Por Héctor José Corredor Cuervo
Retumban las palabras en mi mente
de una mujer con alma cristalina
que destella con luz resplandeciente
en las horas de asombro y de neblina.
Ella transita todo el universo
cual si fuera la errante golondrina
para llevar sus trinos en un verso
con sonidos de la región Andina.
Ella sueña de frente a una aurora
y se estremece ante una tempestad
para proseguir con fe arrolladora
por caminos de paz y libertad.
Ella hurga la mente de los humanos
para atender sus voces interiores
que le piden ayude a sus hermanos
que se ahogan en mares de rencores.
En sus arterias con sangre mezclada
corren ríos de amor y de amistad
que confortan el alma acongojada
en los desiertos de odio y falsedad.
Su mente esta llena de fantasía
para ver las sonrisas de la gente,
para ofrecer vida con poesía
en antros donde muere el indigente.
¡Oh!,
mujer noble, de corazón de oro
yo quisiera tus huellas proseguir
para llevar la paz como un tesoro
entre sueños de amar y de vivir.