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miércoles, 11 de junio de 2014

"Un paso al frente", novela del teniente Luis González Segura.

 


(El teniente Luis Gonzalo Segura, con un ejemplar de su novela, ayer en la Feria del Libro de Madrid. / carlos rosillo)

¿Puede castigarse al teniente Luis Gonzalo Segura de Oro-Pulido por las opiniones del teniente Guillermo Fernández? El primero es un teniente de complemento, madrileño de 37 años, destinado en el centro de transmisiones del Ejército de Tierra en Pozuelo de Alarcón. El segundo es el protagonista de la novela Un paso al frente; es decir, un personaje de ficción.
El teniente Segura es también el autor de dicho libro, que pinta un cuadro sombrío de la vida militar, salpicado de corruptelas, privilegios y abusos de poder (desde el reparto arbitrario de condecoraciones al recorte de la comida de la tropa para poner una sauna a los mandos o el fraude del combustible), del que ha vendido más de 10.000 ejemplares y que prepara ya su cuarta edición; seguramente más por el tema que aborda que por sus cualidades literarias.
El Ejército de Tierra le ha abierto un expediente gubernativo, que puede concluir con su expulsión de las Fuerzas Armadas, por una carta al ministro de Defensa incluida como epílogo de la novela. El instructor del expediente considera que esa carta vulnera el código disciplinario castrense, que tipifica como causa de sanción extraordinaria “realizar actos gravemente contrarios a la disciplina, servicio o dignidad militar, que no constituyan delito”.
Ciertamente, la misiva no es muy respetuosa con su destinatario, del que teme que le preocupe más “cobrar el salario a fin de mes, completarlo con algún sobre que otro con el que defrauda a su propio compañero (el ministro de Hacienda), cobrar dietas por hacer su trabajo, colocar a sus familiares y amigos en algún puesto de la Administración, algún que otro chanchullo con una empresa amiga y quizá alguna comisión” que arreglar los problemas de las Fuerzas Armadas. Asegura no comprender que “los políticos como usted [...] prefieran la negligencia y la corrupción, que les confinan a las cloacas más oscuras de la historia”, en vez de empeñarse en “la erradicación de la extrema corrupción y del bochornoso despilfarro que existe en el Ejército, o al menos su mengua”.