ME LLAMAN ROJO
Los claros penetran por la ventana
de un lecho vacío, desierto, solitario.
La luz tardía no alumbra al ciudadano
que madrugó para marchar temprano.
Sufrir de estrés, de incertidumbre,
en faena dura, extensa, exhausta.
Jornalero en pasión y obligaciones,
ausencia de gozos y distracciones.
El trabajo que produce y le atormenta
busca bienestar, dignidad, provechosa.
Necesidad y contraste que impacienta
entre sueños de abundancia generosa.
El idealismo del marxismo sacrifica.
El neoliberal se vende por bondad.
Ambos traen penuria y desigualdad
que a todo obrero asfixia y fortifica.
Autor: Agustín Conchilla.
Enviado el 15 de marzo 2018