ELEGÍA A MI PADRE
«Nuestras vidas son los ríos
que van a para la mar que el
morir»,
así cantó Jorge Manrique
a la muerte de su padre.
No me he curado de esta gélida
aflicción,
persistente, entre las yerbas
secretas del alba,
ni he olvidado aún tus olores
corporales
ni tus palabras ni tus risas
ni tu cuerpo noble de cabrero
en la Almijara sierras de
peligrosas cornisas.
Ni tu alto plante de guardia
civil activo y jubilado
de bigote en las procesiones
de Semana Santa
de Málaga dando escolta como
gastador
en la procesión del Cristo de
la Expiración.
Cómo se pasa la vida,
cómo se pasan los recuerdos,
cómo nos llega la congoja,
cómo nos llega el dolor intenso,
de los martillazos en el yunque de
un corazón
mordido y secreto.
¡Despierta y
empínate, háblame!
recuperemos aquel
tiempos perdido,
tiempo no suficiente,
tiempo ausente,
y la aciaga
sensación de no haber vivido
suficiente tiempo juntos, en pueblos y
reuniones,
en charla y vinos...
Hoy me niego a dar
ese tiempo
perdido como
pasado.
Cómo se pasa la
vida, cómo llega la vejez, qué soledad más bronca, qué duro es el perderte.
«No temas, olvídalo, -me dijo
la vil Parca-
ya es mío, cuidaré de él en la otra vida,
como si fueras parte la mi propia vida».
¡Qué jeta más gran tiene la muerte!
No tiene sentimientos
Como en estos tiempos del virus coronado
Que se lleva las más viejas flores
Pero no caeré en su trampa: la estafa del
olvido.
en sueños te veo haciendo crucigramas,
dialogamos y jugamos al ajedrez.
Mientras yo respire, jamás te
olvidaré.
Ramón Fernández “Palmeral”, 5 de abril
2020
Falleció mi padre el 9 de agosto de 2004, y el 30 de abril de este años cumple el I centenario de su nacimiento José Ramón Fernandez.