“A veces los pájaros sólo son señuelos del desvelo,
Secretas llaves, avisperos, aire donde las imágenes
Se duplican y forman un álbum intransitable”.
André Cruchaga.
Nací cuando las palmeras
bailoteaban su pereza en el estío de junio
con el aullar de la brisa que corrompe a las gaviotas
en su día primigenio
Mis padres
-dos impostores de los arraigos del cielo-
en el crujir de mis ojos alborotan su vacío
con el caldo y la marea
con los peces y el señuelo
Marcada la línea espesa
mientras los pies se hunden
en titanes perecederos
Cuántas prendas han roído las uñas en el destierro
porque todo tiene un tiempo
un matiz
y una pared para colgarse del viento
Ahora veo las semblanzas
como postales que llegan enredadas
entre lágrima que ablanda
y puerto para el naviero
Ahora todo tiene un sitio
-lo más plausible-
para engañarse a si mismo
Ahora soplan los embates como caricia de pétalo
y la espina -por más dura- no tiene ardor ni ponzoña
sólo esquirla que se encaja a mi silencio
Marina Centeno
Yucatán México