POESIA PALMERIANA

Los poetas somos como los leones, después de que nos disparen podemos lanzar nuestras garras. Página administrada por el poeta Ramón Palmeral, Alicante (España). Publicamos gratis portadas de los libros que nos envían. El mejor portal de poetas hispanoamericanos seleccionados. Ramón Palmeral poeta de Ciudad Real, nacido en Piedrabuena.
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La mayor satifacción que tengo al escribir es saber que alguien me lea cuando yo esté muerto.

sábado, 16 de febrero de 2019

Entrevista a Joso Alberto Arias en Culturamas

Entrevista a Jose Alberto Arias, ganador de la II Convocatoria de Los relatos de Culturamas 2018

Entrevista con Jose Alberto Arias: “Las últimas veces, más allá del viaje espacial, la sinestesia y el futuro del planeta, trata de la historia íntima de un tipo cualquiera que rememora sus raíces”


Fotografía de Juan Carlos Herrera Lucas

Jose Alberto Arias Pereira nació en 1987 en Bélmez de la Moraleda (Jaén) y actualmente reside en Lisboa. Con el sensorial cuento Las últimas veces es el ganador de la II Convocatoria de Los relatos de Culturamas 2018. Anteriormente ha publicado La traición de Wendy (Berenice, 2010), Nosotros, que poseemos la tierra (Diputación de Jaén, 2012), Donde mueren los monstruos (Alhulia, 2015) y El Desencantador (Ediciones en Huida, 2015). Colabora con diversos medios online como crítico y redactor, y coordina la antología poética digital Como los olivos. Durante el curso 2011/2012 obtuvo una beca para creadores en la Residencia de Estudiantes de Madrid.

¡Enhorabuena, José Alberto! Empezamos por una pregunta casi obligada: ¿Prefieres recordar las primeras veces o las últimas veces?
Como al protagonista del relato, las primeras veces me la traen un poco al pairo. Supongo porque aún soy joven para pensar en últimas veces, éstas me resultan más atractivas, por muy amargo que resulte el sabor de las mismas. Hace unos años era mucho más melancólico, pero prefiero pensar ahora en las futuras últimas veces.
En Las últimas veces nos encontramos con un personaje sinestésico que pasa frío en el espacio, al mismo tiempo que recuerda las gachas que cocinaba junto a su abuelo en un pueblo de Jaén. La ciencia ficción se mezcla con la vida cotidiana. ¿Crees que es uno de los géneros literarios que mejor se adapta para definir la vida contemporánea?
Inicialmente la idea era un relato que pusiera en relieve un producto de mi tierra, el aceite de oliva. Por aquello de alejarme de lugares comunes opté por esta especie de distopía que, en el fondo, más allá del viaje espacial, la sinestesia y el futuro del planeta, se trata en efecto de la historia íntima de un tipo cualquiera que rememora sus raíces. Ahora que lo pienso, siempre que escribo ciencia ficción trato de alejarme de esa frialdad, esa asepsia tan ligadas al género. Lo bueno de la literatura de género es que nos sirve para tratar temas contemporáneos desde la máscara de la ficción.
¿De dónde surgió la idea del invernadero espacial?
Necesitaba recrear el campo de olivos de la sierra de Mágina en un ambiente tan hostil como el espacio. A tres o cuatro clicks me empapé de noticias sobre cultivos hidropónicos y los intentos pioneros de agricultura espacial.
¿Quiénes son tus autores de referencia?
Van y vienen por temporadas y según lo que esté escribiendo, pero Stephen King, ahora más y mejor reivindicado, ha sido siempre mi autor de cabecera. Otros autores que me han obsesionado son Javier Egea, Roberto Bolaño, Harper Lee, Shirley Jackson, Ricardo Menéndez Salmón, Elvira Lindo… En otros medios, Francisco Ibáñez o Joss Whedon, pero la lista es interminable.

Háblanos un poco de tu trayectoria como escritor.
Comencé a escribir ficción con trece o catorce años. Siempre me ha resultado fácil escribir, pero hasta entonces no compuse mis primeros cuentos, vueltas de tuerca a cosas que había leído o escuchado; luego me lancé al terreno de los premios literarios y me llevé alguno ya con quince o dieciséis años. Desde entonces me embarqué en una carrera de blogs, comunidades de escritores en línea, escuelas de escritores, antologías y premios literarios. A los 22 publiqué mi primera novela, La traición de Wendy, premiada por el Instituto Andaluz de la Juventud, y poco después mi primer libro de relatos, Nosotros, que poseemos la tierra, premio Diputación de Jaén para Autores Noveles. En 2015 publiqué la novela juvenil El Desencantador en Ediciones en Huida y el libro de cuentos Donde mueren los monstruos, galardonado por la Academia de Buenas Letras de Granada. Aunque he bajado el ritmo, siempre tengo proyectos a medias, no sólo de escritura. En Como los olivos investigo y recopilo a poetas de Jaén.
¿Has pasado por muchos concursos de relato? ¿Qué opinas sobre este tema?
He pasado por bastantes, en la mayoría sin pena ni gloria, pero me sirvieron sobre todo en mis inicios. Creo que, en un país con tantísimos premios como España, suponen una puerta tan válida como otra para hacer callo, ganarse unos euros y adentrarse en el complicado mundo literario.
En la actualidad, se dice que el cuento está en auge, que las editoriales están perdiendo el miedo a apostar por nuevos cuentistas. ¿Le resulta difícil a un escritor novel abrirse camino en el mundo editorial?
A un escritor novel siempre le resulta difícil publicar, en especial tras una crisis económica que ha afectado tanto al sector. Hay contadas editoriales como Páginas de espuma, la referencia en cuento, con una cantera de autores inabarcable. Pocas nuevas editoriales, valientes, apuestan por cuentistas primerizos, como Esdrújula Ediciones
¿Crees que por fin ha perdido el cuento la etiqueta de ‘género menor’?
Un género en el que han deslumbrado autores de la talla de Borges y Cortázar, Miguel Torga, Cheever o Alice Munro no puede ser menor. Sólo en España nombres como Aixa de la Cruz, Elvira Navarro, Juan Gómez Bárcena, Matías Candeira… están dejando un incontestable legado de cuentos mayores.
¿Afirmarías que el cuento requiere un lector mucho más formado?    
No sé si a un lector más formado, pero sí a un lector consciente. Yo mismo he leído siempre mucha más novela que cuento, no sé si por una cuestión circunstancial, pero el cuento, de cara al público, es más desconocido. Por eso la labor de medios culturales y editoriales especializadas es tan importante a la hora de reivindicar la narrativa breve.
Y para terminar, ¿cuál es el último libro de cuentos que has leído? ¿Alguna recomendación para los lectores de Culturamas?
Llevo desde 2017 dosificándome la obra completa de Shirley Jackson, y justo ahora estoy con un libro de cuentos suyo, Just an ordinary day, que se publicó de forma póstuma y recoge muchos escritos inéditos. Pero si tuviera que recomendar un libro, diría Los caballos azules de Ricardo Menéndez Salmón, casi imposible de encontrar ya, o Night Shift de Stephen King.
Muchas gracias a Culturamas por esta iniciativa y a todos los lectores y autores que han participado, espero que mi cuento haya estado a la altura del premio y que sigan llegando historias por todos los frentes.

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Estimado Jose Alberto Arias, las editoriales no publican a desconocidos por que la gente no compra libros impresos de caras deconocidas. La gente lee mucho en Internet, gratis, y se acabó, es ta es la realidad.