POESIA PALMERIANA
Los poetas somos como los leones, después de que nos disparen podemos lanzar nuestras garras. Página administrada por el poeta Ramón Palmeral, Alicante (España). Publicamos gratis portadas de los libros que nos envían. El mejor portal de poetas hispanoamericanos seleccionados. Ramón Palmeral poeta de Ciudad Real, nacido en Piedrabuena.
Contacto: ramon.palmeral@gmail.com.
La mayor satifacción que tengo al escribir es saber que alguien me lea cuando yo esté muerto.
domingo, 13 de mayo de 2012
Se miraba el sexo con un espejo
Y era mujer joven,
quizás de veinte años
ya cumplidos
cuando empeño a afeitarse el vello público
con todo normalidad como el joven se
afeita barba naciente de rubios cabellos.
El sexo afeitado se le conoce
en el mundillo de las estiticien
como afeitado brasileño,
una moda, y desmelamiento y una pubertad lejana.
Esto va por guntos estéticos
más propio de países tropicales o con playas mediterráneas y top-less caseros.
Cada una puede hacer con su cocho lo que quiera.
Anónimo
..............
Os recomiendo leer "La Parabola de Carmen la Reina", de Manuel Talens........
Texto:
..siguiendo una ruta que se llamó el Camino del Coño de la Bernarda, para postrarse ante su nicho e implorarle que la tierra les diera el fruto de su vientre, y al cabo de un tiempo se le atribuían cientos de milagros, si bien el que más hondo caló en la feligresía fue el que aconteció durante el séptimo aniversario de su muerte, justamente en el domingo de Cuasimodo, y sucedió ni más ni menos que el nicho apareció abierto por la mañana, sin señal alguna de violencia, y cuando destaparon la caja observaron con sorpresa que el cuerpo de la Bernarda se había consumido..., pero el coño permanecía bello y frangante como una rosa de abril, lo cual de revuelo fue interpretado como un signo de Dios, y el duque de Artefa, que ya entonces era el cuarto y se llamaba Robustiano Villareal, le mandó hacer un relicario de oro con brillantes y lo expusieron en el altar mayor de la iglesia, bajo la mirada protectora del santo Cristo de las Cucarachas, y poco después de esto el cura del lugar, cuya fe inquebrantable en la santera movió dos cuartas a la derecha el monte del Veleta hasta su emplazamiento actual...