Los poetas somos como los leones, después de que nos disparen podemos lanzar nuestras garras. Página administrada por el poeta Ramón Palmeral, Alicante (España). Publicamos gratis portadas de los libros que nos envían. El mejor portal de poetas hispanoamericanos seleccionados. Ramón Palmeral poeta de Ciudad Real, nacido en Piedrabuena.
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La mayor satifacción que tengo al escribir es saber que alguien me lea cuando yo esté muerto.
viernes, 7 de agosto de 2020
“Mario, ando buscando un camino nuevo”. El Cultural. Julio Cortázar, Gabriel Garcia Marquez. Benedetti
Cómplice
y amigo de los autores hispanoamericanos más destacados, Benedetti
mantuvo con ellos una correspondencia rebosante de confidencias. A modo
de homenaje, la Fundación Benedetti ha reunido en 'Cien veces Benedetti'
sus mejores fotos y cartas inéditas, de las que El Cultural ofrece una
selección.
Carta de Cortázar a Benedetti y del uruguayo a Ángel Rama
Irónico y socarrón, es posible que el propio poeta y narrador
hubiese bromeado sobre la celebración de su centenario, interrumpida
por una pandemia mundial. Conferencias, recitales, conciertos…, todo ha
quedado suspendido, aunque, gracias a la gentileza de la Fundación Mario
Benedetti, el lector de El Cultural puede descubrir parte de esta
correspondencia inédita que ilumina algunos tramos del boom.
Carta de Cortázar a Benedetti
Saignon, 12 de noviembre de 1965
Querido Benedetti:
En
estas últimas semanas usted me ha dado dos alegrías, diferentes pero
muy próximas. La primera es saber que piensa venir pronto a Europa, y
que esta vez seguramente nos encontraremos con todo el tiempo necesario
para charlar largo. La segunda es Gracias por el fuego. Pasé por París,
después de un complicado circuito que me tuvo cuatro meses dando vueltas
para ganarme la vida, y en esas pocas horas en que estuve en casa
alcancé a abrir mi correspondencia y encontré sus libros. Como pensaba
venirme a este ranchito que tengo en la Provenza a descansar un mes,
escogí una docena de libros […] y entre ellos su novela. […] Bueno,
aquí entre el tomillo y el “pastis”, con una gran ventana abierta sobre
el Vaucluse y los montes del Luberon, me metí en ese Montevideo bastante
aterrador de su libro, y no pude volverme al campo hasta llegar a la
última página. Si una de las maneras de juzgar una novela rioplatense es
su interés (y yo creo que es una de las maneras más importantes),
Gracias por el fuego tiene esa virtud en su grado máximo. Mi mujer y yo
la leímos en un día. Después, a la hora del mate, la discutimos
largamente y estuvimos de acuerdo en todo lo importante. […] Ya ve,
usted nos hundió en una casi vivencia uruguaya, que es lo mismo que
decir argentina, y a mí por lo menos eso me ocurre cada vez menos, un
poco porque ya llevo trece años en Europa y otro poco porque sólo de
cuando en cuando me cae en las manos un cuento o una novela capaces de
abolir esos trece años como ahora lo ha conseguido usted. Leyendo su
libro medí una vez más eso de “mi destino sudamericano”, esa indecible
combinación de recuerdos, nostalgias, rencores y pasiones que es ser
argentino u oriental. A lo largo de muchos años me ha sucedido con Arlt,
con Onetti, con Borges, con algún otro que olvido ahora. Gracias por el
fuego me devuelve otra vez a esa dependencia indeclinable, que desde
aquí es todavía más intensa porque en el fondo uno la elige al decidir
que va a leer una novela uruguaya. No sé si me hago entender; quiero
decir que cuando estoy en Buenos Aires no veo la hora de saltar al barco
de vuelta, porque siento que eso que llaman la argentinidad me es
impuesta; aquí, en cambio, sigo siendo argentino porque, en última
instancia, se me da la gana. Una de esas formas de dárseme la gana es
seguir leyendo nuestra literatura. […] En diciembre estaré en París.
Avíseme de su llegada, sepa que ya lo estoy esperando. Un abrazo fuerte,
JULIO
Carta de Gabriel García Márquez
Barcelona, 27.II.68
Mi querido Mario:
En respuesta a tu carta de fines del siglo pasado, empiezo por
decirte lo que ya sabes: no fui a Cuba. Solo que ni yo mismo sé muy bien
por qué. A última hora se me enredaron las cosas, se me enfermaron los
hijos, se me asustó la mujer, me fallaron los cálculos del dinero y se
me recrudecieron los de los riñones, y el triste caso es que no fui. Sin
embargo, iré el año entrante. […]
Hoy le escribo a Ada Santamaría sobre la edición cubana de Cien años
de Soledad. Este mundo no lo entiende nadie: mientras ustedes gastan
papel y tinta en esta reimpresión, algunos jóvenes colombianos cegados
por el sarampión revolucionario me acusan de ignorante e irresponsable
por la forma en la que distorsiono y mistifico, según ellos, la historia
patria, ¿Cuál?
No se trata de hacernos reverencias japonesas, pero he devorado en
una noche Letras del Continente Mestizo, y te digo en serio que por
primera vez he visto las bases sólidas que sustentan el llamado boom de
la Literatura Latinoamericana. No me había detenido a pensar, antes de
leer la página 197, que de veras fuéramos tantos y tan buenos. Y sin
embargo, ahora creo que tu lista es demasiado drástica. Mi problema
actual es que los temas me atropellan y se me acumulan, pero no
encuentro con la misma facilidad las soluciones formales. Ando tanteando
en las tinieblas, buscando un camino nuevo, y no sé si lo voy a
encontrar. […] Gabriel
Carta de Benedetti a Ángel Rama
La Habana, 27 de abril de 1968
Querido Ángel:
[…] Lo
que te contó Matta sobre el artículo de Lisandro es lamentablemente
cierto. Lisandro ha pegado una vuelta que ha dejado a todo el mundo
estupefacto. Su tesis es nada más y nada menos que el escritor
revolucionario debe tomar las armas, o, en su defecto, dejar de
escribir. Lo triste es que se ha convertido en un hombre realmente
importante en la Dirección de Cultura […].
Esa es la cosa fascinante de esta Revolución: su realidad cambiante,
en ebullición, siempre llena de riesgos y también y sobre todo, de
posibilidades. Para el individuo es un entrenamiento pavoroso, que lo
mantiene alerta aunque no quiera, y que en el fondo lo va capacitando
para decisiones rápidas, para cambios profundos, para planteos
originales. Uno mismo no puede evitar la oscilación temperamental entre
el pesimismo y el optimismo, pero cada vez que vuelve a éste último, uno
se siente más en su casa.
Esto sí que no es conversación de café, esto son masas moviéndose,
buscando su rumbo, acertando y equivocándose, equivocándose y
corrigiéndose, respirando y arremetiendo, la pucha […] ¿Viste la carta
de Fuentes renunciando a ir a los Estados Unidos? […]
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Correspondencia: Fundacion Mario Bendetti de la Universidad de Alicante