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sábado, 30 de julio de 2011
Poemas de Olga Liliana
(Olga camina descalza por la pizarra del regreso)
No te puedo borrar de mi memoria.
Aquella mirada desposeída mutiló todas mis vergüenzas y viró el timón de mi vida lanzándome a la tempestad.
Me siento desvalida, náufraga, incomunicada, en busca de la isla de tu abrazo, de la barca de tu boca, con una multitud de tiburones en mi sangre, dispuestos a avorazarte lentamente, con la minusvalía de la luz del poniente que palpita de sed.
Vuelan los pájaros de mi deseo hasta la esquina de tu cuerpo, manzana pródiga y prohibida, cita frugal con el silencio que escribe en los barrotes afiebrados de esta luna del nunca para leer mentiras que encienden los cometas mientras viajan en la bicicleta de la noche.
Yo camino descalza por la pizarra del regreso, una estela de tiza me aconseja seguir. Y fibrones de luz recitan el poema insepulto de tus manos.
Bebo el miedo de que jamás hable el teléfono, de que la computadora no me haga el amor, de que ya no sea posible planificar un cielo.
El cuaderno de mis pensamientos es apenas una tormenta de verano. Desordenado, impetuoso. No atiende mis súplicas ni comunica mi desierto.
De una sola cosa estoy segura: no te amo.
PARQUE/VIDA
La vida hierve en la savia del alma
que se agiganta como una mano extendida.
sube del vientre terroso-huella preñada-
y se hace canto en las ramas y pájaro en la distancia.
Lleva en su boca la urgencia de este verdor presuroso
para que arda, fuego adentro, la multípara semilla.
Cuenco de abrazos, entrega de la pena generosa
que antes de caer al barranco en latidos se deshoja.
Y multiplica en la aurora sangre, célula, alarido
para que el mal de la noche sucumba con el olvido.
Árbol-de-vida árbolcanto árboles como banderas
corazón enarbolado en la cresta del follaje.
La primavera es un hábito para encarcelar la muerte
y desnudar su artilugio sin mentira ni coartada.
La vida vidarbolada baila su danza en el parque
y la hojarasca encendida es luciernága que late.
Por cada árbol una vida, por cada árbol la esperanza
árbol más árbol hermanos que el amor es flor sagrada.
CREPÚSCULO
¿Qué se muere de mí o qué renace?
¿Qué se va avioletando en la trastienda,
Qué “hilachas” de la luz me pertenecen
O acaso todo es sombra de la sombra?
¿Qué desenfado alerta se empobrece
Ante la claridad oscurecida?
Novia de lluvia, vaga cercanía
Con el galope indómito del río.
Algo de mí, algo de vos se aquieta
Se aplaca en la garganta de la tierra
Y es paz genuina la voz del horizonte
Que con su lejanía nos atrapa.
Recuerdo atardeceres infantiles
Atravesando el llano con mi padre;
Su silencio azulado me colmaba
Y aún, sé que habita en todos los crepúsculos.
Porque morir es parte de la vida
Porque la oscuridad anuncia el día
Porque en mi soledad cantan alondras
Atardezco de amor en sol menguante.
Como el rescoldo que mantiene tibias
La esperanza vital y la nostalgia
Llueve la tarde sus copiosas gotas
Antes de la embriaguez de luna y plata.
Atardecer palabra nieve amores
Caricia que mitiga los incendios
Paisaje vivo, somnoliento encanto:
Ocaso acaso quizás y todavía.
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