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Alialialialiii andaaaa, Paquera
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Era
la entrada de su voz inconfundible, sobrada de compás. La
personal falseta cantada, preludio sinfónico de la
representación dramática del cante por fiesta. Saltaba al aire
el "alialialialiii andaaaa" de La Paquera y después venía todo
el universo de los poemas jerezanos de Manuel Ríos Ruiz, ese
Cádiz interior que no se va con Lola a Los Puertos, sino que se
queda en Jerez con El Niño Gloria. Era la señora de la bulería.
Una vez que le hayamos mirado el carné de identidad histórica a
la bulería, podemos decir sin temor a error y sin la menor duda
que era la señora de los cantes de Jerez. Y con toda la gracia
de Jerez. Ahora han recordado lo que le dijo a Rocío Jurado,
cuando Rocío Jurado pide que salga el guitarrista, se sienta en
su silla de enea, se hace el compás y empieza a cantar por
fandangos o por alegrías. Le dijo La Paquera a Rocío Jurado una
noche: «Rocío, chiquilla, si tú eres única en lo tuyo, un
milagro. Tú canta lo de la ola y tus cosas, pero no flamenco, no
quieras poder con todo, que somos muchos».
Aunque eran muchos, pocos había como Francisca
Méndez Garrido, que tal era el nombre de esta niña de un
pescadero de Jerez que se las buscó por cante. Y las encontró.
Las verdades de la tierra. Ni se casó ni tuvo hijos. Su hijo fue
el cante: «Claro que he echado de menos tener hijos, pero mi
historia es la que es: mi padre era pescadero y pasamos muchas
fatigas. Éramos muchos hermanos y andábamos muy justitos. Empecé
a cantar y eso he hecho toda mi vida, sería mi destino. A veces
me acuerdo de que podía haber tenido mi familia, pero enseguida
me lo quito de la cabeza. Soy artista y me debo a un público. Yo
empecé a cantar por todas las fiestas de los señoritos para
buscarle el pan a mis hermanos, pero a mí al principio no me
gustaba el artisteo, lo hacía por necesidad. Ahora, también
pienso que si me hubiese casado a lo mejor esto y lo otro, yo
qué sé. Qué no, que la vida mía era la que he llevado».
Como Juanito Valderrama, La Paquera se va con
los habituales homenajes: después de muerta. Y mira que lo había
adivinado: «Si me quieren dar un homenaje, mejor ahora, que aún
no me he muerto; a mí, muerta, que me dejen en paz». Como a
Juanito Valderrama, no la han dejado. El señor de los cantes
libres y la señora de los cantes de Jerez han tenido que morirse
para que les reconozcan los méritos que en vida le escatimaron.
Ahora, ahora han hecho a La Paquera, ahora, hija predilecta de
ese Jerez que nunca se le cayó de la boca.
Alialialialiii andaaaa, Paquera...
Antonio Burgos |
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