Páginas

sábado, 6 de septiembre de 2014

"Memorias de la vieja dama", de Antonio Burgos.






Antonio Burgos: «Sevilla acude en socorro de quien tiene que hacer un artículo diario»
 
Por ALFREDO VALENZUELA (ABC y La Voz de Cádiz, 6/3/2007)

     -¿Ya ha escrito el artículo de mañana?
   -Sí, suele estar escrito entre la tostá con aceite y el segundo café.
   -Entonces, como decía Fernández Flórez, el artículo que no sale en quince o veinte minutos no sale bien...
   -Así es. Yo tengo la carpintería que aprendí de Pemán, que decía que primero hay que tener el título, después el arranque y por último el final, y el resto, decía Pemán con su gracia gaditana, rellénese con la honesta carpintería del oficio.
    -También decía Pemán que «es increíble el poco material vivo o escrito que sirve para un artículo».
   -Para un artículo sirve todo. Los mejores artículos salen de una tontería, o de una nostalgia o de un hervor del agua del radiador. Mis lectores dicen que cuando escribo «mosqueao» es cuando más les gusta, porque se transmite el mosqueo. Cuando más les gusta a mis lectores -y este libro es un homenaje a mis lectores- es cuando se pone uno o evocador o «mosqueao».
     -Se dice que usted es una institución del periodismo sevillano, ¿cómo se siente siendo una institución?
    -Yo no soy una institución, ni muchísimo menos. Soy un señor que hizo periódicos durante una época de su vida y que ahora tiene la fortuna de poder dedicarse a escribir en ellos.
   -Pues dicen que quien ha hecho periódicos ya no puede pasar sin eso...
    -Yo hago un periódico de dos folios todos los días, el artículo. Lo malo era cuando tenía que escribir dos folios, que los hacía al mediodía, cuando venía a almorzar, y echar el día entero en levantar un periódico de 136 ó 164 páginas. Admiro a los que están en una redacción y encima escriben. La gente no sabe lo que es hacer un periódico, esa locura, esa entrega sin horas, es un oficio durísimo.
   -¿El articulismo es la aristocracia del periodismo?
   -No, es la servidumbre de la literatura.
   -¿Literatura menor?
   -Menor, mayor, intermedia, mediopensionista... Es literatura que, a veces, no por otra cosa que por veteranía en el oficio, un periódico y su director le permiten a uno hacer algo tan bonito y tan raro como literatura a secas. «Memorias de la vieja dama» es una antología de literatura a secas, de artículos que se han publicado hace veinticinco años o hace un mes y que, como son literatura, no se pone amarillo el papel que, como dice Ignacio Camacho, luego sirve para envolver el pescado.


-¿Cuántos artículos lleva escritos?
-Puedes echar la cuenta, empecé a hacer el artículo diario en el 77. Nicolás Salas inventó una triada para hacer «Sevilla al día» que era Manuel Ferrand, Joaquín Caro Romero y servidor. Ellos se cansaron antes que yo y, como Nicolás no tenía quien le hiciera los artículos, me dijo que si me atrevía a hacerlo todos los días, y le dije que adelante.
-O sea que o tiene buena memoria o esta selección le ha llevado su tiempo...
-Es que esta selección es un homenaje a los lectores porque hay muchos que me dicen: «Hombre, yo tenía recortado un artículo que se titulaba «Calentitos de plata», pero nos hemos mudado y en la mudanza se ha extraviado...». Veo que los peores enemigos de los recortes de artículos son las mudanzas... Y para que los lectores no tengan que andar buscando estos artículos que quisieron conservar en su día, los he reunido. Y he reunido los que me piden los lectores: «¿Usted tendría el recorte de un artículo que yo leí suyo que se llamaba «Farol de Cruz de Guía», que mi padre que en paz descanse se emocionó mucho leyéndolo...?». Ese tipo de artículos que, digamos, desafían al tiempo. Igual que esa vieja dama que va retratada en la portada y que también es un desafío al tiempo. Igual que he hecho esta selección sobre Sevilla me podría salir otra sobre Andalucía, o sobre Cádiz, o sobre los toros. Pero me he limitado a Sevilla por encima del tiempo, de la política; en este libro no se habla de política.
-Ahora que menciona la política, ¿la relación con el poder es siempre complicada?
-Yo no tengo relación alguna con el poder; el que esté en esos pesebres que hable de ellos.


   -¿Y comparte que el periodismo sea duro con el poderoso y blando con el débil?
   -Yo no sé hacer otra cosa que ser duro con el poderoso, lo hice durante el tiempo que había en España un poderoso que se llamaba Franco, lo cual me valió ir a los calabozos de la Gavidia, que me retiraran el pasaporte o ir al Tribunal de Orden Público. Yo sigo estando donde estaba, antes frente a la dictadura de Franco, y ahora frente a la dictadura de lo políticamente correcto.
   -Le he encontrado un parecido con Azorín. Una vez Ortega Munilla, que le encargó un reportaje sobre la ruta de Don Quijote, le dio un revólver para que se protegiera por los caminos.
   -Me he visto en esa situación... Había por aquí por la calle gente muy rara, que luego resultaron ser el Comando Andalucía, y además habían puesto mi nombre como objetivo en el boletín interno de la ETA, donde me llamaban «el sicario fundamental en Andalucía», y se lo dije al delegado del Gobierno, quien me contestó que no me podía dar protección policial, pero que me podía dar una pistola. Y yo contesté diciéndole «que yo no soy Gary Cooper, joé». Luego esta gente que me rondaba asesinó al Doctor Cariñanos, cuando no me encontraron. Aparte de esto, Azorín se me tiene que haber pegado al lomo, como el buen jamón, porque en mi época en los jesuitas nos hacían leer mucho a Azorín. «Los pueblos» me lo sé casi de memoria porque era lectura obligada. Y debe haber algo más; la sección «Sevilla al día» la retitularon los lectores, por la tipografía en que aparecía, como «El recuadro», y a lo mejor ahí les funcionaba la memoria de lectores de ABC porque fue una sección que tuvo con ese título en el periódico un veterano corresponsal y escritor que fue don José Martínez Ruiz.
-¿La ironía es el camino para no convertirse en un moralista?
-Yo le doy la vuelta al título de Vicente Aleixandre, «La destrucción o el amor», y digo «La destrucción o el humor».
-¿Para escribir un artículo diario hay que adscribirse al costumbrismo?
-No, para escribir un artículo diario hay que ser como el «Britapén», de amplio espectro.
    -¿Las viejas damas, literariamente, tienen más enjundia que las chicas jóvenes?
   -Huelen mejor.
   -¿De Sevilla puede decirse que la que tuvo retuvo?
   -Sí, pocas ciudades del mundo han resistido dos exposiciones universales en el mismo siglo, un terremoto de Lisboa, todas las riadas del Guadalquivir, todas las especulaciones inmobiliarias, los ayuntamientos franquistas y ahora los progresistas, empecinados en acabar con la esencia misma de la ciudad. Sevilla ha sido tan hermosa que es como esas viejas damas, que las ves y dices, a pesar de lo estropeadas que están, «lo guapa que ha tenido que ser de joven esta mujer». De Sevilla, a pesar de los carriles-bici, de las peatonalizaciones, de las avenidas ceremoniales, de los postes de los cables del tranvía y de todas las tonterías y mamarrachos que están poniendo, hay que decir, ¡lo hermosa que ha tenido que ser Sevilla, que aguantó a los alcaldes del franquismo y está aguantando a los de la democracia!
-¿Sevilla, como tema, es un arma de doble filo?
-No, es, ahora que has dicho arma de doble filo, como el espadín del capitán de la centuria romana de la Macarena. Es un objeto en sí precioso, y dices eso, «espadín del capitán de la centuria romana de la Macarena», y estás construyendo ya casi un artículo, porque estás viendo los brillos de ese espadín en la madrugá... Sevilla es muy socorrida, y acude en socorro del que tiene que hacer un artículo todos los días. Es como la comparación del amigo y la sangre. El verdadero amigo es como la sangre en la herida, que, sin que se le llame, acude.
-¿La ciudad es tan difícil como dicen?
-Ese mote se lo he puesto yo, que estos años me he dedicado a añadirle títulos, aparte de muy noble, muy leal... Le he añadido Muy Difícil, Muy Puñetera, Muy Cobarde, Muy Ojanetosa. La ojana del flamenco, que la aplico a la ciudad: ojana de la calle Aduana u ojaneta de la Barqueta, u ojaneta del incienso de la naveta, porque las cofradías son un vivero de ojana importante... Y a la ciudad, que es un poquito masoquista, le gusta que se le pongan títulos de ese tenor, y han hecho fortuna muchos de ellos.
-¿Existe una gracia sevillana?
-Existe una guasa. Eso lo aprendí de Silvio el roquero, hijo por cierto del confeccionador de ABC a quien yo sustituí en la platina del periódico, de don Antonio Santos Cutiño. Un día iba paseando con Isabel por Los Remedios y pasamos por un bar en el que él paraba y salió y nos dijo que estaba en una discusión de barra con unos amigos, que decían que en Sevilla hay gracia y él decía que no, que en Sevilla lo que hay es guasa, que donde hay gracia es en Cádiz. José María Izquierdo, cuando dijo «Ciudad de la gracia» estaba más equivocado que las palomas de la Plaza de América, no que la paloma de Alberti. Sevilla es la Ciudad de la Guasa.
-Eso tiene que ver con lo de Machado, de Sevilla sin sevillanos...
-Más bien con lo de Unamuno: los sevillanos, finos y fríos.


   -Como autor de «Andalucía ¿tercer mundo?», ¿qué le parece la segunda modernización?

   -Cuando yo escribí aquel libro, la segunda modernización se llamaba Plan de Desarrollo. Es el plan de desarrollo del franquismo con el disfraz de la autonomía a un precio mucho más caro, porque la duplicación de administraciones que ha supuesto la autonomía hace que te acuerdes del 28-F y de que quizás Lauren Postigo llevara razón en lo de «Andaluz, este no es tu referéndum». Como El Cid, Lauren ha ganado la batalla después de muerto, y los andaluces se han convencido ahora de lo de «Andaluz, éste no es tu referéndum». A quien han hecho caso los andaluces ahora es a Lauren Postigo. Cuando Lauren dijo eso hubo un 64 por ciento de participación, y ahora que Chaves dice «Andaluz, éste sí es tu referéndum» a la gente le funciona la memoria histórica, se acuerda de Lauren y le da la razón con una abstención del 64 por ciento.
   -¿Mientras más conoce al hombre más quiere a su gato?
   -Mis gatos Remo y Rómulo es que son tan hermosos que tienen un querer. El gato es el animal más literario de la creación. Es un soporte de ternura. Y en este tiempo tan hosco y tan agresivo, encontrar estos peludos oasis de ternura...