Carta de una desconocida [10]
Brief einer Unbekannten
(Austria, 1922, 65 páginas)
Stefan Zweig
El austriaco Stefan Zweig, que
escribió novelas y cuentos, obras de teatro, biografías y artículos
periodísticos, fue en la cúspide de su carrera, los años 20 y 30, uno de
los escritores más populares del mundo. "Carta a una desconocida"
(1922) es una novela corta perteneciente a ese periodo, y en la
actualidad es una de sus obras más famosas, gracias sobre todo a la
película de Max Ophüls de 1948 con Joan Fontaine, y porque es una obra
maestra preciosa.
El
renombrado novelista R. regresa a Viena y en el correo se encuentra con
una voluminosa carta. Al comenzar a leerla, una mujer desconocida le
confiesa que su hijo acaba de morir, y que si él está leyendo esas
líneas, significará que ella también ha muerto. Lo que viene a
continuación es la historia de amor de esa mujer anónima por R. desde
que tenía 13 años hasta que murió.
"Carta
de una desconocida" es una historia de amor enfermizo; la protagonista
está tan obsesionada con R. que prefiere ser infeliz y seguir con esa
historia de amor imposible, que olvidarse de él y continuar con su vida.
Pero Zweig te muestra tan bien sus sentimientos que entiendes
perfectamente por qué lo hace, y en todo momento estás con la
protagonista, deseando que R. por fin se acuerde de ella. Además, Zweig
te lo cuenta con un estilo muy sencillo, que al mismo tiempo es muy
elegante (si alguien piensa que para ser un buen escritor hay que ser
pomposo, es que no se ha leído a Zweig).
Zweig
mantiene la atención del lector planteando misterios que
progresivamente va desvelando; el mayor de los cuales es ¿cómo es
posible que esa mujer estuviera perdidamente enamorada de R. durante
tanto tiempo, y éste no supiera quién era? De este modo, vas
descubriendo de quién es ese hijo que muere, que la protagonista era su
vecina siendo una adolescente, y que de adulta decidió ser uno de sus
ligues varias veces, esperando que en alguna ocasión él la reconociera.
La
parte de la adolescencia es la más bonita. La chica, por los objetos de
la mudanza de R., se crea una imagen mental que no concuerda con la
realidad, y cuando descubre que es un apuesto escritor, se enamora
perdidamente. R. es un donjuán, y la chica no hace más que estar
pendiente de lo que hace su vecino; incluso comienza a tocar el piano
porque se imagina que a R. le gusta la música. Y cada vez que sufre
algún revés, tú sufres con ella.
Con
16 años, la chica se va a vivir a Innsbruck, y durante los dos años que
pasa ahí, solo piensa en volver a Viena. Cuando lo hace, ya es una
mujer, y logra que R. se fije en ella como amante. Y tras tres noches
fogosas, R. se olvida de ella y la echa de su vida, como si nunca
hubiera existido.
Pasan
los años, y la chica construye su vida para volver a poder tener una
oportunidad de estar con R., incluso sabiendo que esa forma de vida la
está limitando, y que así nunca será feliz. Después de mucho esperar,
logra otra noche... y es donde el lector ansía que R. dé alguna muestra
de reconocimiento. Lo que sucede supone una gran decepción para la
chica, pero en el último párrafo del relato, el lector descubre que la
presencia de la desconocida seguirá a R. toda su vida, logrando así, en
cierto modo, su objetivo de que la separase del resto de sus amantes.