CINCO POEMAS DE MI POEMARIO PERSONAL
MUJER Y MADRE
Señora de pose y altura,
refinada en casa y calle,
matrona de mi locura
y dueña de alto talle.
El día de la madre te encumbras de coqueta y yo,
como macho sin machismo, observo tu belleza
y percibo la algarabía en tu devenir y silueta.
Destella pasión en tus ojos cuando depositan
la mirada sobre los míos que se clavan en mi
conciencia y te atraigo, apaciguo y emociono.
Mi corazón y mi alma acrecientan en valor y aprecio
que vigorizan en la codicia e inquieto y manifiesto
el amor que me apasiona sobre la cúspide tus pechos.
Tus labios sedientos buscan la ansiedad de los míos
que aunados encuentran el choque y el desenfreno
que se agita y apacigua sobre el jergón de los líos.
¡Señora de alto talle, dueña de mis delirios,
conquistadora de deseos y lances apasionados!
Tu seducción abre caminos de tacto y atino
que subyace sobre pasión de enamorados
y enaltece sobre los brazos de mi destino.
Concepción, amor, bello, bravo y vivo,
elevas arte y evocas encanto femenino
que provoca las codicias del colectivo.
Deseo primaveral revolotea en la envidia,
por belleza de semblante, causa y motivo,
y encuentra guiño y recelo, en la insidia.
Entre fisgones aprecio anhelos de hospicio
que perciben por derecho, o premio a la codicia,
y yo, amor mío, rechazo por amor sincero y sin vicio.
ACEITUNEROS
Bocina para el pan despierta,
entre amanecer y luz diurna,
a las turbas de cara incierta,
que provienen de la nocturna.
Añoranza en sacrificio ara,
aporte, sudor y esperanza,
sobre tamiza, tierra y vara,
en necesidad de tu crianza.
Entre fríos te ves madura,
aceituneros te derraman.
Negra Picual en catadura,
sobre almazaras te desgranan.
Circula en arroyos de bronce,
líquidos en textura y sombra,
son olivas, no extraen ponche,
oro fino en caudal que asombra.
Vasijas y silos te acogen,
en sabores, gustos y doma,
a que fuera de Navas gocen,
suavidad, aceite y aroma.
Poda faldera, en árbol pende,
de rama, hoguera o batidora,
que volatizan o las prende,
en llamarada que devora.
Arar suelo, en azada sobra,
por motor y desbrozadora,
que zigzaguea como la cobra,
entre hierba, tierra y segadora.
Los algodones ya florecen,
sobre capullo que despunta.
Por primavera ya estremecen,
semana santa y mayo apunta.
Aceituna en San Juan verdea,
con circunferencia y tersura,
que en verano y calor ondea,
a espera de invierno y frescura.
Hasta las navas va la musa,
disfruta de olivos y siesta,
pero se vuelve muy confusa
porque la marcha le detesta.
ALMA TINIEBLA
Alma tiniebla alumbrada por velas.
Figura erguida a manos asesinas.
Imagen tallada de grandes penas.
Afecto levantas y lamento desvelas.
Tus zapatos clavan y no llevan suelas;
sacrificio que te impide pisar arenas.
Arenas bañadas de sangres cristianas;
prenda en reliquia, de pena consuelas.
¿Quién fuiste para levantar enigmas?
¿Quién serías para elevar pasiones?
¿Quién serás que levantas corazones?
Señor de amor, pan, vino y clamor,
ofreciste tu vida para la hermandad
y brutal corona de espino te clavaron.
Rey de amor y entrega, ¡mal te pagaron!
AMOR, VIDA Y PASIÓN
Bancos de estrellas penden al acecho
de ardores pícaros y codiciados
y ofrecen suavidad a engalanados
entre discurrir de amados sin techo.
Firmeza protege a enamorados
en calor de creaciones vetadas.
Tabú, pasión y lances cosechados
entre sueños, caricias y veladas.
Ingenio y bulto golpea por saña
a vientre de mujer embarazada
quien orgullosa, su crío amaña.
Sobre lecho de flora y hondonada
emerge vida, llanto, amor y nana
que busca pecho y calor de amada.
MUJER OBRERA
Exhibiendo figura y castañuela
caminas en libertad de balada,
con prisas de mostrarte jovenzuela,
entre fogones, cafés y dorada.
Cuerpo, agilidad, estilo y belleza
denota gusto en mujer deseada,
entre curiosos que fijan grandeza
en deseos de camastro y gozada.
Tus vaivenes buscan mantel y plato
que reparten entre comedor y barra
y amenizan el disfrute y la velada.
La clientela repasa tu apariencia
en servidumbre de soltura y talla,
y glorifican tu nombre, Alejandra,
Agustín Conchilla, poeta y escritor
Tomados de Facebook
MUJER Y MADRE
Señora de pose y altura,
refinada en casa y calle,
matrona de mi locura
y dueña de alto talle.
El día de la madre te encumbras de coqueta y yo,
como macho sin machismo, observo tu belleza
y percibo la algarabía en tu devenir y silueta.
Destella pasión en tus ojos cuando depositan
la mirada sobre los míos que se clavan en mi
conciencia y te atraigo, apaciguo y emociono.
Mi corazón y mi alma acrecientan en valor y aprecio
que vigorizan en la codicia e inquieto y manifiesto
el amor que me apasiona sobre la cúspide tus pechos.
Tus labios sedientos buscan la ansiedad de los míos
que aunados encuentran el choque y el desenfreno
que se agita y apacigua sobre el jergón de los líos.
¡Señora de alto talle, dueña de mis delirios,
conquistadora de deseos y lances apasionados!
Tu seducción abre caminos de tacto y atino
que subyace sobre pasión de enamorados
y enaltece sobre los brazos de mi destino.
Concepción, amor, bello, bravo y vivo,
elevas arte y evocas encanto femenino
que provoca las codicias del colectivo.
Deseo primaveral revolotea en la envidia,
por belleza de semblante, causa y motivo,
y encuentra guiño y recelo, en la insidia.
Entre fisgones aprecio anhelos de hospicio
que perciben por derecho, o premio a la codicia,
y yo, amor mío, rechazo por amor sincero y sin vicio.
ACEITUNEROS
Bocina para el pan despierta,
entre amanecer y luz diurna,
a las turbas de cara incierta,
que provienen de la nocturna.
Añoranza en sacrificio ara,
aporte, sudor y esperanza,
sobre tamiza, tierra y vara,
en necesidad de tu crianza.
Entre fríos te ves madura,
aceituneros te derraman.
Negra Picual en catadura,
sobre almazaras te desgranan.
Circula en arroyos de bronce,
líquidos en textura y sombra,
son olivas, no extraen ponche,
oro fino en caudal que asombra.
Vasijas y silos te acogen,
en sabores, gustos y doma,
a que fuera de Navas gocen,
suavidad, aceite y aroma.
Poda faldera, en árbol pende,
de rama, hoguera o batidora,
que volatizan o las prende,
en llamarada que devora.
Arar suelo, en azada sobra,
por motor y desbrozadora,
que zigzaguea como la cobra,
entre hierba, tierra y segadora.
Los algodones ya florecen,
sobre capullo que despunta.
Por primavera ya estremecen,
semana santa y mayo apunta.
Aceituna en San Juan verdea,
con circunferencia y tersura,
que en verano y calor ondea,
a espera de invierno y frescura.
Hasta las navas va la musa,
disfruta de olivos y siesta,
pero se vuelve muy confusa
porque la marcha le detesta.
ALMA TINIEBLA
Alma tiniebla alumbrada por velas.
Figura erguida a manos asesinas.
Imagen tallada de grandes penas.
Afecto levantas y lamento desvelas.
Tus zapatos clavan y no llevan suelas;
sacrificio que te impide pisar arenas.
Arenas bañadas de sangres cristianas;
prenda en reliquia, de pena consuelas.
¿Quién fuiste para levantar enigmas?
¿Quién serías para elevar pasiones?
¿Quién serás que levantas corazones?
Señor de amor, pan, vino y clamor,
ofreciste tu vida para la hermandad
y brutal corona de espino te clavaron.
Rey de amor y entrega, ¡mal te pagaron!
AMOR, VIDA Y PASIÓN
Bancos de estrellas penden al acecho
de ardores pícaros y codiciados
y ofrecen suavidad a engalanados
entre discurrir de amados sin techo.
Firmeza protege a enamorados
en calor de creaciones vetadas.
Tabú, pasión y lances cosechados
entre sueños, caricias y veladas.
Ingenio y bulto golpea por saña
a vientre de mujer embarazada
quien orgullosa, su crío amaña.
Sobre lecho de flora y hondonada
emerge vida, llanto, amor y nana
que busca pecho y calor de amada.
MUJER OBRERA
Exhibiendo figura y castañuela
caminas en libertad de balada,
con prisas de mostrarte jovenzuela,
entre fogones, cafés y dorada.
Cuerpo, agilidad, estilo y belleza
denota gusto en mujer deseada,
entre curiosos que fijan grandeza
en deseos de camastro y gozada.
Tus vaivenes buscan mantel y plato
que reparten entre comedor y barra
y amenizan el disfrute y la velada.
La clientela repasa tu apariencia
en servidumbre de soltura y talla,
y glorifican tu nombre, Alejandra,
Agustín Conchilla, poeta y escritor
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