poemas aparecieron en las más prestigiosas revistas del continente.
Todavía en vida del poeta, sus amigos le publicaron tres recopilaciones: Rosas negras (1932, en Guatemala), Canciones y elegías (1933, en México) y La canción de la vida profunda y otros poemas (1937, en Manizales). Una cuarta recopilación fue publicada póstumamente en una imprenta oficial, con el título Poemas intemporales (1944). Murió en Ciudad de México consumido por la marihuana, el alcohol, la tuberculosis y la miseria.
El conjunto de su obra muestra un estilo modernista
anacrónico, lleno de palabras altisonantes, pero con un ritmo
emocionado, angustioso, sincero y pasional. Influido por Baudelaire,
tiene más vida interior que imaginación, y temperamento más romántico
que modernista; se acerca unas veces a la belleza formal de Rubén Darío,
a la delicadeza de Amado Nervo, al vigor de Santos Chocano y al sentido
trágico de José Asunción Silva, en una agitación lírica menos irregular
que su vida misma; fue indudablemente un gran poeta.