POESIA PALMERIANA

Los poetas somos como los leones, después de que nos disparen podemos lanzar nuestras garras. Página administrada por el poeta Ramón Palmeral, Alicante (España). Publicamos gratis portadas de los libros que nos envían. El mejor portal de poetas hispanoamericanos seleccionados. Ramón Palmeral poeta de Ciudad Real, nacido en Piedrabuena.
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La mayor satifacción que tengo al escribir es saber que alguien me lea cuando yo esté muerto.

domingo, 9 de marzo de 2014

Falleció el poeta Leopoldo María Panero Blanc. Retratodo por Palmeral

 (Retrato a lápiz de Leopoldo María Panero por Palmeral)


Leopoldo María Panero Blanc (Madrid, 16 de junio de 1948 - Las Palmas de Gran Canaria, 5 de marzo de 2014)1 fue un poeta español, encuadrado en la poesía española contemporánea dentro del grupo de los novísimos.

Biografía

Hijo del poeta Leopoldo Panero (1909–1962) y Felicidad Blanc (1913–1990), hermano del también poeta Juan Luis Panero (1942–2013) y de Michi Panero (1951–2004), sobrino del poeta Juan Panero (1908–1937) y primo del periodista, crítico de cine y actor teatral madrileño José Luis Panero González-Barosa (1975-).
Panero fue el arquetipo de un malditismo cultivado tanto como repudiado, pero ese malditismo no le impidió ser el primer miembro de su generación en incorporarse a la nómina de clásicos de la editorial Cátedra, contar con una espléndida biografía escrita por J. Benito Fernández (El contorno del abismo, Tusquets, 1999) e insertarse en la historia literaria, las antologías y los programas académicos.
El joven Leopoldo María, al igual que tantos descendientes de los prohombres del régimen franquista, se sintió fascinado por la izquierda radical. Su militancia antifranquista constituyó el primero de sus grandes desastres y le valió su primera estancia en prisión. Tuvo una formación humanista, estudió Filosofía y Letras en la Universidad Complutense de Madrid y Filología Francesa en la Universidad de Barcelona. De aquellos años jóvenes datan también sus primeras experiencias con las drogas: desde el alcohol hasta la heroína -a la que dedicaría una impresionante colección de poemas en 1992-, ninguna le es ajena.
Desde 1970 se le consideró dentro del grupo de "Los Novísimos" (los Nueve novísimos poetas españoles de José María Castellet), aunque él se sintió excluido del mismo.2
En los años 70 fue ingresado por primera vez en un psiquiátrico. Las repetidas reclusiones no le impidieron desarrollar una copiosa producción no sólo como poeta, sino también como traductor, ensayista y narrador. A finales de la década de los 80, cuando por fin su obra alcanzó el aplauso de la crítica entendida, ingresó permanentemente en el psiquiátrico de Mondragón. Casi diez años después se estableció, por propia voluntad, en la Unidad Psiquiátrica de Las Palmas de Gran Canaria o como él lo llamaba El manicomio del Dr. Rafael Inglott 3 hasta su fallecimiento el 5 de marzo de 2014


 Soy Leopoldo María Panero. Llevo seis años en el infernal manicomio de Mondragón. Llevo seis años sin compañía porque con los locos no se puede hablar de nada más que de potorros y de cipotes. Son todos una pandilla de follaburras asquerosos, porque yo creía que eran una pandilla de angelitos porque había sufrido mucho, sobre todo los crónicos. Pero precisamente porque han sufrido mucho son los hijos de la gran perra que me he encontrado en la vida.




Con la muerte de Leopoldo María Panero, inevitablemente, se agolpan en la mente muchos recuerdos de juventud. Traté mucho a Leopoldo a principios de los 70. Él vivía aún en Madrid de una manera anárquica, desordenada y llena de adicciones espantosas. Gracias a un pacto que hicimos, él y yo, de no beber nada de alcohol durante nuestros encuentros, pudimos sostener conversaciones muy interesantes en mi casa.
Era un poeta de primer orden, lo que pasa es que siempre escribió de una forma desconsiderada, anárquica y pesada... Pero aun así era posible rescatar una esmeralda purísima buscando mucho entre la basura. De él se podría hacer una antología de una inmensa categoría poética, estética, de pensamiento y de novedad. Esa que tenía Leopoldo respecto a la poesía que se hacía entonces. Vivía en un universo absolutamente creado por él mismo, ideológicamente muy rico, confuso, pero muy apasionante. El tiempo nos fue retirando a unos y a otros. Leopoldo inició esa especie de 'via crucis' terrible de manicomio en manicomio, lo que hizo que fuera muy difícil estar con él en la última época.
Mi último recuerdo junto a él fue en Córdoba, hace un par de años, en la reunión de los Novísimos que hizo el festival Cosmopoética. Me tocó compartir mesa con él en una charla y la cosa resultó tan caótica que tuvo que suspenderse el acto porque Leopoldo se salió de madre y no había nadie que pudiera sostenerlo. Como otros grandes maestros, Panero también perdía la razón. El gremio de los poetas nunca se caracterizó por la sensatez. La inestabilidad de Panero estaba en conexión con su grandeza y a la gente que le interese de verdad la poesía tendrá que atenerse a algunas de las antologías de Leopoldo que sin duda son y serán de primera magnitud.

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VII

Ya que preguntas por el futuro comprende
Que la vida es una rosa quemada
Por el azul del silencio
Por el filo multiusos en el que yace el verso
Hablando a los hombres de la raja
De la herida de la vida que no se cura
Del mal incansable de la vida
En mí los hombres lloran
Y grita un ángel por la noche
Buenas tardes Don Leopoldo, la casa ha sido derruida
Y reina un ángel sobre la nada
Y la nada pastorea el ser
Y tiembla mi flor entre la nada
Mi nardo hecho de terror y del miedo a los cuartos oscuros
A la violeta inmunda que aguarda en el amado sepulcro
Y que reza sólo a la nada con fervor hacia el viento
Que borrará mi ser
Cuando llegue el día
En que brille la ceniza sobre el mundo
Y caigan las palabras sobre las palabras
Y un hombre repita la vida es un animal inmundo
Una conspiración de los muertos
Una estantigua, un clásico del dolor
Un perro ladrando sobre la ruina del Palacio de Buckingham
Que brilla contra el verso y contra la razón
Y que caerá algún día sobre la coronilla del hombre
Que llorará algún día por su isla perdida
Por la isla suprema del poeta
Que es un continente y no una isla
Por eso no preguntes por quién doblan las campanas
Ellas doblan por ti, Hemingway lo dijo, citando a John Donne
Y hablando a los ángeles del revolver sin balas al que se llama poesía

Del poemario Rosa Enferma de Leopoldo María que publicará Huerga y Fierr