Por la sierra va corriendo un terremoto
de la mano, de la mano de la destrucción
y de la muerte, sin saber dónde detenerse.
Cayó en Lorca como un rayo subterráneo
que hizo mover las espadañas de las iglesias
y las adobes casas de los lorqueños temerosos.
¿Sufres? ¿Lloras? ¿Sientes miedo?
El miedo del quirófano de la tierra abierta.
Hay razones que no tienen razón.
Hay días como el 11 de mayo de
2011
que no deben volver a amanecer.
Lorca es hidalga, posee una historia cultivada
en los siglos por la riqueza de sus tierras y
su enclave cruce de camino entre Andalucía y el Levante:
El lema de la ciudad habla de castillos y de gentes:
"Lorca
solum gratum, castrum super/
astra locatum, ensis minans pravis, regni
tutissima clavis”
Pasa el río Guadalentín con pereza de agua,
algunas veces con el otoño nos enseña sus garras,
sus lágrimas enfurecidas de llanto desconsolado.
No olvidemos a Lorca ni a sus gentes solidarias,
entregadas ante la adversidad, ante los puñales
de un destino que no debe volver a suceder, aunque
se empeñe una falla terrestre en quebrarse.
Una ciudad que se está curando de las heridas
del terremoto de mayo, que sana poco a poco
sin perder la fe, ni la voluntad de sobreponerse,
pues toda esperanza se eleva sobre lo positivo.
Ramón Fernández Palmeral
Alicante, 2014
Primer premio Colegio de Enfermería