Páginas

viernes, 25 de julio de 2014

Recuerdos de vendimias y paseros, por Ramón Palmeral





                       

                Los días de mi vida/ son las hoja de la agenda/ que paso cada tarde/ de  una forma mecánica.             
                          Javier Núñez Yáñez (poeta de Torrox, autor de Vendimia)



Mis recuerdos son paseros en la Axarquía,
tierra de mis antepasados cubiertas de olivos
y vides moscateles encaramadas en la pizarra
suplicantes al cielo y clamando lluvias. 

La moscatel son gusanos de seda que tras
la vendimia y soleada en los paseros se convierten
en dulces pasas de exportación. Si se las pisas
en el lagar se convierten en Quitapenas.

Los días de mi vida
son como aviones de pompas de jabón
que pasan la  agujereada tarde
al calor de un hogar cálido, oloroso y conocido.

Son números babilónicos
-qué hago en la gimnasia del aire-
-qué hago aquí escribiendo olvidos-
almanaques muertos en la basura
hojas rotas de árboles en otoño
se hacen costras, escarias del tiempo.
 
Los años se hacen carne dura
parecen cecina, carne seca en la serranía
curada en cerro Lucero –vértigo rojo arriba-
al descubierto de los terremotos y los olvidos.

En el brazo desnudo de una higuera de secano
tatué tu nombre y el mío –sabia blanca venenosa-
con una flecha de Eros y orlado por un corazón
que se reía. Ahora el tiempo –carica de ayer-
lo ha convertido en un lápida de fortaleza de granito.

En el faro de Torrox, sus rocas me anunciaban
siglos romanos y saladeros de fenicios, mientras
la sal con sodio iba de tu casa a la mía,
con puertas estrechas y paredes finas cual pámpanos de vid.

Y por Torre del Mar se fue el Sol acobardado,
caído a pedazos, herido de granadas abiertas
collares de dátiles adueñados de la cuerda de mi alma.

Qué duro es caminar sobre la arena en los Peñoncillos
-carnaval dorado de gaviotas en la tarde-
Arena oscura de paz y de guerra, qué dura la vida,
Qué duro es caminar sobre la arena sin tu amor
y sin corazón, desnudo y lleno de tristeza.

Al final de septiembre llegó la tormenta
y amenazó los paseros y sus racimos de perlas negras
en la metamorfosis de las cepas a la mariposa.
Hubo que poner las tablas y los lienzos.

Parece imposible el olvido en tu caja de los hilos.


Ramón Fernández Palmeral
Torrox, 2007

La acuchillada tarde de otoño, por Ramón Palmeral






(Ermita antigua de la Acebuchal)

La acuchillada tarde de otoño

                               (A mis padres naturales de la Acebuchal)

Cuando los gallos cantaban en alta voz
el Sol fue acorralado por los cerros de la Axarquía
daba pena de ver la carnicería de luces y nubes,
esas que tienen oscuras lagunas solitarias.

El mar en Nerja alarga la noche eléctrica
entre paseos, rocas y corazones jóvenes
mientras las olas, -esas trampas acuáticas-
extendían con música incansable sus brazos
en silencio tal vez sin libertad ni fuerza.

Pensé que seguía siendo joven en la vendimia
de los Mayarines -con el canasto de uvas en la cabeza-
 que esperan secar la dulce moscatel en los paseros de septiembre,
como si el tiempo cortejara el dolor de mi mente,
el recuerdo fondeando en el aire como gaviotas
desplazadas, emigrantes y capituladas.

Incluso hasta las fechas de mi memoria se dan la
vuelta a medio camino antes de llegar a la diana
y se vuelven agujas de recuerdos por el Acebuchal y la
corona de rocas rubias en el Fuerte.

Cuándo volveré a sembrar los gemidos ecos
que me llamen a estar bajo la parra del cortijo…
volverán las acuchilladas tardes sin piernas y
sin un soplo de viento frío.

Y las mujeres harán las migas en el “chupajumos”
que el tiempo de poda dejó lleno los campos
de mi tierras cubiertos de gavillas de sarmientos y espinos.



Ramón  Fernández “Palmeral”
Alicante, 16 de mayo 2014

Publicado en el número 31 de la revista AUCA, de Alicante, verano de 2014

miércoles, 9 de julio de 2014

Recital de Ramón Palmeral, como cierre de la conferencia de María Dolores Barbeyto en Ámbito Cultural de El Corte Inglés.

Al finalizar la magistral conferencia de María Dolores Barbeyto sobre "La figura Humana a través del Arte", tuve la oportunidad de recitar  unos sonetos y comentar el contexto historico en que los escribiera el poeta Miguel Hernández.

Ver vídeos en la página de Antonio Pérez (Franchi)


Título": "Los amores de Miguel Hernández en 6 sonetos".

“Besarse es tan natural como mear”,  escribió  Miguel Hernández a su novia Josefina Manresa en una carta de 27 de julio de 1935


   Tú fíjate en que casi todos los que hablan mal de esas cosas, tan naturales como mear, son solteronas o curas: las dos clases de personas que menos falta hacen en el mundo porque lo envenenan. Te digo en muchas cartas que te voy a dar un beso cuando llegue ahí, y tú, como una hipócrita, te callas, y no me contestas diciéndome que me tienes que dar otro: o no tienes ganas o te da miedo el que hablen de tí, o finges como las solteronas que desearían casarse con todos los hom­bres del mundo. Me gustaría que fueras más sincera para estas co­sas, que no te calles nada de lo que sientes y piensas. ¿O tú, cuando piensas en mí, piensas solamente para rezar? Me supongo que no; ni tú eres una santa, ni quiera el diablo que lo seas nunca, ni yo tampoco. Por lo tanto, es una tontería de las más grandes el pasarse la vida martirizándose de tanto desear una cosa y no satisfacer ese deseo pudiendo. Tengo muchas ganas de que me digas sencilla­mente, como la cosa más natural del mundo: Miguel, quiero darte un beso. Sin preocuparte de lo que la gente ha de decir si te ve, porque eso es hacer lo que la gente quiere y no lo que a uno le sale del alma o del cuerpo. ¿Me entiendes, queridísima Josefina? Pues no te hagas la pava y habla sinceramente de una vez.

  Cuando  Miguel llegó a Orihuela parece ser que le dio el beso prometido en la carta a Josefina, pero en la mejilla, que por su educación religiosa y civilera (hija de una guardia civil) era muy vergonzosa y tan santa que eso de besarse era un pecado y un robo de amor, y menos que los vecinos o la gente pudieran verlos.

De resultado de este desafortunado suceso escribe el siguiente soneto:


Te me mueres de casta y de sencilla:
estoy convicto, amor, estoy confeso
de que, raptor intrépido de un beso,
yo te libé la flor de la mejilla. 


Yo te libé la flor de la mejilla,
y desde aquel gloria, aquel suceso,
tu mejilla, de escrúpulo y de peso,
se te cae deshojada y amarilla. 


El fantasma del beso delincuente
el pómulo te tiene perseguido,
cada vez más patente, negro y grande. 


Y sin dormir estás, celosamente,
vigilando mi boca ¡con qué cuido!
para que no se vicie y se desmande.


Se ve que este rechazo no fue suficiente y Miguel con todas sus artimañas se la llevó a su huerto de la higuera donde había y crece también un limonero para el servicio de la casa.
Esta vez debió ser en la boca, y la reacción de Josefina fue muy violenta y le tiró un limón a la cabeza que le produjo una herida, Miguel escribió el siguiente soneto:

Me tiraste un limón, y tan amargo,
con una mano rápida, y tan pura,
que no menoscabó su arquitectura
y probé su amargura sin embargo. 


Con el golpe amarillo, de un letargo
dulce pasó a una ansiosa calentura
mi sangre, que sintió la mordedura
de una punta de seno duro y largo. 


Pero al mirarte y verte la sonrisa
que te produjo el limonado hecho,
a mi voraz malicia tan ajena, 


se me durmió la sangre en la camisa, 
y se volvió el poroso y áureo pecho
una picuda y deslumbrante pena.

(Sonetos en El Rayo que no cesa, publicado el 24 de enero 1936)

   La relación amorosa se enfrió hasta tal punto que Miguel Hernández se fue a Cartagena y Cabo de Palo con el matrimonio Antonio Oliver y Carmen Conde, se ve que estuvo pretendiendo a la poeta María Cegarra, pues en carta desde Madrid de septiembre de 1935, escribe: “Quiero escribir pronto a María: sé que le haría un bien grandísimo salir de su ambiente mineral y familiar. Comprendo su drama, y sería triste verla envejecer sola en la Unión”. Su hermano el también poeta Andrés había fallecido en 1928. Sin embargo, María no le escribe, pues no está interesada en Miguel. En una carta Miguel le mando este soneto dedicado:

¿No cesará este rayo que me habita
el corazón de exasperadas fieras
y de fraguas coléricas y herreras
donde el metal más fresco se marchita? 


 ¿No cesará esta terca estalactita
de cultivar sus duras cabelleras
como espadas y rígidas hogueras
hacia mi corazón que muge y grita? 


 Este rayo ni cesa ni se agota:
de mí mismo tomó su procedencia
y ejercita en mí mismo sus furores. 


Esta obstinada piedra de mí brota
y sobre mí dirige la insistencia
de sus lluviosos rayos destructores.


 También sucedió que el día de Reyes de 1936, lo detuvo la Guardia Civil en San Fernando del Jarama (Madrid, hoy San Fernando de Henares), por indocumentado, pero según Camilo José Cela estuvo en el campo haciendo manitas con Maruja Mallo.  Ella era una mujer experimenta, ocho años mayor que Miguel. Esta relación acabó rompiéndose. Miguel se sintió engañado, burlado como un toro, y escribe este soneto a finales de 1935:

Como el toro he nacido para el luto
y el dolor, como el toro estoy marcado
por un hierro infernal en el costado
y por varón en la ingle con un fruto.  


Como el toro lo encuentra diminuto
todo mi corazón desmesurado,
y del rostro del beso enamorado,
como el toro a tu amor se lo disputo. 


Como el toro me crezco en el castigo,
la lengua en corazón tengo bañada
y llevo al cuello un vendaval sonoro. 


Como el toro te sigo y te persigo,
y dejas mi deseo en una espada,
como el toro burlado, como el toro.


   En la Navidad de 1935, muere Ramón Sijé, y Josefina Fenoll  la novia de Sijé, la panadera, hermana de Carlos Fenoll, queda libre.  Miguel intenta tener una relación con Josefina, le escribe un “Segunda Elegía a Ramón Sijé”, dedicada a la panadera “del pan más trabajado y fino” donde claramente le pide que se arrime a él. La elegía se la manda en una carta a Carlos Fenoll. Pero esta no le hace tampoco caso y se ennovia con Jesús Poveda, que luego sería su marido.
Elegía a la panadera (No se publicó en “El rayo que no cesa”).

Tengo ya el alma ronca y tengo ronco
  el gemido de música traidora...  
Arrímate a llorar conmigo a un tronco: 

retírate conmigo al campo y llora    
a la sangrienta sombra de un granado 
desgarrado de amor como tú ahora. 

Caen desde un cielo gris desconsolado,
 caen ángeles cernidos para el trigo 
   sobre el invierno gris desocupado.

Arrímate, retírate conmigo:   
vamos a celebrar nuestros dolores  
  junto al árbol del campo que te digo. 

Panadera de espigas y de flores,
 panadera lilial de piel de era,   
   panadera de panes y de amores. 

No tienes ya en el mundo quien te quiera,
  y ya tus desventuras y las mías     
 no tienen compañero, compañera...  
  
   Miguel envió esta elegía a Caros Fenoll, hermano de Josefina, en una carta con la intención de mantener una relación epistolar, pero a Josefina no le gustaba Miguel 
    Sin amores, y ante la falta de candidatas que le gustaran, Miguel escribe a Manuel Mansera Pamies (padre de Josefina Manresa) el 1 de febrero de 1936,  y le pregunta: “Si cree que Josefina todavía puede tenerme algún afecto y no está comprometida con ningún otro hombre, vea la manera de hablarle sencillamente y decirle si está dispuesta a continuar su amistad de mujer conmigo”. El padre le responde al día siguiente diciéndole que no tiene compromiso, y si había algo por perdonar, ya todo estaba perdonado. Iniciaron una relación epistolar hasta que se casaron el 9 de marzo de 1937. No pensamos que Miguel volviera a atreverse a darle un beso furtivo a Josefina, hasta que no fuera su esposa por lo civil, ya que como no había curas en Orihuela no se pudieron casar por la iglesia.

"El rayo que no cesa" y "Silbo vulnerado".

Como cierre y en homenaje a los San Ferminase de 2014

 El toro sabe al fin de la corrida,
donde prueba su chorro repentino,
que el sabor de la muerte es el de un vino
que el equilibrio impide de la vida.

Respira corazones por la herida
desde un gigante corazón vecino,
y su vasto poder de piedra y pino
cesa debilitado en la caída.

Y como el toro tú, mi sangre astada,
que el cotidiano cáliz de la muerte,
edificado con un turbio acero,

vierte sobre mi lengua un gusto a espada
diluida en un vino espeso y fuerte
desde mi corazón donde me muero.




Ramón Fernández Palmeral.

lunes, 7 de julio de 2014

"Novela, cine y poesía del siglo XX". Juan Cano Ballesta

Juan CANO BALLESTA
Novela, cine y poesía del siglo XX.
Ensayos de crítica

39,00 €
Vigo, Editorial Academia del Hispanismo, 2014, 224 pp.
ISBN 978-84-15175-86-5



NOVELA, CINE Y POESÍA DEL SIGLO XX
ENSAYOS DE CRÍTICA

El mundo de la literatura es como un inmenso océano que se renueva sin pausa en un interminable y arrollador oleaje. La novela, la poesía, el ensayo, el drama, la comedia, la tragedia, etc., viven un incesante enriquecimiento y cambio de contenidos, estilos y formas de expresión. Crecen y evolucionan con el correr del tiempo y se convierten en fiel proyección y reflejo de la realidad social e histórica de un momento dado, mientras, a veces, tratan también de influir en sus procesos. Como escribía Mariano José de Larra: “la literatura es la expresión, el termómetro verdadero del estado de la civilización de un pueblo” o la “expresión del progreso intelectual del siglo” (“Literatura”, El Español, 18 enero 1836).

JUAN CANO BALLESTA
Es catedrático emérito de literatura española de la Universidad de Virginia en EE.UU. Es ensayista, crítico literario e historiador de las letras y ha publicado importantes libros como La poesía de Miguel Hernández 1962, 1978), La poesía española entre pureza y revolución (Gredos, 1972, 1994), Literatura y tecnología: Las letras españolas ante la revolución industrial 1900-1933 (1999), Las estrategias de la imaginación. Utopías literarias y retórica política bajo el franquismo (1994), Poesía española reciente (1980-2000) (2001), La mentira de las sombras. Crítica de cine de Juan Gil-Albert (2003), Nuevas voces y viejas escuelas en la poesía española (1970-2005) (2007), La imagen de Miguel Hernández (Iluminando nuevas facetas) (2009), Voces airadas: La otra cara de la generación del 27 (2013).

Editorial Academia del Hispanismo

domingo, 6 de julio de 2014

"Esa sangre" poema de Efraín Huerta. Poeta mexicano.

Efraín Huerta


Efraín HuertaEfraín Huerta fue un reconocido poeta mexicano nacido en Guanajuato el 18 de junio de 1914 y fallecido en Ciudad de México el 20 de febrero de 1982. En su juventud, comenzó a cursar la carrera de Derecho, la cual abandonó al poco tiempo en pos del periodismo y la literatura. Como escritor, siempre sobresalió por presentar un estilo opuesto a la norma. En "Absoluto amor", su primer poemario, abordó los reveses sentimentales, temática que no persistió en su obra posterior, donde se enfocó en la introspección y en la realidad político-social. Esta evolución la debió a su paso por la revista Taller, donde colaboró con Octavio Paz y Alberto Quintero Álvarez, entre otros poetas. Casi una década más tarde de esta experiencia, encabezó el movimiento neovanguardista conocido como cocodrilismo, razón por la que recibió el apodo de El gran Cocodrilo.
De los casi veinte libros que Efraín publicó a lo largo de sus cuatro décadas y media de producción literaria, encontramos los títulos "Línea del alba", "La rosa primitiva", "Elegía de la policía montada" y "Estampida de poemínimos". Su trabajo fue premiado por las Palmas Académicas, el Premio Xavier Villarrutia y el Nacional de Lingüística y Literatura, entre otros reconocimientos.

ESA SANGRE




No la veo, no me baña su doloroso color,
ni la oigo correr sobre las piedras,
ni mis manos la tocan,
ni mis cabellos se oscurecen,
ni siquiera mis huesos se ponen amarillos,
ni aún mi saliva es verde, amarga y pálida.

No la he visto. No. No la he sentido
en mi propia sangre revolotear
como pájaro perdido, llorando
o nada más en busca de descanso.

Es horrible que no llueva sangre española
sobre las ciudades de América,
como sangre de toros embistiendo
o lágrimas de águilas.

Pero sí, sí la veo, sí corre
por el cielo de mi ciudad,
sí la tocan mis manos,
sí mis cabellos oscurecen de miedo,
sí mi boca es una herida espantosa
y mis huesos roja pesadumbre.

La he visto, la he tocado
con mis propios asustadizos dedos,
y todavía estoy quejándome de pena,
de noche, de nostalgia.

Yo soy testigo de esa sangre.
Puedo decir que hablé con ella
como un árbol ensangrentado
con una casa deshabitada;
puedo decir a los incrédulos
que en su corriente iban,
secos, mudos ojos y ojos de jóvenes,
ojos y ojos de niños,
manos, manos de ancianos,
y vientres prodigiosos de muchachas,
y brazos prodigiosos de muchachos,
y mucho, muchísimo dolor,
y dientes españoles,
y sangre, siempre sangre,

Yo era. Yo era simplemente
antes de ver esa sangre.
Ahora soy, estoy, completo,
desamparado, ensordecido,
demasiado muerto para poder, después,
ver con serenidad ramos de rosas
y hablar de orquídeas.

Yo soy testigo de esa sangre,
de esas palomas, de esos geranios,
de esos ojos con sal,
de aquellos mustios vientres
y sexos apagados.
Yo soy, testigo muerto, testigo de la sangre
derramada en España,
reverdecida en México
y viva en mi dolor.

viernes, 4 de julio de 2014

Conferencia de María Dolores Barbeyto, 9 de julio. Ambito Cultural. "La figura humana a través del arte".

 Miercoles 9 de julio a la 19.30 horas en Ámbito Cultural de El Corte Ingles. Círculo de Arte Alicantino está organizado por Tomy Duarte.

                 La figura Humana a través del arte

Círculo de Arte Alicantino, coordinado por la escritora y crítica de Arte Tomy Duarte, recibe a María Dolores Barbeyto. Expresa su arte mayoritariamente, y sobre todo en sus últimos trabajos, a través de la figura humana, por lo que es una estudiosa del desarrollo del arte por medio de la figura a través del tiempo, desde sus inicios hasta nuestra época. A ella le resulta muy interesante plasmar en el lienzo simbologías y caracteres psicológicos de la figura, y la lleva realizando desde una pintura realista e impresionista hasta derivar en su actual expresionismo, predominando el color azul, con el que se identifica plenamente al dotar a sus figuras irreales, pero cargadas de fuerza, del impacto de este color. En esta charla pretende divulgar de manera resumida los diferentes estilos figurativos a través del tiempo, exponiendo lo más interesante del arte figurativo.

María Dolores Barbeyto, pintora alicantina. Medalla de oro en el XL Salón Internacional de Arte de Béziers, Francia.

Ramón Palmeral cerrará el acto recitando algunos poemas de Miguel Hernández.