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jueves, 29 de junio de 2023

"La locura de la guerra de Ucrania", por Ramón Palmeral

 

LA LOCURA DE LA GUERRA EN UCRANIA

 

“Tristes guerras
si no es amor la empresa.

Tristes”

 

                            Miguel Hernández

 


Tristes. Tristes. Triste e injustas guerras.

Mientras caen misiles en los colegios y hospitales,

Putin se bebe su vaso de vodka por la tarde.

 

El piloto que tiró un misil

supersónico desde 

un pájaro metálico y recibe una medalla

de un general que se tomó una Aspirina

porque le dolía el dedo de dar órdenes mortales.

 

Como miedosos conejos

la OTAN y los americanos se esconden

temerosos en sus madrigueras

mientras las bombas destruyen

las cabezas áureas de los niños:

la esperanza del futuro.

 

El monstruo ruso es muy grande,

es un gigante de pies de barro y cabeza loca

y rostro cínico de asiático de la estepa.

 

El gigante del cuento de Gulliver

cayó al suelo y fue preso

por una decena de liliputienses.

 

David venció a Goliat de los filisteos con una honda

y con una fuerza en el alma y el corazón: unidos.

 

Las calles se visten de cascotes

                                               -todos en ruinas-

 y edificios en cataclismo de terremotos

y suena un disparo en la cabeza de un soldado

ucraniano de dieciocho años y tres meses.

Las sirenas de los bomberos suenan a terror

y los refugios se llenan de personas

con temor y horror: tristes guerras. 

Y millones de personas salen de sus

tierras para convertirse en refugiados.

 

Tristes guerra: siembra de odio y sin razón

El criminal del nuevo Hitler

de nombre Vladimir Putin

puede destruir impunemente con sus misiles

edificios, hospitales, colegios, antenas de televisión, radares

militares, soldados, voluntarios casas, coches, árboles…

arrasar ciudades y la vida misma;

pero no puede destruir

la valerosa alma ucraniana.

 

Ramón Palmeral

poeta de Alicante, autor de "69 poemas y un anexo"

 

 Y Putin no quiere reconocer que Rusia es mas pobre que antes de la invasión de Ucrania, que esta aislada económicamente y tiene que regalar el grano a África pobre porque si no, nadie se lo compra.

Ya no estamos en los tiempo que se invadía un país y no pasaba nada. Tenemos a la OTAN