Autor: Carlos Alcorta Cayón (Torrelavega, Cantabria, 1959)
Libro "De Sutura" (Madrid, Hiperión, 2007)
UNO
Cada acción conlleva una responsabilidad.
SLAVOJ ZIZEK
Sobre la alfombra que decora el suelo
enlosado se elevan altas dunas
que el sol poniente vuelve anaranjadas,
crecen profundas sombras que convierten,
a vista de pájaro, el arenal
desierto, en piel de tigre desteñida
surcada por errantes
manadas de bisontes, sanguinarios
felinos que la sed ha vuelto dóciles,
exhaustos paquidermos que la mano
del niño inmoviliza
o desplaza al compás que su albedrío
le dicta.
Sí, procede con frecuencia
como un voluble dios que juguetea
con el destino de los seres vivos.
Sin saber, con intuir los siente suyos,
porque aún no es consciente
del alcance que entrañan sus acciones
y no entiende las leyes naturales
que gobiernan el mundo,
pero la práctica indiscriminada
del soborno o la angustia del castigo
mitigan su dominio, la aparente
aflicción que muestra ante los accesos
de violencia infundada.
Acaso su franca temeridad,
su falta de experiencia determinan
las proporciones incorrectas de hombres
y animales, la desafortunada
orientación con que una blanda luz
artificial señala el camino de vuelta
hacia la negra paz del envoltorio.
Quienes permanecen a la intemperie,
esas desorientadas muchedumbres
de plástico que esperan cerca de los motores
inservibles que el cielo
vierta sobre sus rostros
secos la miel mirífica del aire
de marzo, restablecen la secreta
correspondencia con la realidad,
responden a las formas que los sueños
multiplican y su presencia, rota
la inmaculada red de la virtud,
consuma el triunfo de lo imaginario.
Quien aprende a mirar, aprende a ser.
(pps 244-245. del libro "Voces de Cantabria" de Luis Arberto Salcines). pdf
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COMENTARIO crítico del Ramón Fernández Palmeral (poeta y escritor). En preparación:
"EL COLUMNISMO"
El poema “UNO” del poeta cántabro Carlos Alcorta que he encontrado en
la red en PDF, me ha decepcionado en la medida de que es un poema facilón del
llamado “Columnismo” que se está convertido en una plaga entre los poetas
contemporáneos, consiste es escribir un texto en prosa y luego se pasa a la
barra de herramientas y se le pasa a una columna, y luego se le hacen unos ajuste. Para
verlo mejor el artificio lo he pasado a prosa y vemos el truco, recompuesto.
Este sistema convierte convierte al poema en un
seudo-poema, que tiene simplemente forma de versos. Es concretamente en el poema “UNO”, habría que
examinar con detenimiento los otros poemas del poemario, o de otros libros, que
se hará debidamente.
Como se
puede observar el texto se inicia en un escenario de dunas, hombre y animales
entre ellos un tigre ente manadas de bisontes, pero el resto se convierte en
una especie de escritura automática que no nos dice nada en concreto, porque después
aparecen los plásticos y motores que no sabemos de dónde han salido.
Siento
tener decir esto,
pero estoy en mi libertad de expresión, y digo esto en bien de la poesía, Una
vez Ortega y Gasset dijo de los jóvenes
creadores españoles en El Espectador, sobre "los poetas que salivan su
poemilla". Es conveniente rectificar para no convertirse en un poeta
mediocre.
Ramón
Fernández Palmeral
(Poeta
y escritor)
14
de febrero 2017
..............Poema UNO, pasado a texto para verlo mejor. Ustedes juzgarán...........................
Sobre la alfombra que decora el suelo enlosado se elevan altas dunas que el sol poniente vuelve anaranjadas, crecen profundas sombras que convierten, a vista de pájaro, el arenal desierto, en piel de tigre desteñida surcada por errantes manadas de bisontes, sanguinarios felinos que la sed ha vuelto dóciles, exhaustos paquidermos que la mano del niño inmoviliza o desplaza al compás que su albedrío le dicta.
Sí, procede con frecuencia como un voluble dios que juguetea con el destino de los seres vivos. Sin saber, con intuir los siente suyos, porque aún no es consciente del alcance que entrañan sus acciones y no entiende las leyes naturales que gobiernan el mundo, pero la práctica indiscriminada del soborno o la angustia del castigo mitigan su dominio, la aparente aflicción que muestra ante los accesos de violencia infundada.
Acaso su franca temeridad, su falta de experiencia determinan las proporciones incorrectas de hombres y animales, la desafortunada orientación con que una blanda luz artificial señala el camino de vuelta hacia la negra paz del envoltorio. Quienes permanecen a la intemperie, esas desorientadas muchedumbres de plástico que esperan cerca de los motores inservibles que el cielo vierta sobre sus rostros secos la miel mirífica del aire de marzo, restablecen la secreta correspondencia con la realidad, responden a las formas que los sueños multiplican y su presencia, rota la inmaculada red de la virtud, consuma el triunfo de lo imaginario.
Quien aprende a mirar, aprende a ser.