La amistad de
Miguel Hernández con José María de Cossío
Miguel Hernández
no aceptó ser regenerado por el nuevo Régimen franquistas y perdió la vida
Ramón Palmeral
Es sabido que José María de Cossío y Martínez de Fortún (1892-1977) de origen
cántabro, abogado, escritor y polígrafo, pertenecía al bando nacional; sin embargo, fue uno de los que ayudó siempre
al poeta oriolano Miguel Hernández, primero cuando le dio trabajo en la
Editorial Espasa-Calpe de Madrid donde
era director de la Enciclopedia Los Toros. Tratado técnico e histórico cuyos
primeros tomos se publicaron en 1943-1946, conocida por El Cossío. Aunque el
proyecto fue una iniciativa de José
Ortega y Gasset propuesto por la editorial de la que asesor. Definida por el
crítico taurino Antonio Díaz Cañabate
como «la Biblia del toro». Miguel trabajó como secretario y de escribiente con
Cossío, por 250 pesetas al mes. Contacto que se lo consiguió el periodista
murciano Raimundo de las Reyes en
marzo de 1935, residiendo ambos en Madrid, posiblemente en la tertulia de Cruz y Raya de José Bergamín. Esto le dio independencia económica hasta el inicio
de la guerra civil. Por ello, se pudo reunir con la élite de la Generación del
27 y con el poeta chileno Pablo Neruda, asistiendo a tertulias literarias en
casa de Vicente Aleixandre donde
acudió Federico García Lorca, hasta
que éste se negó a asistir si acudía Miguel.
Recordemos que Raimundo de los Reyes era
redactor de La Verdad de Murcia
y dirigía Ediciones Sudeste de dicho periótico donde Hernández publicó su “opera
prima” Perito en Lunas en enero 1933,
pagado con 425 pesetas que le prestó el vicario general de Orihuela don Luis Almarcha. Fue en septiembre de
1936 cuando se entera en Orihuela (pasaba la vacaciones estivales) por Jesús
Poveda del asesinato de Lorca escribe
a su jefe el montañés José María Cossío
y le pregunta: «¿Es cierto, lo de Federico García Lorca?». El asesinato de su
admirado Lorca fue el detonante para que se alistara a las milicias
republicanas en el Quinto Regimiento del PC Madrid el 23 de septiembre, con su
cuñado Paco Moreno Soriano (marido
de Elvira). Se alista como mecanógrafo y fue destinado con
los Zapadores a Cubas (Madrid).
José María de Cossió como jefe de
Miguel hasta el inicio de la guerra tendría una decisiva participación en la posterior
tragedia carcelaria de Miguel, quien consiguió que le pusieran en libertad 15 de septiembre de 1939 a través de unos
informes positivos con el Director General de Seguridad. (Su causa no era judicial
sino administrativa por paso clandestino de frontera; es decir, sin
documentación).
Al finalizar la guerra y en marzo de 1939
ambos fueron detenidos por uno milicianos en
Ciudad Lineal de Madrid. Cossío no llevaba la documentación en regla;
pero un salvoconducto de Hernández les permite marchar libres. Es posible que
le librara de un paseo.
Según notas de Leopoldo de Luis y Jorge Urrutia «intercedió cerca del ministro del
Ejército y Secretaría General José
Enrique Varela». Cossío lo consiguió a través de las amistades como Rafael Sánchez Mazas y Dionisio Ridruejo,
director general de Propaganda y de la revista Escorial, para que a través del general José Enrique Varela hablar con el Caudillo para que le conmutaran
la pena de muerte por la inmediata inferior de treinta años, como así sucedió.
Estando Miguel preso en Torrijos 65, Cossío
le buscó un abogado defensor junto al sevillano Eduardo Llosent y Marañón,
era Diego Romero Pérez, alférez provisional de Infantería
perteneciente a la Auditoria del Ejército de Madrid, natural de Valverde
del Camino (Huelva) destinado en Madrid.
De Cossío acudió en varias ocasiones a las cárceles para entrevistarse con el
preso Miguel Hernández y llevarle
comida, otras acompañado por escritores falangistas como Dionisio
Ridruejo o poeta como José Maria
Alfaro para proponerle que hiciera "algún gesto" de arrepentimiento o de
apoyo al Régimen, lo que provocó la ira de Miguel Hernández, los rechazó y los echó de la prisión. Las visitas
de Cossío se hallan anotadas en la correspondencia de Miguel a su mujer
Josefina Manresa, y son las siguientes:
-24
de mayo de 1939, en la prisión de Torrijos, al día siguiente le envía comida.
-20
de junio de 1939, hablo por teléfono desde la prisión de Torrijos.
-5
de diciembre de 1939, le visita en la prisión de Conde de Toreno.
-29
de abril de 1940, en Conde de Toreno, después haber perdonado la pena de
muerte, le visita con su abogado Diego Romero. Le proponen ha haya algún gesto
de arrepentimiento y colaborara con el nuevo Régimen.
-1
de julio de 1940, en Conde de Toreno, otra visita a Miguel quizá con José María
Alfaro.
-En
el Reformatorio de Adultos d Ocaña,
fecha sin determinar, le visita Cossío y Dionisio Ridruejo Jiménez, director de la revista falangista Escorial, junto a otros falangistas
para proponerle a Miguel que colaborara con dicha revista, a favor del Régimen,
renunciando a sus ideas republicanas. Les dio un no rotundo y leo echó a fuera.
Y rompió su relación definitiva con Cossío. De haberlo hecho seguramente
hubiera sido indultado y puesto en libertad.
— «Me parece increíble que esos viejos amigos
no me hayan conocido mejor. ¡Que hayan venido a verme [Ocaña] para hacerme
proposiciones deshonestas, como si Miguel Hernández fuera una puta barata! ». (Comentario,
meses después, al compañero preso y paisano Luis Fabregat Terrés en el Reformatorio de Adultos de Alicante
–todavía no era cuñado de su hermano Vicente, éste se casaría dos veces, la
segunda con una hermana de Luis Fabregat).
En carta desde el Reformatorio de Adultos de
Alicante de 10 de octubre de 1941, le dice a Carlos
Rodríguez Spiteri: «No me recuerdes a Cossío. Recuérdame a los amigos de
verdad».
Gracias al hallazgo de El Hombre acecha en la biblioteca de Cossío en la Casona de Tudanca,
de Santander, Leopoldo de Luis, publicó en Santander, 1981 (Casona de Tudanca)
una edición facsímil de este poemario de guerra con dedicatoria a Pablo Neruda.
Porque poseía una capilla (hojas sueltas
e un libro, sin encuadernar).
En su declaración ante el juez militar en
Orihuela, el 1 de octubre de 1939, Hernández había manifestado que creía que su
liberación se había producido gracias a la intercesión de José María de Cossío, de Rafael Sánchez Mazas y Eugenio Montes, y
entrega un certificado o aval de Juan
Bellot (secretario provincial de milicias de FET y de las JONS, de
Valencia). Cossío a través de sus amigos falangista de la tertulia “Musa Musae”
que se reunía en el Café Lion de la calle Alcalá, entre ellos el ministro
Sánchez Mazas, consiguió que le conmutaran la pena de muerte (Sentencia firme de18-01-1940) por la
reclusión mayor de 30 años.
La relación de amistad entre Miguel Hernández y Cossío se rompió
definitivamente desde el momento que Cossío le pidiera arrepentimiento y
colaboración con el nuevo Régimen, para demostrar su agradecimiento por haber
sido conmutada la pena de muerte de 18-01-1940. Conmutación del Jefe del Estado Francisco Franco por la de 30 años, de 09 de julio de 1940 y, firmado
el recibí el 25 de julio de 1940 (el recibo tiene error al decir junio),
estando en Conde de Toreno.
Porque era tal su integridad como poeta el
compromiso que, prefirió morir a defraudar a sus lectores y seguidores republicanos,
en una ocasión llego a comentar que él era el autor de Viento del pueblo, su poemario
de guerra más bélico y arrebatador por la causa republicana. Al final de
su vida, enfermo de tuberculosis, no quería saber nada con los viejos amigos como Juan Bellod, Luis Almarcha, o Cossío.
A pesar de estos contratiempos José María
de Cossío publicó un grupo de quince sonetos de Miguel Hernández, El silbo vulnerado, en 1949.
Fdo.- Ramón
Fernández Palmeral es autor de Miguel
Hernández. El poeta del pueblo. Biografía en 40 artículos, Editorial
ECU de Alicante. Libro que se
presentará el 16 de enero actual a las 19.00 h, en Liberia Pynchon&Co de
Alicante.