Frente a la actitud tradicional que considera el lenguaje como un instrumento de comunicación, aparece en el siglo XVIII una corriente filosófica que supera el concepto instrumental del lenguaje y ve en él una fuente de conocimiento de la realidad. El lenguaje deja de ser un simple objeto de estudio y se convierte en un elemento estructurador de lo que es el hombre. Comprender el mundo solo es posible a través del lenguaje. La idea romántica de la cuasi identidad entre pensamiento y lenguaje procede de Herder (1744-1803)..