POESIA PALMERIANA

Los poetas somos como los leones, después de que nos disparen podemos lanzar nuestras garras. Página administrada por el poeta Ramón Palmeral, Alicante (España). Publicamos gratis portadas de los libros que nos envían. El mejor portal de poetas hispanoamericanos seleccionados. Ramón Palmeral poeta de Ciudad Real, nacido en Piedrabuena.
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La mayor satifacción que tengo al escribir es saber que alguien me lea cuando yo esté muerto.

martes, 12 de febrero de 2019

Sonetos de Juan Gil-Albert en "Misteriosa presencia"





 

"Misteriosa Presencia", Juan Gil-Albert , Héros de Altolagurre, mayo 1936. No se distribuyó.

Soneto I

Si unos tiempos mejores permitieran
que el amor que me inspiras exaltara,
como de nardos carnes en su vara,
unas trovas, alientos te ofrecieran.
Los susurros del campo juntos dieran
al resplandor que asomas en tu cara
violas, labios de amor, flautas que para
un mismo ¡ay! deseo te rindieran.
Pero no, que vedado la ley pía
ceño frunce a tan claro desatino
en mazmorras hundiendo la alegría.
Frondas en cambio presta el sano pino,
soledad, oros cautos muda vía
a este feroz impulso clandestino.

Soneto II

Mancebo que el amor por adornarte
cambió tu rumbo en mí pensando acaso,
no temiendo por ello su fracaso
que quererte fue cosa de mirarte.
¿Cómo no si era todo un anhelarte,
hasta encuentro casual que en el ocaso,
música fuimos dos que aún yo me abraso
rememorando sólo el escucharte?
Ve, dile tú si arrepentido muestras
ese camino inverso que me prestas,
que te libre en buen hora de mis alas.
Mas atiende, tu juventud temiera,
que librarte de mí, es bien pudiera
librarte al mismo tiempo de tus galas.

Soneto XI

Convulsión en tu pecho desviado,
desatada tormenta en tus raíces,
joven árbol poblado de perdices
sacudido un palor te hizo mi amado.
Ciervo adusto con arte apaciguado,
revelación sumida está en tamices,
las sombras de tus ojos más felices
van cayendo en los cuévanos del hado.
La turbación sellaste pura cosa
con el contacto núbil que adolece
de mutilar un lirio perpetrado,
mas invasora esencia, ¡cómo crece!
trasciende de los lindes de lo dado
porque en manos de gloria es vaporosa.

Soneto XIII

Que unos su ser ahoguen indefenso
por cubrir de las normas las entrañas,
y arrastren doloridos las patrañas
a multitud rogándoles consenso;
que aun otros de Platón su mito intenso
hablen panal de miel voces extrañas,
repercutido un eco de otras cañas
ya que el respeto veda un nombre denso;
unos y otros se honren mutuamente
reverencias tan falsas como fofas
cuadro fiel a su mundo componiendo,
mi camino me doy gozosamente
es mi vida, no puedo hacerla mofas
limpia así está la mano que tiendo.